viernes, 27 de noviembre de 2009

La EPO de Paquillo, «para los amigos»


C. MORCILLO/J. C. CARABIAS | MADRID.

Paquillo Fernández no ha sido arrestado ni está imputado en la causa, al igual que otros deportistas que han salido a relucir en las pesquisas, dado que serían consumidores, un tipo excluido del artículo 361 bis del Código Penal que castiga con entre seis meses y dos años de cárcel a quienes «prescriban, proporcionen, dispensen, suministren, administren, ofrezcan o faciliten a deportistas (...) sustancias prohibidas».
Además de EPO, hormona del crecimiento y planes de preparación distribuidos por el doctor Walter Virú, la Guardia Civil encontró abundantes sustancias en la casa del subcampeón olímpico, distribuidas en varias dependencias -en la nevera guardaba varios botes-.
La mayoría no estaban identificadas, eran frascos sin etiquetar. Paquillo aseguró a los funcionarios que no eran suyas, sino que pertenecían a algunos amigos que iban por su casa. Conservaba además resguardos de envíos de paquetería, supuestamente de las sustancias que recibía desde la clínica de Walter Virú.
Los investigadores destacan que esta operación no se aproxima ni de lejos a la «Puerto», la mayor trama de dopaje descubierta en España. Ni bolsas de sangre para transfusiones ni nombres de primera línea implicados más allá de los ya conocidos «salvo que el análisis de la documentación depare sorpresas o haya alguna declaración comprometida».
Sin declarar
Mientras, Walter Virú, el cerebro de la trama desmantelada por la Guardia Civil, se negó a prestar declaración ayer ante el juez de Valencia que instruye el caso. Como los otros once detenidos repartidos entre la capital del Turia, Barcelona y Murcia, fue puesto en libertad con cargos por un presunto delito contra la salud pública.
Deportistas a pequeña escala, no profesionales, alejados de las luces de la fama. Por ahí se nutría el médico peruano que sobrevivió a la «Operación Puerto», encaminada a pescar a Eufemiano Fuentes. Virú aplicaba la metodología de su antiguo jefe en el Kelme: tarifas por objetivos y tratamientos. Cobraba entre 1.000 y 1.500 euros a cicloturistas y tenía perfectamente organizada su consultoría. Su mujer le ayudaba en la clínica y su hijo mayor fabricaba y suministraba sustancias en su farmacia de Monserrat.
La Guardia Civil detuvo ayer a otro ciclista amateur, Raúl Castaño, en Bétera (Valencia). Los funcionarios de la UCO le acusan de distribuir sustancias prohibidas, tales como EPO, hormonas del crecimiento y otras aún sin identificar.

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