Pese a los problemas que comporta al tratarse de un país dividido en dos mitades, con la consiguiente lucha por capitalizar unos Juegos que convienen, propagandísticamente hablando, a ambos gobiernos, estos Juegos de Seúl, correspondientes a la XXIV Olimpiada, resultan ser, después de difíciles y arduas conversaciones, llevadas a buen término gracias al buen “savoir faire” del Presidente del CIO, el español Juan-Antonio Samaranch, los Juegos de la reconciliación, a pesar de que algún país, Cuba entre los más destacados, todavía mantiene su oposición, y acaba por abstenerse en su participación.
Los dos grandes bloques políticos, por su lado, parecen haber aceptado, finalmente, el orden establecido, y se disponen de nuevo a dirimir sus diferencias de concepción del deporte en el marco de estos Juegos Olímpicos. Una ceremonia de inauguración monumental, y adecuada a la ancestral cultura de la península asiática, inicia unos Juegos que, contando con la participación de 160 Comités Olímpicos, y casi diez mil deportistas, dejan entrever un magnífico éxito deportivo, como así será.
Como siempre, las pruebas de natación son esperadas con un gran interés. Un hombre, el norteamericano Matt Biondi, ha lanzado el reto de igualar la gesta de su compatriota Mark Spitz en Munich, dieciséis años antes, intentando ganar siete medallas de oro, en las pruebas de 50, 100 y 200m.crol, 100m.mariposa, y los tres relevos. Inmediatamente se inician las especulaciones sobre sí, de ganarlas, su gesta será, o no, superior a la de Spitz. Discusiones bizantinas, naturalmente, ya que es completamente imposible poder comparar dos nadadores separados por dieciséis años de distancia, con todo lo qué significa este lapso de tiempo en natación, un deporte que avanza a paso de gigante.
La FINA ha logrado introducir un nuevo cambio en el programa olímpico, ya que se nadarán, finalmente, los 50m.crol, tanto en categoría masculina como en la femenina. El progreso del cronometraje electrónico lo ha hecho posible, tanto más cuando la máxima organización de la natación mundial ya hace un tiempo que se ha decidido a declararla oficial, disputándose ya en los Mundiales de Madrid-86, y en los Europeos de Strasbourg-87 por primera vez; igualmente que, si desde 1980 reconocía los tiempo de esta prueba como a “mejores tiempo mundiales”, el 1 de Enero de 1987 institucionaliza esta prueba, pasando a homologar oficialmente sus récords.
78 países mandan sus representantes a la piscina coreana (72 en categoría masculina, 52 en la femenina) superando largamente los 66 de Los Ángeles, 4 de los cuales lo hacen por primera vez: Bangladesh, Isla de Guam, Senegal, y los Emiratos Árabes Unidos.
50m.crol: récord mundial del norteamericano Tom Jager, 22”23, el 25 de Marzo del mismo año olímpico, en Orlando; no hay récord olímpico al ser la primera vez que se nada esta prueba en unos Juegos. Eliminatorias y final el 24 de Septiembre. 69 participantes repartidos en 9 eliminatorias. El favoritismo se divide a partes iguales entre los dos representantes norteamericanos, Tom Jager, y Matt Biondi. Mientras el primero se lo juega todo a una sola carta (aunque también nadará los 4x100m.crol) Biondi, pese a que ya se ha despedido de su sueño de igualar la gesta de Mark Spitz (después de haber sido derrotado en los 200m.crol y 100m. mariposa) ya tiene en su poder tres medallas de oro.
Al ser una prueba añadida al programa en estos Juegos, el récord olímpico impuesto por el representante de las Bahamas, Garvin Ferguson, 24”25 en la 1a.eliminatoria, es superado sucesivamente por el canadiense Mark Andrews, 23”44 en la 4a.; por el suizo Dano Halsall, 22”81 en la 7a., y finalmente, por Biondi, 22”39 en la 9a. y última. Digamos que falta a estas eliminatorias un recordista mundial, en la persona del sudafricano Peter Williams, que el 10 de Abril de aquel mismo año había superado el récord mundial de Jager, con unos 22”18, logrados en Indianápolis, pero que la FINA no había homologado al estar suspendida de “militancia” la Federación Sudafricana, castigada por su política de “apartheid”.
La final, como ya se esperaba, se desarrolla en un nivel de extrema igualdad entre ambos favoritos, después de que el soviético Prigoda, otro de los favoritos, no lograse en la salida los centímetros de ventaja que podían hacerle peligroso. En el último cuarto de la prueba, un Biondi pletórico de fuerza y de moral acaba imponiéndose a su compatriota con más facilidad de la prevista, señalando, para remachar su superioridad, un nuevo récord mundial y, naturalmente, olímpico, 22”14, dejando la plata a un desconsolado Jager, 22”36, mientras Prigoda se adjudica el bronce, 22”71, resistiendo el último esfuerzo de los dos suizos, Halsall 22”83, Volery 22”84, cuarto y quinto, y de su compatriota Tkachenko, sexto en 22”88.
100m.crol: récord mundial del norteamericano Matt Biondi, 48”42, el 10 de Agosto del mismo año olímpico, en Austin; récord olímpico del norteamericano “Rowdy” Gaines con los 49”80 de la final de Los Ángeles. Eliminatorias y final el 22 de Septiembre. 70 participantes repartidos en 9 eliminatorias. Retirado ya de la natación, no defiende su título de Los Angeles el norteamericano “Rowdy” Gaines.
