BEGOÑA FLEITAS
Marca.com
Javier
Cienfuegos (Montijo, 1990) ha situado el martillo español en primera línea
internacional -es tercero en el ranking del año- con su último récord de
España: 79,38 metros. Inmerso en su labor política en Extremadura y tras su
reciente paternidad, afronta los Mundiales con el objetivo de hacer historia en
España con una medalla inédita.
Pregunta.
¿Cómo afronta estas dos últimas semanas antes del Mundial de Doha?
Respuesta.
Pues hay que rematar la faena. Hemos hecho una buena temporada, regular sobre
75 metros, que será el corte aproximado en la calificación, y después voy a
pelear por las medallas y a intentar pegar el campanazo.
P.
Destacó muy pronto en la especialidad. A los 18 años ya tenía el récord el
mundo de martillo. Ahora es tercero en el ranking mundial del año. ¿Qué ve
cuando echa la vista atrás?
R.
Tendríamos para escribir un libro, muchos recuerdos y anécdotas. Empezamos sin
jaula y con un martillo para tres. El primero lo montamos nosotros, con la
ayuda de nuestros padres, y una ráfaga de viento lo tiró. Hasta la policía se
pasaba por la pista algunas veces y nos decía que si se nos escapaba el
martillo y le dábamos a un coche lo pagábamos nosotros [ríe].
En
aquellos momentos no pensábamos que íbamos a llegar hasta aquí. Me fui a la
Blume, con 16 años, y ahí ya supe que podían o no salir los resultados, pero
seguiría lanzando. no hemos dejado de creer. Yo sabía que 76 metros no era lo
que valía. En esos años se pasan mil cosas por la cabeza, analizas por qué no
salen las cosas.
P.
Y ahora ha llegado esa explosión deportiva...
R.
Sí, buscábamos esas pequeñas cosas para cambiar, sobre todo en la técnica, y en
2019 se ha dado el salto. Hace un año llorábamos cuando lanzaba 76 metros en un
entrenamiento. Este salto coincide también con la etapa de madurez de los
lanzadores.
P.
¿Pensó en dejarlo en algún momento?
R.
No, dejarlo no. Esto lo hacemos por amor al deporte, porque nos gusta. Cuando
te lesionas parece que todo se apaga, pero sabía que iba a seguir lanzando
siempre, aunque no fuera de forma profesional. Por eso también empecé a
trabajar con la UD Montijo como preparador físico y en la Asamblea de Extremadura.
P.
¿Por qué decidió meterse en política?
R.
Me lo propusieron y era algo bonito. Lo hablé en el Europeo de Berlín con Ruth
Beitia y ella me animó. Me dijo que podría seguir compatibilizándolo con el
atletismo. Es una forma de ayudar a los extremeños, les escuchas, ves sus
inquietudes...
P.
¿Cómo ha influido en sus éxitos la paternidad y su faceta laboral?
R.
Mucho. Sobre todo la paternidad. Te hace ver todo de otra forma, con otra
perspectiva, las cosas se relativizan. Mi hija me ha dado eso. Antes, tras una
competición mala parecía que se acababa el mundo. También viene bien la labor
profesional fuera del atletismo porque ayuda a evadirte. Estar centrado
únicamente en una cosa puede ser negativo si hay malos momentos.
P.
El descanso es clave para un deportista. ¿Duerme por las noches desde el
nacimiento de su hija?
R.
Sí, hemos tenido suerte. Es muy buena y nos hemos acoplado muy bien con ella.
No nos da mucha guerra.
P.
¿Y le acompaña a las competiciones?
R.
Sí. Tiene seis meses y ha venido ya a muchos viajes: ha estado en las reuniones
de Huelva y Cáceres, las Ligas de clubes, la cita de Andújar... e irá a Doha, a
los Mundiales.
P.
¿Y ahora pesan más las maletas que el martillo?
R.
Pues ahora llevamos una maleta pequeña para nosotros y una enorme para mi hija,
con pañales, mudas... Porque con un bebé ya se sabe, que la ropa limpia puede
durar segundos. Y el martillo donde se puede, entre los asientos del coche
[ríe].
P.
¿Dónde hay más rivalidad: en el deporte o en la política?
R.
Son mundos parecidos. En la Asamblea, por ejemplo, hay una rivalidad de 90
minutos. Pero todo queda dentro. Es muy parecido al deporte, en la pista
queremos ganar, pero fuera nos podemos ir a tomar una caña.
P.
¿Cree que se lanzó a la piscina cuando dijo que volvería andando de Doha si ganaba
medalla?
R.
Lo dije de broma y mira ahora [ríe]. Igual es mejor venirme en tren.
P.
¿Cree que tendrá que batir el récord de España para subir al podio en Doha?
R.
Creo que no será necesario. Sí tendré que estar en mis marcas, pero todos vamos
a por el podio. Prefiero los 78 metros y ser primero, que lanzar 80 y acabar
tercero.
P.
Puede convertirse en el primer español en una final mundial de martillo. ¿Le
presiona?
R.
No, por un lado es una suerte y por otro, tiene un lado negativo. Lo bueno es
que si sirve de ayuda mi papel, sobre todo a los que vienen detrás, es
positivo. Sin embargo, supongo que el camino hubiera sido más fácil si otros
martilleros hubieran podido lograr antes estos resultados.
P.
¿Firmaría algún color de medalla a priori?
R.
No, quiero luchar por todo. Si firmas es que te conformas. Sabemos lo que
podemos lanzar y quiero seguir rascando centímetros.
P.
¿Prefería competir con calor, como en su tierra?
R.
Creo que al martillo le hubiera beneficiado competir sin techo ni aire
acondicionado. El cuerpo se puede volver loco con los cambios de temperatura.
Los que van a sufrir son los marchadores y maratonianos.
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