Con
luces y taquígrafos, o mejor dicho, en audiencia pública y retransmitido en
directo en streaming, el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) abrirá sus
puertas, por segunda vez en su historia, el próximo 15 de noviembre durante la
vista del caso del nadador chino Sun Yang, al que se acusa de romper
supuestamente a martillazos las muestras de un control antidopaje.
Veinte
años después, el Tribunal de Arbitraje Deportivo volverá a abrir sus puertas a
los medios, tal y como ya ocurrió en 1999 en el caso de la nadadora irlandesa
Michelle Smith De Bruin contra la FINA, para escuchar el recurso de apelación
presentado por la Agencia Mundial Antidopaje (WADA) contra el nadador chino Sun
Yang y la Federación Internacional de Natación (FINA).
La
expectación desatada por el caso Sun ha llevado a las partes implicadas a
solicitar al TAS el carácter público de la audiencia que se celebrará en el
Centro de Conferencias Fairmont Le Montreux Palace de la localidad suiza de
Montreux. Y es que lo cierto es que al caso no le falta de nada, empezando por
la drástica manera, a martillazo limpio, en la que supuestamente el entorno del
nadador chino habría destruido las muestras que se habrían tomado a Sun Yang en
un control antidopaje efectuado en septiembre de 2018.
Una
acción que el nadador y su entorno justificaron en sus dudas sobre las
credenciales de los encargados de realizar el control antidopaje, teoría a la
que posteriormente se unió la Federación China de Natación. “Los certificados
del oficial y de la enfermera violaban las reglas antidopaje de la FINA”,
señaló la Federación China, por lo que “el deportista consideró el control
ilegal e inválido”.
El
caso llegó hasta el Panel Antidopaje de la FINA que el pasado 3 de enero
determinó, tras una reunión de trece horas, que “la recolección de muestras era
inválida y nula”, por lo que Sun Yang “no cometió ninguna violación de las
normas antidopaje de la FINA”. Resolución, recurrida por la Agencia Mundial
Antidopaje ante el TAS y que permitió al nadador chino, ganador de múltiples medallas
en los Juegos Olímpicos y Campeonatos del Mundo, participar en los Mundiales
celebrados el pasado verano en la ciudad surcoreana de Gwangju, donde Sun se
colgó el oro en los 200 y 400 libre.
La
participación de Sun Yang, que ya fue castigado en 2014 con una suspensión de
tres meses tras dar positivo en un control por trimetazidina, una sustancia
estimulante, fue todo menos tranquila. De hecho, el nadador chino protagonizó
un sonado altercado en la ceremonia de medallas de la final de los 400 libre,
tras la decisión del australiano Mack Horton, segundo en la prueba, de no subir
al podio con Sun como protesta por su presunto uso de sustancias dopantes.
Horton no sólo no subió al podio, sino que tampoco quiso fotografiarse con Sun,
pese a los intentos de los oficiales de la FINA, ni en el podio, ni el habitual
posado posterior al pie de la piscina.
Incidentes
que se repitieron días más tarde en la ceremonia de entrega de medallas de los
200 libre en la que Sun Yang no invitó a compartir el podio, como es
tradicional, al británico Duncan Scott, medallista de bronce. El altercado
continuó cuando Sun, que increpó a una parte de la grada, arremetió verbalmente
contra Scott, que se mantuvo impertérrito en todo momento.
Antecedentes
que ha disparado la expectación sobre la audiencia del TAS que escuchará el
recurso presentado por la AMA contra el nadador chino y la FINA y que en el
caso de concluir en una nueva sanción contra Sun podría impedirle participar en
los Juegos Olímpicos de Tokio.
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