El velocista costarricense Nery Brenes cada vez se siente mejor y con más convicción de que llegará a ser campeón del mundo en su especialidad: los 400 metros lisos. Conforme tacha un día en su calendario, el hijo de Mandela Cárdenas mira como el momento de llegar al olimpo se torna más cerca y es que está a tres meses exactos de debutar en los Juegos Olímpicos de Pekín.
Algunos lo tildan como un “agrandado” por la forma en como se expresa, sobre todo cuando pronunció frases como: “no soy un tico normal”, “voy a ser campeón del mundo”, “yo no quería ser famoso, solo ser bueno”.
Lo cierto del caso es con los resultados que cosecha, Brenes calla las voces de la envidia que lo tratan de criticar, como la de un futbolista que se dejó decir que no sabía por qué se armaba tanta euforia con él, si solo había llegado a la final del Mundial de Atletismo en Valencia y que de los ocho que compitieron simplemente quedó como el cuarto mejor velocista del mundo.
Nery hace caso omiso a esas palabras. Su consigna es que no lo ofende quien no lo supera y más bien mantiene en su mente el grato momento que vivió el domingo anterior, cuando por primera vez sintió el cariño directo de un pueblo que ya lo mira como el nuevo héroe del deporte nacional, al igual que en su momento los costarricenses se identificaban con la nadadora Claudia Poll.
“Le doy gracias a todo el mundo y los que no me conocen yo se que me apoyan igual y les doy las gracias por confiar en mi porque no es fácil y la verdad que el domingo pasado la gente presente en el Estadio Nacional me hizo sentirme como en mi propia casa y les doy muchas gracias por eso”, manifestó Brenes.
Última corrida en la pista
El velocista dio un espectáculo de lujo al volar sobre la pista sintética de tartán que se colocó en 2001 en el viejo Estadio Nacional y que se intentó cortar en pedacitos para ponerla en el Instituto Tecnológico de Costa Rica.
Pero esa tarea se convirtió en un intento fallido porque la pista está muy bien adherida al suelo y al tratar de desprenderla se despedaza, por lo que prácticamente es un hecho que lo que en aquel momento tuvo un costo de ¢220 millones, también pasará a ser escombro.
Sobre lo que fue batir su propio record nacional en los 200 metros lisos y arrancar los aplausos de la gente, Brenes afirmó: “para eso estamos”.
Y es que el atleta tiene muy bien medidos todos y cada uno de sus veloces pasos porque mañana emprenderá el viaje hacia la ciudad de Ponce para correr el sábado en el Gran Prix de Puerto Rico, en lo que será su última competencia de corte mundial en el continente americano, antes de su participación en la cita olímpica china.
Brenes ya lo había adelantado a LA PRENSA LIBRE, su intención en la ciudad de Ponce será bajar el techo de los 45 segundos porque no quiere ir de paseo a Pekín.
El limonense llega a las Olimpiadas con una marca de 45’’01 que consiguió hace unos nueve meses en el Mundial de Atletismo en Osaka, Japón y para hacer más historia aún, está mentalizado en comenzar a implantar marcas de 44 segundos y fracción.
“Vamos a enseñarle a la gente que sí se puede, solo es cuestión de creer y creer y yo invito a los jóvenes que me vieron y a los que no me vieron a que asistan al atletismo, al taekwondo, al baloncesto, a la natación, a cualquier cosa, pero luchemos por nuestros sueños”.
A enfrentar a Wariner
Antes del gran objetivo llamado Olimpiadas, Brenes tiene un reto mayúsculo programado para el viernes 6 de junio en la Golden League (Liga Dorada) que se celebrará en Oslo, capital de Noruega y es que ahí se medirá nada más y nada menos que ante el estadounidense Jeremy Wariner, quien es el actual campeón olímpico y mundial de los 400 metros lisos.
Wariner posee un palmarés sorprendente. Aún así, Nery Brenes asegura que no le tendrá respeto en la pista. “Cuando corro, no me importa contra quién corro, voy de tú a tú contra cualquier rival, no me siento menos que nadie, me da fuerzas el pensar en Limón y en toda Costa Rica”.
Wariner se proclamó campeón de los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004 con marca de 44’’00, siendo el mejor tiempo del año y la mejor marca mundial desde la retirada de Michael Johnson en 2000.
Se proclamó campeón elite de Estados Unidos por primera vez en 2005, con registro de 44’’20 y en los Campeonatos Mundiales de Helsinki se bañó en oro con 43’’93, convirtiéndose en el primer hombre de raza blanca que bajó la barrera de los 44 segundos en los 400 metros planos.
En el pasado Mundial de Osaka, Wariner se dejó el oro con un tiempo de 43’’45.
Nery Brenes ansía el momento de estar en la pista al lado de Wariner porque será un gran parámetro en la recta final hacia Pekín.
El tico siente que está volando y sabe que aún puede sacar muchísima más velocidad de la que ya posee.
“Esto no es el máximo, estamos empezando la segunda etapa de entrenamiento y gracias a Dios las cosas se me están dando porque estoy corriendo rápido, estoy resistente y prepárense para ver a un nuevo Nery Brenes en las Olimpiadas”.
