ANTONIA
LABORDE
El
País.com
Cuando
Mary Cain tenía 16 años la llamaban la niña fenómeno del medio fondo. Un cúmulo
de récords juveniles en las pistas la había convertido en la atleta más rápida
de Estados Unidos. Al año siguiente, el entrenador estrella de Nike, Alberto
Salazar, la llamó para que formara parte del Oregon Project, el gran programa
de la marca deportiva para la excelencia absoluta en el atletismo. Cain aceptó
la oferta considerándola un sueño hecho realidad. “Me metí porque quería ser la
mejor atleta del mundo, pero en vez de eso recibí abusos físicos y psicológicos
por un sistema diseñado a destruir el cuerpo de las niñas”, revela este jueves
en un vídeo publicado por The New York Times.
Cain,
ahora de 23 años, abandonó en 2015 el centro de entrenamiento de Nike. Se dijo
entonces que no había sido capaz de resistir el régimen de Salazar. El
entrenador era extremadamente respetado por haber impulsado a estrellas del
atletismo como Mo Farah -cuatro veces campeón olímpico y seis veces campeón del
mundo (en 5.000 y 10.000 metros)-. Cain desertó justo después de la peor
temporada de su carrera, por lo que no hubo segundas lecturas. Ahora ofrece su
versión de la historia, tres semanas después de que Nike comunicara que pondrá
fin a Oregon Project tras la suspensión de Salazar por infringir las reglas
antidopaje.
“El equipo masculino de entrenadores estaba
convencido de que para que me fuera mejor tenía que estar más delgada, y más
delgada, y más delgada”, cuenta Cain a la cámara. Aunque era el programa de más
alto estándar competitivo de EE UU, no contaba con apoyo psicológico para los
atletas ni el acompañamiento de nutricionistas en las dietas. Salazar estaba
empecinado en que Cain llegara a los 51 kilos. La pesaba al frente de sus
compañeros y si no había bajado de peso, la humillaba. Si perdía una carrera,
tenía que perder dos kilos para que no volviese a ocurrir, siempre según el
testimonio ofrecido al Times. La exigencia física condujo a una pérdida del
periodo menstrual por tres años. Sus huesos estaban tan débiles que se rompió
cinco durante ese lapso.
El
sistema de entrenamiento “diseñado por y para hombres” provocó en Cain un nivel
de angustia que la llevó a plantearse si quitarse la vida. “Me sentía sola,
asustada, atrapada. Empecé a tener pensamientos suicidas”, reconoce en el
vídeo. Llegó a cortarse varias veces. En mayo de 2015 perdió una carrera y
Salazar volvió a presionarla para que adelgazara. Ella le confesó que estaba
cortándose y él la mandó a la cama, cuenta ahora. “Ese fue el golpe en la
cabeza que me hizo entender el sistema enfermo en el que estaba metida”.
Después de ese día abandonó el programa en Oregón y regresó con su familia a
Nueva York.
“Quería sobrevivir, así que tomé esa triste
decisión”, sostiene la mujer que había protagonizado decenas de titulares como
la gran promesa del atletismo estadounidense. A los 16 años batió el récord
juvenil de 1.500 y 5.000 metros en Estados Unidos y el récord mundial juvenil
de 800m, por debajo de los dos minutos. También fue la campeona nacional indoor
de la milla.
Cain
afirma que tiene miedo de que Nike simplemente le ponga otro nombre al mismo
programa y lo dirijan los entrenadores que acompañaban a Salazar. “Se necesitan
más mujeres en el poder. Me pregunto qué hubiese sido de mí si hubiese habido
una psicóloga, una nutricionista o incluso una entrenadora en el programa”,
plantea en el Times. La excompetidora hace un llamamiento a la compañía deportiva
a cambiar un sistema que en vez de exponer a las niñas atletas, las proteja.
Por su parte, da por cerrado el capítulo y está lista para seguir corriendo el
año que viene.
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