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Karsten
Warholm estaba más eufórico justo antes del pistoletazo de salida, cuando
gritaba y se golpeaba el pecho, que cuando cruzó la línea de meta. Había
retenido el título de 400 metros vallas, pero se había quedado lejos de la
plusmarca mundial (46.78) del estadounidense Kevin Young -Barcelona 1992-, que
permanecerá al menos un año más, desafiante, en el sagrado libro de los
rércords.Warholm, un vikingo desbocado que no conoce el sentido de la palabra
prudencia, salió, como siempre, a todo trapo, cogiendo la compensación al
hombre que le precedía, el brasileño Alison Dos Santos, en apenas dos
vallas.Por la calle 7, el americano Rai Benjamin trataba de mantener el pulso
al nórdico, consciente de que todo se decidiría en una recta final en la que
rara vez Warholm flojea.Su victoria, con un tiempo de 47.42 segundos, no colmó
las expectativas puestas en una carrera de la que se esperaba una marca
estratosférica, toda vez que tanto él como Benjamin ya habían roto este año de
la mítica barrera de los 47 segundos.
El
podio lo completaron el mencionado Benjamin (47.66) y el héroe local,
Abderrahman Samba, el hombre llamado a dominar la prueba de las vallas bajas
hasta la espectacular irrupción del noruego en el Mundial de 2017.
El
qatarí superó por apenas siete centésimas al virgenense británico Kyron
McMaster, cuarto.
Warholm,
que acabó celebrando su victoria ataviado con el clásico casco vikingo, se
convierte en el cuarto hombre capaz de retener la corona tras el gran Edwin
Moses (1983 y 1987), el dominicano Félix Sánchez (2001 y 2003) y el estadounidense
Kerron Clement (2007 y 2009).Además, alegró la noche a sus compatriotas, que
una hora antes habían presenciado el hundimiento en pleno del clan Ingebrigtsen
en la final de los 5.000 metros.
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