La frase
“Esto no es el máximo, estamos empezando la segunda etapa de entrenamiento y gracias a Dios las cosas se me están dando porque estoy corriendo rápido, estoy resistente y prepárense para ver a un nuevo Nery Brenes en las Olimpiadas”, afirma el atleta
Algunos lo tildan como un “agrandado” por la forma en como se expresa, sobre todo cuando pronunció frases como: “no soy un tico normal”, “voy a ser campeón del mundo”, “yo no quería ser famoso, solo ser bueno”.
Lo cierto del caso es con los resultados que cosecha, Brenes calla las voces de la envidia que lo tratan de criticar, como la de un futbolista que se dejó decir que no sabía por qué se armaba tanta euforia con él, si solo había llegado a la final del Mundial de Atletismo en Valencia y que de los ocho que compitieron simplemente quedó como el cuarto mejor velocista del mundo.
Nery hace caso omiso a esas palabras. Su consigna es que no lo ofende quien no lo supera y más bien mantiene en su mente el grato momento que vivió el domingo anterior, cuando por primera vez sintió el cariño directo de un pueblo que ya lo mira como el nuevo héroe del deporte nacional, al igual que en su momento los costarricenses se identificaban con la nadadora Claudia Poll.
“Le doy gracias a todo el mundo y los que no me conocen yo se que me apoyan igual y les doy las gracias por confiar en mi porque no es fácil y la verdad que el domingo pasado la gente presente en el Estadio Nacional me hizo sentirme como en mi propia casa y les doy muchas gracias por eso”, manifestó Brenes.
Última corrida en la pista
El velocista dio un espectáculo de lujo al volar sobre la pista sintética de tartán que se colocó en 2001 en el viejo Estadio Nacional y que se intentó cortar en pedacitos para ponerla en el Instituto Tecnológico de Costa Rica.
Pero esa tarea se convirtió en un intento fallido porque la pista está muy bien adherida al suelo y al tratar de desprenderla se despedaza, por lo que prácticamente es un hecho que lo que en aquel momento tuvo un costo de ¢220 millones, también pasará a ser escombro.
Sobre lo que fue batir su propio record nacional en los 200 metros lisos y arrancar los aplausos de la gente, Brenes afirmó: “para eso estamos”.
Y es que el atleta tiene muy bien medidos todos y cada uno de sus veloces pasos porque mañana emprenderá el viaje hacia la ciudad de Ponce para correr el sábado en el Gran Prix de Puerto Rico, en lo que será su última competencia de corte mundial en el continente americano, antes de su participación en la cita olímpica china.
Brenes ya lo había adelantado a LA PRENSA LIBRE, su intención en la ciudad de Ponce será bajar el techo de los 45 segundos porque no quiere ir de paseo a Pekín.
El limonense llega a las Olimpiadas con una marca de 45’’01 que consiguió hace unos nueve meses en el Mundial de Atletismo en Osaka, Japón y para hacer más historia aún, está mentalizado en comenzar a implantar marcas de 44 segundos y fracción.
“Vamos a enseñarle a la gente que sí se puede, solo es cuestión de creer y creer y yo invito a los jóvenes que me vieron y a los que no me vieron a que asistan al atletismo, al taekwondo, al baloncesto, a la natación, a cualquier cosa, pero luchemos por nuestros sueños”.
A enfrentar a Wariner
Antes del gran objetivo llamado Olimpiadas, Brenes tiene un reto mayúsculo programado para el viernes 6 de junio en la Golden League (Liga Dorada) que se celebrará en Oslo, capital de Noruega y es que ahí se medirá nada más y nada menos que ante el estadounidense Jeremy Wariner, quien es el actual campeón olímpico y mundial de los 400 metros lisos.
Wariner posee un palmarés sorprendente. Aún así, Nery Brenes asegura que no le tendrá respeto en la pista. “Cuando corro, no me importa contra quién corro, voy de tú a tú contra cualquier rival, no me siento menos que nadie, me da fuerzas el pensar en Limón y en toda Costa Rica”.
Wariner se proclamó campeón de los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004 con marca de 44’’00, siendo el mejor tiempo del año y la mejor marca mundial desde la retirada de Michael Johnson en 2000.
Se proclamó campeón elite de Estados Unidos por primera vez en 2005, con registro de 44’’20 y en los Campeonatos Mundiales de Helsinki se bañó en oro con 43’’93, convirtiéndose en el primer hombre de raza blanca que bajó la barrera de los 44 segundos en los 400 metros planos.
En el pasado Mundial de Osaka, Wariner se dejó el oro con un tiempo de 43’’45.
Nery Brenes ansía el momento de estar en la pista al lado de Wariner porque será un gran parámetro en la recta final hacia Pekín.
El tico siente que está volando y sabe que aún puede sacar muchísima más velocidad de la que ya posee.
“Esto no es el máximo, estamos empezando la segunda etapa de entrenamiento y gracias a Dios las cosas se me están dando porque estoy corriendo rápido, estoy resistente y prepárense para ver a un nuevo Nery Brenes en las Olimpiadas”.
La frase
“Esto no es el máximo, estamos empezando la segunda etapa de entrenamiento y gracias a Dios las cosas se me están dando porque estoy corriendo rápido, estoy resistente y prepárense para ver a un nuevo Nery Brenes en las Olimpiadas”, afirma el atleta
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