EFE
La donostiarra hubo de esperar casi dos horas hasta ejecutar su primer salto, un nulo con el listón en 3,95. Antes de esa altura habían sido eliminadas diez de las dieciséis participantes.
Cuando la barra se situó en 4,15 el título ya era cosa de dos: Naroa Agirre y la catalana Anna María Pinero, segunda en la lista española del año con 4,25. La discípula y esposa de Jon Karla Lizeaga superó esa altura a la primera mientras que su rival pasaba a los 2,25.
También a la primera saltó Agirre los 4,25, pero la lucha no se detuvo porque Pinero también lo hizo. La vasca salvó los 4,30 en su primer salto y obligó a la catalana a pasar hasta los 4,35, marca que decidió el título. Ninguna la superó, aunque Agirre estuvo muy cerca en su tercer intento.
Después de dos años fuera de su auténtico nivel, lastrada por sus problemas de espalda y sin confianza, Naroa Agirre, que llegó a ser sexta en la final olímpica de Atenas 2004, había empezado el año con una aceptable marca de 4,30 metros que, pese a su relativa modestia, ya era tanto como su mejor registro de toda la campaña 2010.
La mejora más apreciable de Agirre con respecto a su última etapa es de orden mental. Si en algún momento llegó a pensar que sus hernias discales le inhabilitaban ya para ejercer una especialidad que implica una terrible contusión en la batida, ahora ha recuperado gran parte de la confianza.
Lizeaga ha tenido que trabajar duro para rescatar a Naroa para el atletismo después de la operación de hernia discal que la donostiarra sufrió en 2009 y el consiguiente temor a recaídas en la temporada siguiente, en la que llegó a saltar "con pértigas ridículas" por su blandura, según sus propias palabras, y con sólo catorce pasos de aproximación.
Este año Agirre quiere volver a saltar en verano con dieciséis apoyos en la carrera, como cuando obtuvo sus mejores marcas (4,56 en 2007).
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