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Shelly-Ann
Fraser-Pryce paseó junto a su hijo Zion por el anillo del estadio Khalifa.
Justo antes acababa de provocar una descarga eléctrica. ‘Pocket Rocket’ (cohete
de bolsillo) se lanzó al héctometro del estadio Khalifa se lanzó al hectómetro
de Doha como un propulsor a la velocidad de la luz para hacer 10.71 y se colgó
un oro que aumenta la leyenda de la también llamada Pequeña Bolt. La jamaicana,
de 32 años, tiene seis medallas olímpicas, , diez en Mundiales… Una velocista
de dimensiones históricas, que mide 1,52.
Fraser-Pryce
se enfrentaba a una legión de velocistas fortísimas como su compañera de
entrenamientos Elaine Thompson, la británica Asher-Smith y la marfileña Ta Lou.
Pero ella, que ya fue oro olímpico en Pekín 2008 es la veterana, la que sabe
manejar la presión que abruma a algunas atletas. Ella, con pelo multicolor y
una enorme sonrisa, aplaca los miedos. Salió en 134 milésimas, buena reacción y
su progresión a la cabeza se mantuvo hasta los cuadros de meta. Llegaba algo
tensa, pero con el oro de sobra para batir a Asher Smith (10.83, récord
británico) y Ta Lou (10.90).
Fraser-Pryce,
que en 2010 tuvo una sanción de seis meses por un analgésico, llevá casi 11
años gestando una historia de película, y es un gran personaje en Jamaica,
donde tiene la Fundación Pocket Rocket para niños con autismo. Ella, de
profunda moral cristiana, cosechó sus medallas olímpicas entre Pekín 2008
(una), Londres 2012 (tres) y Río 2016 (bronce), tres de ellas de oro, y en 2017
decidió parar para ser madre. Tenía 30 años y se podrían sembrar dudas sobre si
regresaría. Resueltas quedan.
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