domingo, 24 de agosto de 2008

La oscura historia tras las medallas de oro de China


Desde que en 1984 la República Popular China participara por primera vez en los Juegos Olímpicos en Los Ángeles, el régimen comunista ha mostrado gran interés en ostentar medallas, y no ha escatimado esfuerzos para hacer que los atletas chinos las obtuvieran. Ya en Atenas 2004, la R.P. China desplazó a Rusia del segundo puesto del medallero y quedó apenas a cuatro de Estados Unidos.

Frente al progresivo incremento de oros obtenidos, muchos predijeron que esta vez, en condición de local, la R.P. China desbancaría a Estados Unidos y se convertiría en la nación más ganadora. El propio Jim Scherr, director ejecutivo del Comité Olímpico de Estados Unidos, comentó que el equipo estadounidense tendría que “prepararse psicológicamente ante la posibilidad de perder su liderazgo”.

Y así fue, las 51 medallas de oro ganadas por los atletas chinos llevaron a la República Popular a la cima del medallero en Beijing 2008.

Sin embargo, no es que la población china se haya volcado masivamente al deporte en los últimos 28 años y que por eso surgiera naturalmente un mayor número de atletas con grandes aptitudes. De hecho, el segmento de la población china que tiene interés en el deporte y acceso al entrenamiento es aún menor que en Estados Unidos y otras naciones desarrolladas. Entonces, ¿cuál es el secreto detrás de semejante avance de los atletas chinos?

La respuesta la dio el Subsecretario de la Administración General del Deporte en China: “No podríamos haber alcanzado un éxito tan glorioso sin el Sistema Deportivo Nacional”, un método de selección y formación de atletas élite cargado de totalitarismo, que refleja la ambición de la dictadura comunista.

El oscuro Sistema Deportivo Nacional

El Sistema Deportivo Nacional es una continuación perfeccionada de un sistema establecido por la ex Unión Soviética y luego imitado por otras dictaduras como las de Alemania Oriental y Rumania. Pero desde la reforma de Europa Oriental, sólo el régimen de la R.P. China continúa utilizándolo. El sistema se ha mostrado efectivo en cuanto a la rápida elevación del nivel de competición olímpica de los deportistas seleccionados, pero tiene muchas lagunas que lo hacen inaplicable en las democracias maduras y más bien exclusivo de dictaduras o regímenes autoritarios y represivos.

El régimen chino admite abiertamente que el objetivo de este sistema es simplemente ganar medallas olímpicas; en consecuencia, el Sistema Deportivo Nacional no toma en cuenta el espíritu de la competición. En otros países, por ejemplo, los comités olímpicos son organizaciones independientes; mientras que en China, el Comité Olímpico y la Administración General de Deportes son, en realidad, una misma organización llamada de dos maneras distintas según la circunstancia.

Al contrario del espíritu del deporte, este sistema ha sido denunciado por los propios chinos por fomentar la corrupción, someter la voluntad, la salud y la vida personal de los atletas, atentar contra la inclusión de la población general en el deporte, y aplicar fondos aplicados exorbitantes en relación con la pobreza masiva y extrema en la que vive la mayor parte del país. A continuación, se detallan algunos ejemplos de dichos inconvenientes.

Exclusión y malgasto de recursos nacionales

Según informes del régimen, el Sistema Deportivo Nacional de China emplea una enorme cantidad de recursos humanos y económicos del país para entrenar a un pequeño número de atletas selectos; esta política se contradice con la situación social del país, donde mayoría de la población aún vive en condiciones de pobreza, y una gran porción, extrema. Semejante desproporción -que no se ve en ningún otro país- sólo puede ser aplicada en China por el autoritarismo del régimen gobernante, el cual no fija límite de gasto para satisfacer su codicia por la gloria Olímpica.

Aunque la Administración General de Deporte china es un programa que se supone debe ser utilizado para el disfrute deportivo de toda la población, la ambición olímpica del régimen deja prácticamente nada para las actividades e intereses deportivos del resto de la población.