Si algún favorito había en esta prueba, que continúa siendo la “prueba reina” de la natación pese a la inclusión de los 50m., demasiado cortos para ser “degustados”, era, sin duda, Matt Biondi; recordista y campeón mundial, en Madrid-86, único en bajar los 49”, y con los diez mejores tiempo mundiales del hectómetro en su poder, parece no tener rival, a pesar de que su único problema parece ser de cariz más bien anímico, para ver hasta que punto había “digerido” sus anteriores derrotas en los 200m.crol y 100m.mariposa.
Rápidamente las eliminatorias ya dejan entrever que el norteamericano está decidido a no fallar en “su” prueba, superando, en la 9a. eliminatoria, con unos excelentes 49”04 el récord olímpico, que su compatriota Chris Jacobs había establecido en 49”20 dos eliminatorias antes, mientras el francés Caron, 49”37, completa el trío que baja los cincuenta segundos en estas eliminatorias. Digamos que Chris Jacobs es un veterano de 24 años que ha encontrado en la natación una forma de salirse del infierno de la droga.
En la final, Biondi demuestra rápidamente sus aspiraciones. Con su característico estilo, potente y fluido a la vez, se destaca rápidamente, y ya es primero en el viraje, 23”21, por debajo del parcial de su récord, y por delante del consecuente Prigoda, 23”46, y de su compatriota Jacobs, 23”76, mientras Caron solo es quinto, 23”97. Con todo y flaquear en los últimos metros, Biondi no tiene ningún problema para ganar su primera medalla de oro, 48”63, nuevo récord olímpico, por delante de Chris Jacobs, que merced a un excelente segundo largo, no tiene tampoco problemas para ganar la medalla de plata, 49”08, segundo mejor tiempo mundial de siempre, mientras el francés consigue remontar e imponerse en los últimos metros a Prigoda, 49”62 por 49”75, logrando el bronce, aunque sin acercarse a su tiempo de las eliminatorias. No dejemos todavía esta prueba sin comentar el séptimo lugar del sueco Per Johansson, que nada en Seúl su tercera final olímpica de 100m. (un hecho únicamente igualado por el mítico “Duke” Kahanamoku en 1912-1920 y 1924. Medalla de bronce en Moscú y en Los Ángeles, siempre entre los mejores velocistas mundiales, pero, sin embargo, sobretodo, siempre a punto en las grandes ocasiones, en las que ha sido un formidable competidor, extremadamente peligroso para sus rivales.
200m.crol: récord mundial y olímpico de Michael Gross (RFA) con los 1,47”44 de la final de Los Ángeles. Eliminatorias el 18 de Septiembre, final el 19. 63 participantes repartidos en 8 eliminatorias. Una de las pruebas más esperadas de los Juegos, por el enfrentamiento entre Biondi, el aspirante a siete medallas doradas, y Gross, recordista y campeón olímpico, que aspira a defender su título, y conseguir, a la vez, el título no oficial de mejor nadador de los Juegos, pese a que únicamente intenta el triunfo en tres pruebas individuales.
Las eliminatorias ya dejan entrever el gran nivel técnico de la prueba, con once nadadores por debajo de los 1,49”69 con los que Fahrner había logrado el bronce olímpico cuatro años antes. Ausencia notable en la final es la del italiano Giorgio Lamberti, sub-campeón europeo en 1987, que no ha podido pasar de las eliminatorias, decimosegundo en 1,50”47. Por primera vez en los Juegos, los ocho finalistas han bajado del 1,50” en las eliminatorias.
La final, después de una salida falsa de Gross (hecho que repetirá en todas sus pruebas, mostrándose muy nervioso) se inicia con una escapada de Biondi, 24”98 en el primer viraje, aunque es el sueco Anders Holmertz, 52”21, por 52”25 del norteamericano, quien es primero a mitad de carrera, ambos claramente por debajo del parcial del récord mundial, 53”14.
Uno de los favoritos parece, pues, en disposición de ganar, mientras Gross se atrasa, girando en sexto lugar, 53”36, y, aún peor, con un estilo lento y pesado. Mientras Biondi y el inesperado sueco (octavo y último clasificado de las eliminatorias, 1,49”28) mantienen su duelo particular, con una corta ventaja del primero, 1,19”62 por 1,20”03 en el último viraje, el australiano Duncan Armstrong (llegado a los Juegos con unos discretos 1,51”38, que ya ha bajado hasta 1,48”86 en las eliminatorias) ha iniciado su remontada, después de pasar en 25”46 y 53”02 en tercer lugar; con 1,20”05 ya tiene a Holmertz a su alcance, aunque parece lejos de Biondi.
Esprintando desesperadamente, 27”20 en el último largo) Armstrong alcanza primero al sueco, terminando por imponerse en unos últimos metros llenos de potencia y decisión a un Biondi que parece pagar la excesiva velocidad de los primeros metros (28”37 en los últimos 50m.). El australiano es primero con un tiempo de 1,47”25, nuevo récord mundial y olímpico, por delante de Holmertz, 1,47”89, que ha aprovechado en los cinco últimos metros el desfondamiento de Biondi, enviándolo al tercer lugar, 1,47”89 por 1,47”99, mientras Wojdat es cuarto, 1,48”40, y Gross solo quinto, 1,48”59, que lo ha perdido todo (lease récord y título) en esta final, y Fahrner en octavo y último lugar, 1,49”19 pese a haber mejorado en más de medio segundo el tiempo que le proporcionó la medalla de bronce en Los Ángeles, en lo que se puede ver un signo más del incontenible avance de la natación mundial, en la que para continuar entre los mejores no hay suficiente en mejorar centésimas, sino que hay que hacerlo casi en segundos.....y cuantos más mejor. Por primera vez en los Juegos, todos los finalistas bajan claramente de los 1,50”, confirmando sus tiempo de las eliminatorias.
