BRUNO
HORTELANO
@BrunoHortelano
Se ha declarado al hombre más rápido del mundo en la era post-Bolt.
El
sábado, Christian Coleman ganó la final de los 100 metros en el Mundial de
Doha, con facilidad y a lo grande. Su marca: 9.76. Por detrás, Gatlin y De
Grasse ni se acercaron, aunque también volaron (9.89 y 9.90, respectivamente).
Disfruté
de esta carrera como un niño, porque como velocista -y fanático de la
velocidad- soy consciente de lo excepcionalmente que se corrió. También, porque
cada uno de los ocho finalistas aportó unos detalles distintos a la carrera, y
podemos apreciar las sutiles diferencias para aprender algo. Me centraré en los
tres medallistas.
Para
bien o para mal, Bolt nos acostumbró a ver carreras de otro planeta cada vez
que tocaba una pista. Sin embargo, Coleman fue el octavo velocista de la
historia en bajar de 9.80. Está el sexto de todos los tiempos, por delante de
ídolos míos como Maurice Greene, Donovan Bailey y Ato Boldon, pero lo que más
me sorprendió fue cómo logró esa marca.
La
estrategia de Coleman fue de hacer una salida relámpago, acelerar como nadie y
aguantar. En apenas 20 metros Coleman ya destrozaba a los mejores velocistas
del mundo con una salida explosiva. No, explosiva no... lo siguiente. Coleman
es actualmente el plusmarquista mundial de 60 metros y dispone de una
tremendísima salida, una que jamás se había visto (ni cuando corría Greene). En
la calle contigua, Gatlin salió como un cohete, pero ni nos dimos cuenta.
Coleman llegó a su velocidad punta antes que nadie (a los 40 o 50 metros) y
luego intentó mantenerla. No corre especialmente "bonito", una cualidad
que refleja su velocidad punta inferior a otros. Por eso, aunque fue el
vencedor, no fue el que mayor velocidad obtuvo. Ahora lo explico.
Me
encantó la carrera de De Grasse, aunque no ganara. Su salida no fue la de
Coleman, pero extendió su aceleración unos 10 metros más (hasta los 50 o 60
metros) y alcanzó lo que a mí me pareció la mayor velocidad punta de los ocho
corredores. No da tiempo a mucho en unos 100 metros, sin embargo a De Grasse le
dio tiempo de adelantar a Blake y a Simbine. Incluso iba cogiendo a Gatlin y
acortando la distancia con Coleman en los últimos 30 metros.
El
100 depende de varios elementos: optimizar la explosividad, la aceleración, la
velocidad punta y la técnica de carrera, para reducir la desaceleración
inevitable en los últimos metros. Coleman apuesta por su explosividad. Gatlin
tiene buena aceleración, coge más tarde su velocidad punta y una vez alcanzada,
la aguanta mejor que Coleman. De Grasse tiene menos explosividad que Gatlin,
pero mayor aceleración y velocidad punta. Sin duda es el que mejor técnica
tiene de los tres medallistas y por eso vemos como De Grasse suele
"cazar" a sus rivales.
En
resumen, vimos tres formas distintas de correr el 100 y esta vez ganó la
explosividad sobrehumana. Intuyo que Coleman se ha dado de baja del 200 metros
porque sabe que no podrá disfrutar de la misma ventaja que ha tenido en los
100, sobre aquellos atletas que tienen mayor velocidad punta, como Lyles,
Guliyev y De Grasse.
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