Según cifras parciales publicadas en el artículo “Escuela Deportiva de China: locos por el oro” de Time Magazine, antes de 2001, el presupuesto para la Administración General de Deportes era de 428 millones de yuanes al año (unos 54 millones de U$S); de cara a las Olimpiadas de Beijing, esta cantidad se ha incrementado hasta los 714 millones de yuanes (90 millones de U$S) al año. Según el Director del Instituto de Investigación Deportiva, una medalla de oro ganada por China en competiciones internacionales cuesta unos 7 millones de U$S. El coste total de las Olimpiadas de Beijing es de al menos 40.000 millones de U$S.

Las críticas señalan que la financiación otorgada a la Administración General de Deporte provino de los contribuyentes, y, no obstante, fue utilizada exclusivamente para los atletas Olímpicos. Esto resultó, por ejemplo, en un grave descenso del número de instalaciones deportivas públicas en toda la nación. Entre la impotencia y la frustración, muchos chinos dicen que se está malgastando el dinero del contribuyente.


Quiebre de voluntad, salud y futuro de los atletas

El Sistema Deportivo Nacional selecciona a jóvenes con talento atlético por todo el país. Estos individuos reciben un entrenamiento exclusivo, con el fin de que produzcan la mayor cantidad medallas posibles. Aunque el sistema consigue un alto índice de éxitos, la consecuencia es un número atroz de vidas malgastadas.

Para seleccionar a un potencial medallista de oro en China, las autoridades escudriñan a miles de aspirantes. A través de estrictos exámenes, los candidatos son seleccionados entre muchos jóvenes con talento, de escuelas primarias o secundarias, que son enviados a instalaciones de entrenamiento físico para un entrenamiento exclusivo e intensivo. Hay más de 3.000 escuelas de entrenamiento físico para jóvenes en toda la nación, con casi 400.000 jóvenes, desde edades de 7 u 8 años. Después, las autoridades eligen a los que sobresalen entre éstos, para recibir un entrenamiento aún más exclusivo. Estos jóvenes seleccionados son preparados para competiciones nacionales e internacionales.

El reportero de Time Magazine visitó tres escuelas de entrenamiento físico en la provincia de Shandong: la Escuela de Entrenamiento Físico de Qingdao (una de las escuelas clave que proporciona gran cantidad de atletas para las Olimpiadas), la Escuela de Entrenamiento Físico de Weifang y la Escuela de Entrenamiento de Tenis de Mesa de Luneng.

El artículo menciona a una niña de 14 años llamada Chen Yun, de la zona rural, quien fue considerada potencialmente talentosa; la pequeña fue seleccionada para practicar levantamiento de peso después de que fueran medidos sus hombros, piernas y cintura. Otro joven fue seleccionado para tiro con arco por su habilidad para enfocar, la amplitud de sus hombros y su excelente visión. Ambos adolescentes al principio no sabían nada de los deportes a los que habían sido asignados, simplemente cumplían con los requisitos de los entrenadores. Por ejemplo, los individuos con reflejos rápidos y sobresaliente coordinación mano-ojo son seleccionados para tenis de mesa. Según el artículo, los eslogans y carteles en estas escuelas animaban enérgicamente a los estudiantes a “Vencer por la Patria”.

Las tres instalaciones eran internados. A los estudiantes de la Escuela de Entrenamiento de Tenis de Mesa de Luneng no les permitían más de dos semanas al año para estar con sus padres. Son entrenados de cinco a seis horas diarias como mínimo, extendiéndose a veces la instrucción hasta la noche. Aunque las autoridades de la escuela insisten en que ésta se centra principalmente en lo académico, sorprendentemente el reportero no pudo encontrar ni un solo libro de texto en el campus. Un chico que practicaba para convertirse en una estrella del atletismo le dijo al reportero que además de correr, su vida consiste nada más que en dormir.