Armstrong, una de las grandes sorpresas de estos Juegos, habituales aunque no por ello menos sorprendentes, reedita con su victoria los triunfos ya lejanos de Mike Wenden (uno de sus primeros entrenadores, curiosamente) conseguida en esta misma prueba en los Juegos de 1968, prestigiando, al mismo tiempo, una natación que sin haber tenido nunca una extrema densidad de practicantes, ha estado siempre entre las mejores del mundo. Su carrera, casi perfecta de ritmo, 53”02 y 54”23 en ambas mitades, ha sido premiada con el oro olímpico, al mismo tiempo que ha desvanecido desde el primer día el sueño de Biondi de igualar la gesta de Spitz.
400m.crol: récord mundial del polaco Arthur Wojdat, 3,47”38, el 25 de Marzo del mismo año olímpico, en Orlando; récord olímpico del norteamericano George DiCarlo con los 3,51”23 de la final de Los Ángeles (o bien, si se admiten, los 3,50”91 del alemán de la RFA Thomas Fahrner, en la final B de Los Ángeles). Eliminatorias y final el 23 de Septiembre. 49 participantes repartidos en 7 eliminatorias. No defiende su título de Los Angeles el vigente campeón, el norteamericano George DiCarlo.
A pesar de su reciente récord mundial, se espera que el polaco Wojdat encuentre fuerte oposición en una prueba que se presenta muy abierta, con más de un nadador optando a la victoria. En la 5a. eliminatoria, otro polaco, Mariusz Podkoscielny, supera el récord olímpico con un tiempo de 3,49”41, y, juntamente con el alemán de la RFA Pfeiffer, Wojdat, y el alemán de la DDR, Uwe Dassler, son los únicos que bajan los 3,50”, consolidando su favoritismo, mientras Armstrong, por una vez, no calcula bien su carrera, y está a punto de ser eliminado, séptimo en 3,50”64, igual que el norteamericano Matt Cettlinski, octavo y último, 3,50”82, a solo 27 centésimas del australiano Ian Brown, primer eliminado de la final.
La final se inicia con un duelo entre Holmertz y Cettlinski que, fieles a su costumbre, imponen el ritmo de carrera desde los primeros metros con parciales ligeramente por debajo del récord mundial, 54”48 y 1,52”32 del sueco, con el norteamericano a pocas centésimas, por 1,53”34 de Wojdat, en su mundial. A partir de este momento, es el norteamericano quien parece marcharse, cogiendo unos valiosos centímetros de ventaja en los 300m., 2,50”46, por 2,51”06 de Wojdat, que ha reaccionado rápidamente; 2,51”08 de Holmertz, y 2,51”40 de Dassler, cuarto.
En el último largo de piscina, sin embargo, cambia completamente la decoración, cuando Dassler se descuelga con un extraordinario último hectómetro, 55”55, y toca el muro de llegada como ganador, con unos no menos extraordinarios 3,46”95, nuevo récord mundial y olímpico, por delante de Armstrong, que esta vez ha iniciado demasiado tarde su remontada, señalando, sin embargo, el mejor último hectómetro, 55”02, pese a lo cual acaba inclinándose por solo 20 centésimas, 3,47”15, dejando la medalla de bronce al ya ex-recordista mundial Wojdat, 3,47”34, aunque superando también su anterior récord. Cettlinski, claramente superado en los últimos metros, es cuarto, 3,48”09, mientras Holmertz, completamente hundido, 59”96 en el último hectómetro, es octavo y último, 3,51”04.
Perfecta la carrera de Dassler, 1,53”17 y 1,53”78 en ambas mitades, así como la de Armstrong, 1,55”10 y 1,52”05, aunque repartiendo mal su esfuerzo (octavo a mitad de carrera; todavía séptimo en los 300m.) lo cual puede haberle costado su segunda medalla de oro, claramente a su alcance. Dassler, por su lado, no era ningún desconocido, campeón europeo de los 400 y 1.500m. en 1985, aunque no contaba mucho en los pronósticos para el triunfo final.
1.500m.crol: récord mundial del soviético Vladimir Salnikov, 14,54”76, el 22 de Febrero de 1983, en Moscú; récord olímpico del mismo Salnikov con los 14,58”27 de la final de Moscú-80. Eliminatorias el 24 de Septiembre, final el 25. 35 participantes repartidos en 5 eliminatorias. No defiende su título de Los Ángeles el norteamericano Mike O’Brien.
Después de su discreta actuación en los Mundiales de Madrid-86 (cuarto de “su” prueba de 1.500m.) pero sobretodo, de los Europeos de Strasbourg-87, donde había sido eliminado de la final con unos más que discretos 15,28”, y de haber anunciado su retirada de la competición, pocos podían pensar que el retorno de Vladimir “Volodia” Salnikov a la piscina, fuera poco menos que un penoso “canto de cisne” de un hombre decidido a no aceptar que los años pasan, y que la decadencia es inevitable, mucho más en este mundo de la natación, cuando se pierden un mínimo de facultades. Sus tiempo de la temporada, por otro lado, no dejaban entrever que su forma fuera mucho mejor que la demostrada en años anteriores, e incluso había corrido la voz que había necesitado el visto bueno del Consejo de Deportes de la URSS para poder participar en estos Juegos, imponiéndose al parecer de la propia Federación de Natación, que opinaba que no estaba en condiciones de presentarse.
Pese a todo, ya en las eliminatorias, y nadando como siempre sin gorro ni el característico corte de cabello de casi todos los nadadores, el soviético da un toque de atención a sus rivales, con unos excelentes 15,07”83, segundo mejor tiempo, que hacía algunos años que no lograba, aunque las diferencias con sus principales rivales (Cettlinski, mejor tiempo, 15,07”41; Pfeiffer 15,07”85; Dassler 15,08”91, y Podkoscielny 15,11”19) no eran excesivas como para pensar que pudiera reeditar su título de 1980.
