martes, 25 de marzo de 2008

Sarkozy no descarta boicotear los Juegos Olímpicos de Pekín


El presidente francés, Nicolas Sarkozy, afirmó este martes que no descarta un boicoteo de su país a los Juegos Olímpicos de Pekín, mientras el Gobierno de China rechazó la presión internacional por la situación en Tíbet, que se acentúa a menos de cinco meses de la gran cita deportiva.
"Todas las opciones están abiertas, pero llamo a la responsabilidad de los dirigentes chinos", declaró Sarkozy durante una visita a Tarbes (sur de Francia), cuando le preguntaron por un eventual boicoteo a causa de la represión de las autoridades chinas en Tíbet. No precisó si se refería a un boicoteo de la ceremonia de apertura o de la totalidad de los Juegos.
"Quiero que comience el diálogo y mediré mi respuesta en función de la que den las autoridades chinas. Pienso que así se debe reaccionar si se busca lograr resultados", añadió el mandatario, que el lunes envió a su homólogo chino, Hu Jintao, un mensaje en que llama a "la moderación y al fin de la violencia mediante el diálogo en Tíbet".
Mientras, en Pekín, el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Qin Gang, dijo que "cualquier acto que perturbe el relevo de la antorcha es vergonzoso e impopular". Tres miembros de la asociación Reporteros Sin Fronteras (RSF) se acercaron al representante chino durante su discurso en la ceremonia de encendido de la llama olímpica, el lunes en Olimpia (Grecia), desplegando una banderola y gritando "libertad, libertad".
China advirtió de que las autoridades de cada país debían hacer todo lo posible para que ese tipo de incidentes no se reproduzca. "Las autoridades competentes de los países por donde pasará la antorcha tienen la obligación de asegurar un recorrido sin problemas", dijo el portavoz de Exteriores chino.
La llama, que cruzará Tíbet en junio, prosiguió este martes su recorrido en Grecia bajo alta vigilancia policial. Partió de Messolonghi hacia Ioannina, unos 250 km al norte. El 30 de marzo será llevada a Pekín, para emprender desde allí un periplo de 137.000 kilómetros por los cinco continentes y regresar a la capital china para la inauguración de los Juegos, el 8 de agosto.
Por otro lado, el Gobierno chino anunció que seleccionó a un grupo de diez periodistas para ir esta semana a Lhasa, la capital de Tíbet, a fin de "conocer la verdad" sobre los disturbios en esa región.
Según la versión oficial, los incidentes que estallaron hace quince días dejaron 19 muertos, todos ellos "inocentes", es decir, de etnia china, que habrían sido asesinados por los separatistas tibetanos fieles al Dalai Lama, el líder del budismo tibetano, que vive exiliado en Dharamsala (norte de India). Las autoridades chinas enviaron refuerzos militares y policiales a esa región, que permanece desde entonces vedada a la prensa extranjera.
El ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner, criticó este martes la represión en Tíbet, que según las organizaciones tibetanas en el exilio dejó por lo menos 140 muertos. "Esa represión no es soportable", dijo Kouchner, aunque descartó la idea de un boicoteo porque nadie, "empezando por el Dalai Lama", lo está pidiendo. Francia había permanecido hasta ahora bastante reservada sobre los disturbios en Tíbet.
Esa actitud contrastó con la del primer ministro británico, Gordon Brown, que la semana pasada se dijo dispuesto a recibir al Dalai Lama y con la decisión alemana de congelar sus discusiones con China sobre desarrollo económico. La secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, llamó el lunes a China a dialogar con el Dalai Lama como parte de una "política más sostenible" de Pekín en el Tíbet.
Pero China volvió a ignorar esos llamamientos y reiteró este martes que los países que abogan por un diálogo con el Dalai Lama no representan al conjunto de la comunidad internacional. "No creo que esos países representen al conjunto de la comunidad internacional. Desde los incidentes, unos 110 países expresaron su apoyo a la posición de China", dijo Qin Gang.