Tristemente, la mayor parte de estos jóvenes atletas no verán nunca una competición hasta el día en que ganen para su país. Incluso individuos que han ganado medallas en el pasado pueden acabar con un futuro miserable. Según el Periódico de Deportes de China, el 80% de los atletas de la nación no tiene educación y no tiene forma de mantenerse una vez que sus días de entrenamiento terminan. Debido al excesivo entrenamiento en su juventud, algunos atletas desarrollan enfermedades duraderas o pueden incluso quedar discapacitados, como la ex campeona de levantamiento de peso Zou Chunlan.


La tragedia de Zou Chunlan

La ex campeona de levantamiento de peso Zou Chunlan, de la provincia de Jilin, ganó siete medallas de oro e incluso marcó un récord mundial. Sin embargo, sólo había recibido tres años de educación elemental. Después retirarse del deporte en 1993, Zou apenas ha podido subsistir trabajando en un sauna. Lo peor es que sufre de heridas por todo su cuerpo, y sus músculos no tienen elasticidad, así que ya no puede levantar peso. Justo después de unirse al Equipo de Deporte de Jilin a los 16 años, le dijeron que utilizara hormonas masculinas para mejorar su rendimiento. Le dieron pastillas casi cada día durante 6 años; así, su cuerpo desarrolló características masculinas y quedó estéril. Según ella, muchos atletas retirados comparten experiencias similares. Se dice que en China se retiran 3.000 atletas al año.

Doping obligado en el entrenamiento femenino

El enorme grupo de interés que se genera en torno al Sistema Deportivo Nacional –donde se conjugan los intereses de atletas estrellas, entrenadores y funcionarios de la Administración General de Deportes– en el marco de la corrupción y autocracia estatal, produce efectos altamente negativos para el espíritu de la competición. Ya que las medallas de oro abonan a la propaganda del régimen, este retribuye permitiendo la fama y riqueza a atletas y entrenadores, y los funcionarios relevantes reciben ascensos significativos. El sistema, que empuja a todos a ansiar medallas a cualquier precio, promueve y encubre métodos dañinos y es fuente de la corrupción extendida. Durante los 10º Juegos Nacionales en 2005, los engaños y escándalos fueron tantos, que la comunidad deportiva china debió deshacerse de sus peores delincuentes luego de que quedaran expuestos. Muchos creen que es el sistema en sí mismo el que crea estos problemas.

Mientras tanto, los escándalos de dopaje dentro de la comunidad deportiva china nunca han sido revelados por los medios nacionales. Las pruebas sugieren que el rápido crecimiento deportivo de China en las décadas de los 80 y 90 podría estar relacionado con drogas que mejoran el rendimiento, especialmente en el caso de las atletas femeninas.

Cuando el equipo femenino de natación chino alcanzó altos honores entre los atletas internacionales en la década de los 90, todo el mundo quedó atónito. En los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992, la delegación de la R.P. China ganó cuatro medallas de oro y cinco de plata. En el Campeonato Mundial de Roma de 1994, siete nadadoras chinas ganaron 12 de las 16 medallas, y algunas establecieron récords mundiales. Muchos sospechaban del repentino éxito de la R.P. China. En los Juegos Asiáticos de Hiroshima 1994, se descubrió que once atletas chinas se habían dopado, incluidas las campeonas mundiales de natación Li Bin y Yang Aihua, quienes fueron despojadas de sus medallas.

Pero este no sería el último caso de dopaje entre las atletas chinas. Wu Yanyan, quien estableció el récord mundial de los 2.000 metros estilo individual, dio positivo en un test de dopaje y no se le permitió participar en los Juegos Olímpicos de Sydney. Después de 1994, el equipo femenino de natación chino solo ganó una de oro y una de plata en las Olimpiadas de Atlanta de 1996. En Sydney, el equipo no ganó ninguna medalla. Luo Zuejun, única china ganadora de una medalla de oro en las Olimpiadas de Atenas, reconoció que “la piscina del equipo chino no está limpia”.