Había especulaciones sobre si los 28 años largos del soviético le permitirían recuperarse de manera suficiente para la final, enfrentado a rivales mucho más jóvenes, y, por lo tanto, con un mayor poder de recuperación. Si muchos de los presentes en la piscina coreana apostaban por los suyos, también es verdad que muchos de los que no tenían ningún interés directo en esta prueba, esperaban, e incluso deseaban, el triunfo de aquel soviético que en los últimos ocho años había dejado su huella en esta prueba de los quince hectómetros. Esta simpatía de Salnikov se hace patente cuando, al hacerse la presentación de los finalistas, una prolongada ovación acompañó el nombre de quien era aún recordista mundial y olímpico, y el único que había logrado, hasta aquel momento, nadar la distancia en menos de un cuarto de hora.
Desde los primeros metros de la final, y como ya había hecho en los 400m., Cettlinski coge el mando de la prueba a un ritmo de minuto y centésimas por cada hectómetro, seguido de Dassler, Pfeiffer, y Salnikov. 58”09; 1,58”83; 3,59”52; 4,59”63 en el primero tercio de la carrera, donde Salnikov, 5,00”14, es segundo; Dassler 5,00”84, tercero, y Pfeiffer, 5,01”11, cuarto, ya por delante del resto de finalistas. La misma situación se mantiene hasta los 700m., siempre con el norteamericano en cabeza, aunque ya es Salnikov quien gira primero en este momento, 7,00”60, con Cettlinski prácticamente a su lado, 7,00”86, mientras los alemanes (cada uno de un lado del “Telón de Acero”) Dassler, 7,02”43, y Pfeiffer, 7,02”46, parecen no poder resistir el ritmo impuesto por los dos primeros.
Es en este momento cuando Salnikov da un tirón, y empieza a nadar con parciales ligeramente por debajo del minuto en cada hectómetro. Cettlinski no puede resistirle, y empieza a perder contacto progresivamente. Salnikov gira a los 800m. en 8,00”67, y siempre con parciales por debajo del minuto, desencadena su esfuerzo hasta los 1.300m., 10,00”17 en el kilómetro, donde Pfeiffer avanza a Cettlinski que continúa perdiendo su ventaja; 11,59”42 en los 1.200m. para Salnikov, siempre con dos-tres segundos de ventaja sobre Pfeiffer, que intenta alcanzarlo. Entre los 800 y los 1.300m., el soviético ha nadado de manera soberbia en menos de cinco minutos, 4,58”75, continuando su imparable y bella escapada, poniendose incluso a pocas centésimas del parcial de su tiempo-récord.
Agotado, sin embargo, por su esfuerzo, prefiere vigilar el previsible retorno de Pfeiffer, asegurándose el triunfo, y acaba, incluso sin esprintar, en un tiempo de 15,00”40, el cuarto mejor tiempo mundial de siempre (las otras tres también en su poder, no es preciso decirlo) aunque sin superar ninguno de sus dos récords. Tras él, Pfeiffer no puede arañar ni una sola centésima de la ventaja del soviético, y acaba segundo en 15,02”69, mientras Uwe Dassler puede resistir el último intento de Cettlinski, logrando la medalla de bronce, 15,06”15, por 15,06”42, muy lejos del resto de finalistas, con Podkoscielny quinto en 15,14”76.
Salnikov recoge, todavía en el agua, la gran ovación que le dedican los ocho mil espectadores presentes, al mismo tiempo que la felicitación de todos los que eran sus rivales minutos antes, premiando de esta manera la carrera deportiva de uno de los nadadores más carismáticos de los últimos tiempo por su sencillez y modestia.
Comparable a la final de esta misma prueba en los Juegos de Munich-72, con el triunfo de Mike Burton, otro ilustre veterano, el triunfo de Salnikov señala, sin ninguna duda, el momento más álgido de la natación en estos Juegos, tanto por la belleza de su triunfo como por el cariz humano de un hombre que ha sido capaz de sobreponerse a las adversidades, para saborear de nuevo la miel del triunfo y la superación personal.
Después, en la rueda de prensa, Salnikov agradecerá a su esposa, una licenciada en Educación Física que se ha hecho cargo de su preparación, la ayuda que ha hecho posible su triunfo, dándole confianza en si mismo y en sus posibilidades, agradecimiento que hace extensivo al Consejo de Deportes de la URSS, que, como ya hemos dicho, le había otorgado su confianza. Corren también rumores sobre ciertas experiencias llevadas a cabo por técnicos soviéticos sobre las posibilidades de la máquina humana en pruebas de resistencia a edades en las que se aceptaba una drástica disminución de esta cualidad.
Evidentemente, esta victoria de Salnikov tira por el suelo algunos axiomas que hasta aquel momento parecían poco menos que inamovibles, como podía ser que las pruebas de fondo convenían más a los nadadores de menor edad que los dedicados a las pruebas de velocidad. Salnikov, sin embargo, se ha proclamado campeón de los 1.500m. a una edad, 28 años y cuatro meses (el campeón olímpico de los 1.500m. de más edad) a la que no llegan la mayoría de nadadores, casi con el doble de edad con la que, cincuenta y seis años antes, el japonés Kusuo Kitamura se había proclamado campeón olímpico de esta misma prueba, y únicamente se podía comparar, si acaso, con los 27 años del sueco Arne Borg, campeón en 1928, en Amstersdam, ó los 25 de Mike Burton, en 1972.
