sábado, 3 de mayo de 2008

Montgomery, en la cárcel



Cuando el pequeño Tim se convirtió en el gran Tim abrió la puerta de la cárcel, el camino de los delitos y la tumba de los desastres. Ayer se supo que Tim Montgomery ha sido detenido por vender heroína, según The Virginian Pilot. Antes, que falsificaba cheques. Y, primero, que se movía a sus anchas por los callejones de las drogas y los traficantes. Parece el historial de un oscuro delincuente. Es el de Montgomery, un velocista retratado por lo que fue y lo que es: ex plusmarquista mundial de los 100 metros (9,78s) y ex marido de Marion Jones. El ex atleta vivía trabajando como promotor del Encore, un club nocturno, cuando fue detenido.
Montgomery, de 33 años, fue arrestado el miércoles, acusado de haber vendido más de 100 gramos de heroína en Virginia durante el último año, según The Virginian Pilot. Las autoridades federales no han hecho públicos los cargos. El ex atleta, siempre según el diario estadounidense, dijo desde la cárcel de Portsmouth, donde se encuentra en un módulo de aislamiento, que no tenía "ni idea" de las razones de su arresto.
Son las consecuencias del Proyecto Récord del Mundo, el plan de dopaje sistemático que transformó al pequeño Tim -72 kilos que no llegaba ni al 1,60-, en el gran Tim. Cada uno de los episodios de su historia definen al velocista y a Victor Conte, presidente de los laboratorios Balco y muñidor de la trama de dopaje más escandalosa de la historia.
Cuando los entrenadores estadounidenses se paseaban por el mundo presumiendo de sus cuadras de esprinters, cuando Jones era la sonrisa del atletismo, una reunión anunció el principio del fin. Se produjo por iniciativa de Conte y unió a tres nombres sospechosos. Uno, que venía de Canadá, era Charlie Francis, el entrenador de Ben Johnson, campeón olímpico desposeído del título por usar anabolizantes. El segundo era Milos Sarcev, un levantador de pesas que siempre había jugueteado con... anabolizantes. El tercero, Montgomery, acompañado por Trevor Graham, su técnico. El objetivo: elaborar un plan para que rompiera el récord del mundo. Entre todos decidieron, según confesó luego Montgomery, usar hormona de crecimiento y La Clara, un cóctel de esteroides. "No importará si muero nada más cruzar la meta", les dijo el velocista, según recuerdan en The Game of Shadows los periodistas que destaparon el escándalo. En menos de un mes comienza el juicio por perjurio contra Graham, que negó siempre su relación con el dopaje.
El atletismo tiembla ante la posibilidad de que haya nuevos velocistas implicados y Montgomery sufre. Ya se sabe que no murió. Y que el chico al que apodaron el grande vive en un lugar bien pequeño: esperando su juicio por falsificación de cheques y venta de heroína en la celda de un módulo de aislamiento.