El famoso equipo de atletismo de la Familia Ma (dirigido por Ma Junren, entrenador del equipo de atletismo de Liao Ning) fue capaz de sacar rápidamente una hornada de corredoras femeninas de media y larga distancia de categoría internacional, que consiguió numerosas medallas de oro. La más famosa de este grupo era Wang Junxia, quien ganó la medalla de oro de los 5.000 metros en las Olimpiadas de Atlanta. Algunos reportajes afirmaron que Ma Junren hacía que sus atletas tomaran complementos energéticos como parte del régimen de entrenamiento.

A pesar del éxito, varias corredoras de este equipo no fueron seleccionadas para la delegación Olímpica china 2000. Algunos artículos sugirieron que se debió al dopaje, pero esto nunca fue aclarado por el régimen chino. Con ganancias de millones de dólares, Ma Junren es aún el Director del Comité Deportivo de Liao Ning y fue el responsable del entrenamiento para las carreras de media y larga distancia hasta 2004.

El dopaje en el mundo occidental es normalmente una argucia de un individuo, pero en la R.P. China es una práctica institucional sistemática. Según Zou Chun Lan, los entrenadores del equipo de Levantamiento de Peso de Jilin hacían que las atletas femeninas tomaran drogas que producían efectos secundarios como el crecimiento excesivo del pelo corporal y facial y que la voz se hiciera más grave. Después de que aparecieran estos efectos secundarios, los entrenadores tuvieron que reconocer que habían dado hormonas masculinas a estas atletas; no obstante, insistieron en que no eran dañinas para sus cuerpos. A pesar de las declaraciones sobre la seguridad de las drogas, muchas atletas estaban preocupadas por los efectos secundarios a largo plazo, pero se sentían inasistidas para romper con esta parte del entrenamiento. Algunas tiraban sus drogas en secreto. Según Zhou, algunas compañeras dejaban de tomar la droga medio mes antes de la competición y cambiaban a otra inyección que escondía la hormona en los análisis, para así poder pasar las pruebas de dopaje.

Después de que se revelara el escándalo de dopaje de Zhou, funcionarios del Comité Deportivo de Jilin la amenazaron. Le dijeron que si decía la verdad, anularían todas sus medallas de oro.

Cuando el comunismo cayó en Alemania Oriental, muchos entrenadores que se quedaron sin trabajo de repente, fueron contratados rápidamente en China.

El rápido desarrollo mostrado por el equipo de natación femenino chino comenzó poco después de la importación de entrenadores físicos de Alemania Oriental en 1985. El equipo chino del año siguiente venció al campeón Asiático, Japón, en las competiciones internacionales.

Alemania Oriental se convirtió en el modelo para la R.P. China. Antes de su caída, Alemania Oriental era uno de los países con mayores logros en atletismo. Durante más de 20 años había ocupado el tercer puesto en el medallero Olímpico, debajo de Estados Unidos y la Unión Soviética. La clave del récord de victorias de Alemania Oriental estaba en sus equipos femeninos de natación y atletismo. Después de la caída del Muro de Berlín, el milagro de Alemania Oriental fue revelado: muchas de las medallas de oro habían sido ganadas gracias al dopaje. El gobierno de Alemania Oriental administraba sistemáticamente varias drogas a más de 10.000 atletas, mientras que investigaban formas efectivas de pasar las pruebas antidoping. Las drogas prohibidas ayudaban a los alemanes orientales a brillar en los Juegos Olímpicos, pero también provocaba atletas discapacitados, mujeres masculinizadas que quedaban estériles, y algunos casos de muerte.

Después de la unificación alemana, los atletas que habían sido víctimas de estos programas de dopaje demandaron al Ministro de Deportes de Alemania Oriental y al Consejero Médico, pidiendo una indemnización por el efecto de las drogas sus cuerpos. Pero los entrenadores y doctores, en lugar de recibir penas de cárcel o indemnizaciones, sencillamente exportaron su estrategia. En los últimos diez años, 27 atletas femeninas chinas han dado positivo en análisis de dopaje, un porcentaje que supera por lejos a todos los demás países juntos.