“A tal señor, tal honor”, Salnikov recibe la medalla de oro de las manos de otro “monstruo” del kilómetro y medio, el japonés Hironoshin Furuhashi, dominador del fondo mundial entre 1948 y 1952, sin lograr, sin embargo, el título olímpico, que ahora es Vice-Presidente de la FINA. Se hace difícil saber los recuerdos que pasarían por la cabeza del japonés mientras colgaba la medalla dorada del cuello del soviético.
4x100m.crol: récord mundial de un cuarteto USA, 3,17”08, el 17 de Agosto de 1985, en Tokio; récord olímpico de un cuarteto USA con los 3,19”03 de la final de Los Ángeles. Eliminatorias y final el 23 de Septiembre. 22 cuartetos participantes repartidos en 3 eliminatorias. Prueba en la que nunca un cuarteto USA ha perdido una final (pues en Moscú, donde ellos no habían competido, esta prueba no se había disputado). El cuarteto USA no se deja sorprender y ya desde las eliminatorias señala el mejor tiempo, 3,19”52, muy cerca de su récord olímpico, con un equipo en el que, como ya es costumbre, los técnicos USA solo han incluido un titular.
Como alguna vez ha ocurrido, sin embargo, el triunfo de los favoritos no será fácil a la hora de ganarse el título. Mientras Chris Jacobs domina claramente a su rival soviético Gennadi Prigoda, 49”63 por 50”24 (aunque con el alemán de la DDR Dirk Richter en primer lugar, 49”25, y el francés Stephan Caron tercero en 49”97) los soviéticos se acercan a sus rivales cuando un magnífico Yuriy Baschkatov, 49”30, domina a Troy Dalbey, 49”75, dejando en 16 centésimas la ventaja USA, 1,39”38 por 1,39”54, mientras los alemanes de la DDR son terceros, 1,40”10.
Aún se acercan más los soviéticos en el tercer tramo, cuando Nikolái Evseev, 49”27, “araña” siete centésimas más a su correspondiente norteamericano, Tom Jager, 49”34, y es así como Matt Biondi se lanza al agua solo siete centésimas antes que Vladimir Tkachenko, 2,28”72 por 2,28”79, mientras, tras ellos, Francia es ahora tercera, 2,30”10, por delante de la DDR, 2,30”30, manteniendo su lucha particular por el podio. Biondi, en una excepcional actuación, se destaca inmediatamente de su rival, y acaba ganando fácilmente, señalando un parcial de 47”81 contra los 49”52 de su rival, con un tiempo final de 3,16”53, superando sus récords mundial y olímpico, mientras los soviéticos, 3,18”33, superan el récord europeo, y también el anterior olímpico.
Tras ellos, Stefan Zessner, último hombre de la DDR, 49”52, acaba superando al francés Bruno Gutzeit, 49”92, y puede lograr, en los últimos metros, la medalla de bronce, 3,19”82, por delante de Francia, cuarta en 3,20”02.
4x200m.crol: récord mundial de un cuarteto de la RFA, 7,13”10, el 19 de Agosto de 1987, en Strasbourg; récord olímpico de un cuarteto USA con los 7,15”69 de la final de Los Ángeles. Eliminatorias 20 de Septiembre, final el 21. 16 cuartetos participantes repartidos en 2 eliminatorias. En la 1a.eliminatoria el cuarteto de la DDR señala un tiempo de 7,16”61, muy cerca del récord olímpico de los norteamericanos, mientras estos, con dos suplentes en su equipo, se limitan a clasificarse en segundo lugar, quitándose un rival peligroso de encima cuando los soviéticos, que nadan en la misma eliminatoria, son descalificados.
Dalbey lanza la final con un magnífico parcial de 52”50 en el hectómetro, aunque, lógicamente, no puede mantener su ritmo y en los metros finales es alcanzado por cuatro rivales, pasando a encabezar la prueba el sueco Anders Holmertz, 1,48”06, seguido de Dassler, de la DDR, 1,48”26; el australiano Thomas Stachewicz, 1,48”99, y el italiano Roberto Gleria, 1,49”23, con Dalbey quinto, 1,49”37.
Un perfecto recorrido del italiano Giorgio Lamberti, 1,47”29, deshaciendo la mala impresión de su actuación individual, permite ver la gran sorpresa del cuarteto italiano encabezando la prueba, 3,36”52 en el total, por delante de la DDR, 1,48”92 de Sven Lodziewski, y 3,37”18 en el total; Suecia, con Tommy Werner, 1,49”41, y 3,37”47; y la RFA, con Thomas Fahrner 1,47”75, y 3,37”66, mientras el cuarteto USA, de manera poco menos que sorprendente, solo es quinto, con Matt Cettlinski 1,48”44, y 3,37”81, por delante de Australia, 3,38”04, mientras Francia y Canadá parecen haber perdido, como así será, cualquiera posibilidad de salir de los lugares de cola.
Thomas Flemming, 1,48”07, pasa a la DDR al primer lugar al hacerse la entrega del último relevo, 5,25”25 en el total, por delante del cuarteto USA, que con los 1,48”26 de Doug Gjertsen, 5,26”07, ha remontado a tres de los cuartetos rivales, devolviendo a su equipo la esperanza de la victoria, mientras Italia, Marco Trevisan 1,49”66, y 5,26”18, parece mantenerse dentro de las posibilidades de subir al podio (aunque ya ha lanzado a la agua sus tres mejores hombres) por delante de la RFA, Henkel 1,49”42, y 5,27”08 en el total; y de Australia, Jason Plummer 1,49”95 y 5,27”99 en el total; y Suecia, por el contrario, con los discretos 1,50”57 de Michael Soderlund, desaparece de la lucha por las medallas.
