Los atletas son tipos especiales. No tienen nada que ver, en cuanto a carácter, a los jugadores de deportes de equipo, ni tan siquiera se parecen a nadadores o boxeadores, pongo por ejemplo. Son individualistas por naturaleza, disponen de una fuerza de voluntad fuera de lo común y se comen el tarro como ellos solos. En sus largos y sórdidos entrenamientos, en invierno y en verano, están ellos, en su mundo, y con su pensamiento puesto en mejorar sus marcas, en soñar en disputar los Campeonatos más importantes y en auscultarse continuamente de cualquier dolencia, aunque sean unas décimas pasajeras de temperatura. Y es así, porque están solos. La soledad del corredor de fondo, en realidad, no es muy distinta de la soledad del velocista o del saltador. Saben que, un mal año, unas décimas de fiebre, y se va al garete el Plan ADO y su sistema de vida, cogido por los alfileres de sus dos piernas, de sus dos pulmones y, sobre todo, de su corazón y cabeza. Reyes Estévez y Álvaro Fernández se están entrenando estos días en Vélez, quizás porque saben que este aire de la Axarquía, les aporta esos gramos de tranquilidad necesarios para sus vidas y para sus mentes, más cansadas en ocasiones que sus delgadas piernas. Reyes y Álvaro, Fuerza y Honor.
JOSÉ MANUEL MORENO. OCHO CALLES.
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