Todo por una medalla, el modelo de Alemania Oriental

Hasta la fecha, la Administración General de Deporte china aún tiene en plantilla a esos famosos entrenadores de Alemania Oriental. En febrero de 2006, Helga Pfeiffer, ex entrenadora de natación de Alemania Oriental –y una experta en el sistema de dopaje deportivo de Alemania Oriental– apareció en la ceremonia de inauguración de la Base de Entrenamiento Náutico Oriental de Shanghai. Pfeiffer, ex directora del “Equipo de Investigación 415” de Alemania Oriental, era conocida por algunos como la “Reina del dopaje deportivo”. En archivos clasificados de Alemania Oriental, se descubrió que ella era un miembro clave del Plan de Administración de Dopaje Central del país; y después de la unificación alemana, fue acusada de dopar a jóvenes nadadores. Actualmente, Pfeiffer se encuentra en China y se las ha arreglado para huir de estas acusaciones mientras, para muchos, sigue llevando a cabo las mismas tácticas.

Después de los Juegos Nacionales de China en 2005, muchos por todo el país comenzaron a criticar la política deportiva actual de la nación. Estas voces pretenden reformar el programa deportivo chino, abandonando el Sistema Deportivo Nacional “centrado en las medallas”, y adoptando, en su lugar, políticas que beneficien a la salud del pueblo. Sin embargo, cuando la R.P. China ganó la sede de las Olimpiadas de 2008, los funcionarios desarrollaron un fervor aún mayor hacia el objetivo de desbancar a Estados Unidos del primer puesto en el medallero. El apoyo al Sistema Deportivo Nacional se intensificó, dedicandose aún mayores cantidades de recursos nacionales hacia la consecución del oro Olímpico.

Según la revista estadounidense Time Magazine, la estrategia china para conseguir la medalla de oro es dedicar recursos arbitrariamente a proyectos donde es más factible y efectivo ganar, como el levantamiento de peso y la esgrima, que otorgan 10 medallas de oro, y remo, que otorga 16. Aunque dichos deportes no tienen prácticamente nada que ver con los intereses de los chinos, se les han dedicado una gran cantidad de recursos para asegurar el éxito en la competición. El régimen chino dedica comparativamente más recursos a los deportes femeninos, pues vio la posibilidad de obtener más medallas en este género a través de su controvertido Sistema Deportivo Nacional. En las Olimpiadas de Atenas, por ejemplo, del total de medallas de oro ganadas por atletas femeninas internacionalmente, la R.P. China se llevó el 60%.

Después de los Juegos Asiáticos de 2002, el régimen chino anunció el “Proyecto 119”, dirigido a ganar 119 (ahora 120) medallas de oro en atletismo, natación y deportes náuticos. Su esperanza es que a través de este proyecto, la R.P. China sea vista como un líder internacional en deportes, y no como un mero especulador que compite por medallas de oro en eventos deportivos de menor importancia.

Aún está por verse si este objetivo puede o no lograrse. Lo que está claro es que la estrategia del Sistema Deportivo Nacional chino se ha basado en el modelo de la antigua Alemania Oriental.

Principalmente enfocada en ganar medallas, la estrategia del Sistema Deportivo Nacional ha sido heredada de la Alemania Nazi, la ex Unión Soviética y Europa Oriental, y consiste en utilizar el deporte como una herramienta de propaganda para unir la voluntad del pueblo, desplegar el poder del régimen e intensificar su ideología y control. En los días de Mao, esta ideología era el comunismo; mientras que en la China actual se trata de una incitación del nacionalismo entrelazada artificialmente con el rigor del perverso Partido Comunista Chino. A pesar de las crecientes críticas, por todo el país, hacia este sistema, Cui Dalin, vice Director de la Administración General de Deporte, declaró: “Personalmente, espero que el Sistema Deportivo Nacional pueda seguir siendo utilizado después de las Olimpiadas de 2008”.

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