martes, 27 de mayo de 2008

Black Power: el símbolo de resistencia que perdura


Hace 40 años, Tommie Smith se miró al espejo y se preguntó si sería capaz de realizar lo que tenía planeado con John Carlos. Acababa de ganar la medalla de oro de los 200 metros en los Juegos Olímpicos de 1968 en México, y aunque llevar a cabo el plan significaba el fin de su carrera deportiva, en el momento preciso que iba a recibir su medalla en el podio, Tommie Smith escribió una página en la historia.
Él y el medallista de bronce John Carlos se armaron de valor y alzaron su puño envuelto en un guante negro mientras sonaban los primeros acordes del himno nacional norteamericano.
El objetivo era protestar contra el racismo y la discriminación en Estados Unidos. “Incluso antes de hacer este gesto ya se nos señalaba por donde quiera que íbamos”, dijo el Sr. Smith a La Gran Época. “Se nos amenazaba, se burlaban y se reían de nosotros. Nos trataban como a ciudadanos de segunda clase”.
“Ni siquiera nos apetecía terminar la carrera -continuó Smith- para después recibir una palmadita en el hombro y regresar al país para ser atacados con una injusticia racial devastadora. Queríamos comenzar un diálogo con nuestro país. Hacía falta una igualdad social.

Precisamente porque éramos atletas, utilizamos nuestra posición para representar las necesidades de la comunidad negra.

Había cientos de jóvenes negros que no disponían de ninguna plataforma para manifestarse y nosotros debíamos ser esa plataforma para ellos”.
Su gesto político ha sido compartido por el medallista de plata australiano Peter Norman. Smith, Norman y Carlos marcaron un antes y un después, dentro del proyecto Olímpico, en lo relacionado a los derechos humanos y a la solidaridad. Más de 400 millones de personas en el mundo vieron su protesta en México y la imagen representa hoy un punto que señala el movimiento de los derechos humanos.
La fotografía a golpe de flash recorrió prácticamente todos los diarios del planeta pero en aquella época, la reacción era especialmente hostil. La muchedumbre abucheó a los tres atletas mientras abandonaban el lugar. La agencia Associated Press hizo una comparación con una clase de saludo “nazi”. El periodista deportivo Brent Musburger los calificó de “camisas marrones” [grupo nazi paramilitar] por la piel oscura.

“Sabíamos que nuestra acción no tendría vuelta de hoja”, explica Smith y agrega: “Sabíamos que lo que nos aguardaba era un camino de sufrimiento; fuimos despedidos del trabajo; era imposible alquilar un departamento, y los otros atletas nos evitaban, pero nuestro objetivo era enfrentamos al sistema porque estábamos completamente convencidos que había que marcar una diferencia”.
El Presidente del Comité Internacional Olímpico de la época, Avery Brundage, declaró que el sentimiento político de esta protesta contravenía al espíritu olímpico y pidió que los dos atletas fueran suspendidos del equipo americano y expulsados del mundo olímpico.

De vuelta a los Estados Unidos, la única cosa que Tommie Smith pudo hacer fue dedicarse a la educación y se convirtió en ayudante de profesor de educación física en el Colegio Oberlin.
John Carlos vivió también momentos difíciles después de la protesta. Posteriormente concedió una entrevista al periódico Los Angeles Times, y cuenta que como consecuencia de eso, su primera mujer falleció. Al final, se retiró porque no podía soportar las presiones de México.
Peter Norman también observó que los otros atletas lo evitaban debido a su gesto de solidaridad hacia Smith y Carlos.
Smith considera que sus acciones crearon un precedente, un ejemplo que los atletas pueden seguir, especialmente en lo que se refiere a los Juegos de Beijing en el mes de agosto. “Los Juegos Olímpicos ya no tienen consideración política”, señaló.
Para Smith es posible que en las Olimpiadas de Beijing, algunos equipos participen en alguna acción simbólica para denunciar el lamentable escenario de los derechos humanos del régimen.
Dado que actualmente más de un millón de chinos son encarcelados y torturados en campos de rehabilitación, “es imposible predecir si habrá protestas similares en Beijing -señaló Smith- pero me gustaría lanzar el siguiente mensaje a los atletas: antes de comprometerte, obsérvate en el espejo y pregúntate si te gusta lo que haces y si estás dispuesto a sufrir las consecuencias por tus ideales.

Hay que responder a esta pregunta si realmente quieres estar en la vanguardia del cambio mundial”.
Los que realmente dan este paso cambian la historia. Después de cuatro décadas, realmente el mundo es muy diferente y posiblemente tenga mucho que ver con el cambio, acciones llevadas a cabo por personas como Tommie Smith y John Carlos.
Pero ante los conflictos raciales que siguen causando tensiones en la sociedad norteamericana, ¿realmente las cosas han cambiado en términos de igualdad de los derechos? Smith tiene una respuesta: “Si dijera que nada ha cambiado, no sería respetuoso hacia los miles de jóvenes que han sido colgados mientras eran destrozados por perros, por participar en la lucha por la igualdad de los derechos humanos. Pero el cambio está en continuo movimiento y es necesario seguir trabajando. Mientras haya seres humanos que respiran, vale la pena luchar por el cambio”.

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