viernes, 22 de agosto de 2008

Del atasco a la gloria olímpica


La espera hasta el último cuarto, tras la incertidumbre y las sospechas de fracaso, mereció la pena. España jugará la final olímpica tras vencer a Lituania (91-86) en semifinales y se aseguró medalla olímpica al menos de plata. El combinado de Aíto se enfrentará al vencedor del duelo entre Estados Unidos y Argentina (domingo: 8.30 horas).

Era la plaza que le correspondía a los campeones del mundo a pesar de que la Lituania de Jasikevicius, un equipo que pegó fuerte atrás para contener a Pau Gasol, la torturó desde el exterior y, en algunos momentos del tercer cuarto, a todo campo. La dureza defensiva de los lituanos dejó la secuela de las eliminaciones en los primeros segundos del tramo definitivo y entonces España vio crecer el fruto de su penoso trabajo: la victoria. Los 'chicos de oro' igualan el registro de la selección que fue plata en Los Angeles 84.

Sin brillantez, con juego atropellado e indeciso por la falta del guía Calderón (que de duda pasó a certeza, no jugó ni un segundo), el partido se rompió favorablemente para España. Aún hubo un amago de amenaza lituana en el último minuto, más por fallos propios que por las virtudes ajenas en ese momento. En el resto, los llituanos ofrecieron un repertorio poderoso y difícil de superar. La selección de Aito estuvo obstruida en ataque y sólo a arreones de casta (Reyes, Rudy, Ricky) consiguió disolver el atasco. El partido terminó con Pau Gasol, Simas Jasaitis y Sarunas Jasikevicius como máximos anotadores, con 19 puntos cada uno. Rudy apuntó 18, algunos vitales para mantener al equipo dentro.

Sufrir y ganar. Nadie quiere lo primero y todos se apuntan a lo segundo. La agresividad de Lituania en su zona abrió el partido y fue aumentando a lo largo de un primer tiempo muy igualado en el que los españoles mantuvieron un ligero dominio inicial (21-19, primer cuarto) y llegaron al descanso en desventaja (40-42), cuando las muñecas de Jasikevicius y de un fenomenal Jasaitis, máximo anotador a mitad de encuentro (11, tres triples y dos tiros libres) empezaron a encontrar aro. Cada vez con más facilidad. La única ventaja que consiguió en este periodo el equipo español fue el apartado de faltas, con Robertas Javtokas -otro que realizó un sensacional partido- y el comandante Ksistof Lavrinovic (4 triples de seis intentos en toda la semifinal) en la cuota tres, una carga pesada a la altura del descanso.

Por ahí se debía decidir el partido, por las eliminaciones, ya que España no encontraba la forma de romper el bloque lituano en ataque, ni pararlo con su defensa en zona, aunque con tres hombres por delante encontró momentos de lucidez defensiva. Si atacaba con transiciones lentas, con tiros forzados (la estadística de tiros de campo en ese momento llegaba sólo al 40%), perdía la línea de pase. Y correr no era el plan tampoco, aunque en algún momento fue la única solución, con Riki y Carlos Jiménez, fundamentalmente. España no resolvió sus problemas y en el último segundo del tercer cuarto, Lavrinovic se cobró un triple con falta personal: cuatro puntos y todo el esfuerzo español en el limbo del resultado (62-66).

Al final, Lituania se rompió. Las pérdidas de Petravicius y sobre todo de Lavrinovic dieron un respiro al interés de España por volver a hacer historia en una final olímpica. Rudy, con una carrera y un mate, más un triple inmediatamente después contribuyó a abrir ya una ventaja para respirar (78-74), consolidada a falta de 18 segundos (87-81). La amenazó de nuevo Jasikevicius con un triple demasiado fácil (89-86) con seis segundos de tiempo, pero Carlos Jiménez no falló los tiros desde la línea de personal y permitió el abrazo feliz de la generacion de los éxitos.

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