La prueba parece decidida para el cuarteto USA, tanto más que su último hombre es Matt Biondi, aunque hay que pensar si se habrá recuperado suficientemente bien, física y anímicamente, de su derrota, minutos antes, en los 100m.mariposa, incluso tambien de la de los 200m.crol el día anterior, como para remontar las ocho décimas que le lleva de ventaja el alemán Stefen Zessner. Sin embargo, y como él mismo dirá en la posterior rueda de prensa, sus compañeros se han preocupado de hacerle entender que el pasado ya es historia, y que lo que interesa ahora mismo es esta prueba tan carismática de los 4x200m.
El norteamericano no falla. Con un extraordinario (y casi suicida) paso de 49”97 en el primer hectómetro, desarbola prácticamente a su rival, alcanzándolo antes del primer viraje, y aumentando poco a poca su ventaja en el resto de carrera, ya sin ningún problema para decidir el ganador. Con un parcial de 1,46”44, el mejor de los treinta-dos finalistas, y un tiempo final de 7,12”51, los norteamericanos señalan un nuevo récord mundial y olímpico, dejando el segundo lugar a los alemanes de la DDR, con unos no menos magníficos 7,13”68, después de los 1,48”43 de Zessner.
Otros alemanes, los de la RFA, son terceros, 7,14”35, a pesar de que el generoso esfuerzo de Gross, 1,47”27, por atrapar a sus rivales “congéneres del este” no tiene éxito. Australia es cuarta, 7,15”23, con otro buen parcial del campeón olímpico Armstrong, 1,47”24 (el segundo mejor tras el de Biondi) por delante de Italia, 7,16”00, que con los 1,49”82 de Valerio Giambalvo ha perdido cualquier posibilidad de acceder al podio que pudiera tener al iniciarse el último relevo.
100m.espalda: récord mundial del norteamericano David Berkoff, 54”91, el 12 de Agosto del mismo año olímpico, en Austin; récord olímpico del norteamericano John Naber con los 55”49 de la final de Montreal-76 (o, para quien lo admita, los 55”41 de su compatriota Rick Carey en el primer tramo de la final de los 4x100m.estilos de Los Ángeles). Eliminatorias y final el 24 de Septiembre. 52 participantes repartidos en 7 eliminatorias. Retirado ya de la natació, Rick Carey no defiende ninguno de sus dos títulos de Los Angeles.
Las pruebas de espalda de estos Juegos permiten contemplar una de las pocas novedades estilísticas de los últimos años; David Berkoff, un espaldista norteamericano que en los “triales” de su país se havia apoderado del récord mundial, haciendolo bajar por primera vez de los 55”, ya había hecho una brillante demostración en alguna de las reuniones invernales, y aunque se hace difícil saber si había sido él el primero en descubrirlo, si, por lo menos, había sido el primero que había logrado con él resultados de alto nivel.
Nos referimos al recorrido submarino de espalda, ejecutado únicamente con las piernas (los brazos quietos estirados por detrás, en prolongación del cuerpo) después de la salida y de los virajes, primero haciendo servir el movimiento de pies de espalda (para pasar años después, a un bastante más rápido movimiento de piernas de delfín). Algún intento se había visto en los Juegos de 1980, por parte del británico Gary Abrahams, aunque con mínima intensidad, y discretos resultados, que no ayudaron a su difusión. Lo qué Berkoff demostró en la capital coreana, nadando hasta 30 y 35 metros por debajo del agua, se demostró, y no solamente por su parte, como una de las armas más poderosas para el progreso del estilo de espalda.
Nadadores como Berkoff, Polianski ó Suzuki, y algunos otros, se mantenían por delante de sus rivales ejecutando recorridos de 25-30 metros por debajo del agua, mientras muchos de sus contrincantes nadaban en superficie, en el estilo que ya podríamos denominar como ”ortodoxo”.
Las eliminatorias ya dejaron entrever que el recordista mundial se encontraba en plena forma. En la 6a., Polianski se muestra, igualmente, dispuesto a hacer valer sus posibilidades (no es preciso olvidar que era el anterior recordista mundial con un tiempo de 55”00) al superar el récord olímpico con unos excelentes 55”04, y parece en disposición de poder “doblar” su triunfo de los 200m. conseguido dos días antes, reeditando las gestas de Matthes en 1968-1972; Naber en 1976, y Carey en 1984. Minutos después, en la 7a., David Berkoff, 30 metros de espectacular recorrido submarino, más 70 de potente y fluida espalda, dan como resultado un tiempo de 54”51, nuevo récord mundial y olímpico, respondiendo de forma harto contundente a su rival soviético.
La final, sin embargo, será completamente diferente. A pesar de que Berkoff falla su salida, quizás sorprendido por el ”starter”, propiciando que Polianski le coja unos centímetros de ventaja, los siguiente 30 metros submarinos del norteamericano vuelven a proporcionarle el mando de la prueba, llegando primero al viraje, 25”47, con un ligero retraso sobre su parcial de la mañana, 25”23, pero con medio segundo de ventaja sobre un sorprendente e inesperado japonés, Daichi Suzuki, 25”97, mientras el soviético es tercero, 26”06.
Pese a que entre los 50 y los 75 metros, Berkoff parece asegurarse el triunfo, paga su escapada en los últimos metros, cosa que parece aprovechar Polianski para atraparlo. En los últimos diez metros, sin embargo, unas impresionantes y rápidas brazadas de Suzuki acaban por otorgarle un inesperado y sorprendente triunfo, ofreciendo a su país una medalla de oro que no conseguían desde 1972, cuando Taguchi había ganado los 100m.braza en Munich. El flamear de las pequeñas banderolas japonesas en las gradas de la piscina de Seúl prestigiaban una natación que, lejos de sus triunfos de ya lejanos años, parecía ir decayendo lentamente, a pesar de ser capaz todavía de ofrecer victorias como esta de Suzuki, demostrando que continúa en condiciones de reavivar y postular, de nuevo, un lugar entre los mejores.
