viernes, 10 de agosto de 2012

BOLT CORRE HACIA EL INFINITO


JOSÉ SÁMANO. El País.com

Excelso competidor, Usain Bolt no se demora en sus grandes citas. Quiere correr hasta el infinito, sin tiempo que perder. Para engordar su leyenda, en una calurosa noche londinense, se convirtió en el primer velocista de la historia que encadena dos oros consecutivos en los 100 y en los 200. Una supremacía aplastante, para lo que no encuentran remedio ni estadounidenses ni los propios jamaicanos, pese a la pujanza de Yohan Blake, segundo en los supersónicos 200 metros de anoche.
Esta vez, no se podrá discutir la falta de competencia para Bolt, que tiende a reducir a corderitos a sus adversarios. En Londres, los cuatro primeros bajaron de los 20 segundos. Soberbio, marciano. Bolt, que tiene turbos en los gemelos, apretado por Blake en la última recta, llegó con 19.32, el dedo en la boca y la sonrisa amueblada para el show habitual. Ni Carl Lewis logró algo similar (con doblete en el hectómetro de Los Ángeles 84 y Seúl 88 pero solo el 200 de LA). Del hijo del viento al dueño del viento, un rayo con piernas.

Poco antes de su gesta, el estadio selló para siempre uno de esos récords que superan lo imposible. En el 800, el keniano David Rudisha casi pulverizó la barrera de los cien segundos y rebajó su propio registró de 1m41,01s a 1m40,91s. Un sprint constante acelerado incluso en los últimos 200 metros. Un bolt de la distancia, otro atleta único.
Las emociones del atletismo, con Ruth Beitia clasificada para la final del sábado en salto de altura, sucedieron a la undécima medalla española. Femenina, por supuesto. La luchadora alavesa Maider Unda, Iron Maider, como se leía en el pabellón, logró la medalla de bronce, la primera en el palmarés de este deporte en España. Una disciplina con apenas 2.500 licencias que ha encontrado en esta quesera que convive entre ovejas y gallinas su paréntesis de gloria. Bien que se lo ha peleado Maider, que a sus 35 años aún resiste combates tremendos, en los que no hay tregua y las luchadoras acaban mucho más que magulladas. Así, con sangre y todo, se aferró Maider al podio que se le escapó por una cuarta en Pekín, donde fue quinta.

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