El tiempo del japonés, 55”05, no supera, ni mucho menos, los récords de Berkoff, mientras este ha de “conformarse” con la medalla de plata, 55”18, dos centésimas por delante de Polianski, 55”20, mientras su compatriota Zabolotnov, cuarto en 55”37, demuestra, una vez más, su alto nivel competitivo, siendo los únicos cuatro en bajar de los 56”.
200m.espalda: récord mundial del soviético Ígor Polianski, 1,58”14, el 3 de Marzo de 1985, en Erfurt; récord olímpico del norteamericano Rick Carey con los 1,58”99 de la 5a.eliminatoria de Los Ángeles. Eliminatorias y final el 22 de Septiembre. 44 participantes repartidos entre 6 eliminatorias. Continúa en pie el récord olímpico de Carey al término de unas eliminatorias muy igualadas, aunque de poco valor técnico, con los 2,01”27 del soviético Zabolotnov como mejor tiempo, los 2,02”26 del brasileño Rogerio Romero como a octavo clasificado, y, entre ambos, el soviético Polianski, cuarto en 2,01”79.
Haciendo honor a sus títulos, Polianski no va a dejarse sorprender. Pese al intento de escapada del neo-zelandés Kingsman, 26”74, por 27”14 del soviético en el primer viraje, este último toma rápidamente el mando de la prueba para no dejarlo hasta la llegada. 57”49 y 1,28”20, señalan los parciales de Polianski, con ventaja sobre Zabolotnov, siempre en segundo lugar, 57”53 y 1,28”97, intentando no separarse de él para poder superarlo en los últimos metros.
Resistiendo el último esfuerzo del alemán, de la DDR, Frank Baltrusch, que intenta disputarle el título, sin éxito, Polianski se proclama campeón olímpico con un tiempo de 1,59”37, lejos de los récords, por delante del alemán, 1,59”60, únicos que bajan de los dos minutos, mientras en los últimos metros, el inesperado neo-zelandés Paul Kingsman, que nada la mejor segunda parte de la prueba de los ocho finalistas, 1,01”00, puede imponerse a Zabolotnov, “robandole” la medalla de bronce por cuatro cortas centésimas, 2,00”48 por 2,00”52, en una final que decepciona ligeramente, al esperarse algo más que el triunfo del soviético.
100m.braza: récord mundial y olímpico del norteamericano Steve Lundquist con los 1,01”65 de la final de Los Ángeles. Eliminatorias el 18 de Septiembre, final el 19. 61 participantes repartidos entre 8 eliminatorias. Retirado de la natación, no defiende su título el campeón de Los Angeles, Steve Lundquist.
Para el británico Adrian Moorhouse, la victoria olímpica, dejando de lado lo qué pueda representar para cualquiera atleta (oficialmente) “amateur”, la necesitaba para olvidar la decepción vivida durante el Mundial de Madrid, dos años antes, cuando después de ganar la final había sido descalificado por una patada irregular de delfín en el viraje, una falta bastante corriente entre los bracistas, en un estilo difícil, por no decir imposible, de codificar con toda seguridad. En Seul es el máximo favorito para el título, en una prueba con un nivel muy aceptable, con seis hombres por debajo de los 1,03”, con el británico en primer lugar, 1,02”19, a solo seis centésimas de su récord europeo, por delante de sus principales rivales, el canadiense Davis (campeón mundial en Madrid) el ruso Dmitri Volkov, el italiano Gianni Minervini, y la inesperada y sorprendente aparición del húngaro Karoly Guttler.
En la final, y después de que el soviético Volkov haya intentado su escapada, girando primero en el viraje, 28”12, excesivamente rápido para sus posibilidades, el húngaro Guttler ataca, pasando a la cabeza hasta los últimos quince metros, cuando el británico, muy inteligentemente, inicia su ataque final, completamente irresistible. Aunque por una corta centésima, 1,02”04, récord de Europa, por 1,02”05 de Guttler, Moorhouse recoge una bien merecida medalla de oro que premia al mejor “hectometrista” de los últimos años.
Tras ellos, Volkov puede salvar la medalla de bronce, 1,02”20, por delante del canadiense Davis que, al no poder nadar los 200m. por haber sido eliminado en los “triales” de su país, se ha concentrado totalmente en esta prueba, aunque una vez más haya sido traicionado por su relativa falta de velocidad (séptimo en el viraje, 29”44, aunque a solo dos centésimas de Moorhouse, el cual tiene, sin embargo, una reserva de velocidad mucho mayor que el canadiense). La final, aunque el ganador no se haya acercado a los récords, ha sido de un nivel bastante alto, con siete de los finalistas por debajo de los 1,03”.
Para el canadiense Davis, esta será su última competición. El 11 de Noviembre de 1989, a los 25 años, después de una pelea en un bar en la que se ve involucrado, muere, atropellado por el coche de uno de los que se habían discutido con él. Sus cenizas, mezcladas con agua sacada del callejón nº 5 de la piscina donde se había consagrado como campeón olímpico en Los Ángeles, fueron lanzadas al río San Lorenzo, no sin antes haber cedido el corazón y el hígado a dos enfermos, cesión que les permitirá vivir todavía unos cuantos años más.
200m.braza: récord mundial y olímpico del canadiense Victor Davis con los 2,13”34 de la final de Los Ángeles. Eliminatorias y final el 23 de Septiembre. 54 participantes repartidos entre 7 eliminatorias. Eliminado de esta prueba, la baja de Victor Davis da un ligero respiro a quienes aspiran a las medallas en este doble hectómetro de braza. Nada extraordinario en las eliminatorias, si no es el decimoquinto lugar de Moorhouse, 2,18”51, en una distancia en la que nunca se ha encontrado a gusto, así como el decimonoveno del norteamericano Kirk Stakle, 2,19”47, uno de los posibles aspirantes a medalla.
La final se inicia con una fulgurante escapada del soviético Valeri Lodzik, que nada sobre los parciales del récord mundial de Davis hasta los 150m. (29”98; 1,03”86; 1,38”75) seguido de su compatriota Vadim Alexeiev, 1,04”73, mientras el resto de finalistas los sigue a distancia, con el húngaro Jozsef Szabo en segundo lugar en el último viraje (30”57; 1,04”81; 1,38”9)); el británico Nick Gillingham tercero (30”45; 1,04”92; 1,39”25); Alexeiev ya cuarto, mientras el español Sergio López, 1,40”15, y el norteamericano Mike Barrowman, 1,40”71, parecen claramente superados.
La remontada de Szabo, iniciada hacia los 125m., acaba, felizmente para él, 75 metros más adelante, cuando, a partir del último viraje, alcanza a Lodzik, y se va hacia el título olímpico, nadando un magnífico último largo en 34”53, sin ninguna dificultad para resistir el último esfuerzo de Gillingham, 2,13”53, récord europeo, por 2,14”12, mientras Sergio López inicia otra espectacular remontada en los últimos veinticinco metros, aprovechando el total hundimiento de Lodzik (que finalmente será quinto en 2,16”16) logrando una inesperada medalla de bronce, 2,15”21, por 2,15”45 de Barrowman, cuarto clasificado.
100m.mariposa: récord mundial en poder del norteamericano Pablo Morales, 52”84, el 23 de junio de 1986, en Orlando; récord olímpico al poder de Michael Gross con los 53”08 de la final de Los Ángeles. Eliminatorias el 20 de septiembre, final el 21. 51 participantes repartidos en 7 eliminatorias. Presente en Seul el alemán Michael Gross, dispuesto a defender su título de Los Angeles.
Quizás la mayor sorpresa de estos Juegos es la victoria del surinamés Anthony Nesty, el primero nadador de raza negra que se alza con una medalla de oro olímpica, continuando por el camino que doce años atrás había abierto la holandesa Enith Brigitha. Pese a que su nombre sonaba desde hacia unos pocos años como vencedor en diferentes competiciones de grupos de edad en Sudamérica, y había sido quinto en los Mundiales de Madrid, dos años antes (estudiando y entrenando en la Universidad de Jacksonville, en Florida) no contaba, sin embargo, en las quinielas por el título olímpico, exceptuando, quizá, naturalmente, en la suya propia, otorgándole, como máximo, un lugar en la final. Nesty, sin embargo, supo aprovechar el momento oportuno para alzarse hasta el máximo nivel olímpico.
La eliminación en los “trials” USA del recordista mundial, había dejado a su compatriota Biondi, y Gross, como máximos favoritos de la prueba, aunque la contundente derrota de este último en los 200m.crol, ya dejaba entrever que su forma quizá no era la más adecuada para defender su título de Los Ángeles. Las eliminatorias, sin récord olímpico, ven a cinco hombres por debajo de los 54”, con el británico Andrew Jameson (sorprendente campeón europeo el año anterior, derrotando a Gross) con el mejor tiempo, 53”34, aunque muy igualado con Biondi, Nesty, Gross, y el australiano Sieben, el sorprendente vencedor de los 200m., cuatro años antes.
En la final, Biondi parece no querer complicarse la vida y sale casi como un bólido, girando primero, 24”53, muy por debajo del parcial de récord mundial, mientras el resto de finalistas se escalonan tras él, con Sieben segundo, 24”75; Jameson tercero, 25”00; Gross, cuarto a una centésima, y Nesty quinto, 25”02. Biondi aumenta progresivamente su ventaja, pese a que el fuerte ritmo inicial el obligué a frenarse hacia los 75m. Pese a hundirse ligeramente, una brazada antes de la llegada todavía parece un seguro campeón olímpico de los 100m.mariposa.
Dos hechos simultáneos le impedirán, sin embargo, concretitzar su magnífico esfuerzo. Por un lado, no ha calculado perfectamente su llegada al muro, y se queda “corto” de brazada, lo cual le obliga a tener que hacer una patada suplementaria, con la pérdida de tiempo que ello representa, Nesty, por el contrario, hace unas tres últimas brazadas muy rápidas y ajustadas, con potentes golpes de piernas, que parecen catapultarlo hacia la llegada. Biondi ha calculado mal, y uno de sus adversarios ha sabido aprovecharse de su error. Cuando se giran para ver el marcador electrónico que anuncia tiempo y clasificación, Nesty levanta ya los dos brazos en señal de victoria.
Pese a que no supera el récord mundial, aunque sí el olímpico, Nesty ha logrado unos magníficos 53”00, una centésima por delante de Biondi, que pierde, de esta manera, su segunda y última oportunidad de igualar la gesta de su compatriota Spitz. Tras ellos, y en un nivel de extrema igualdad, Jameson demuestra que su título europeo no es ninguna casualidad, ganando la medalla de bronce, 53”30, tres centésimas por delante de Sieben, 53”33, al que le sabrá mal no poder nadar los 200m. (como otros, ha sido eliminado en los “triales” australianos) ambos por delante de Gross, que con un tiempo de 53”44 confirma no estar en su mejor forma, y que le será difícil irse de Seúl incluso con una medalla, sea del color que sea.
200m.mariposa: récord mundial en poder de Michael Gross, 1,56”24, el 28 de junio del 1986, en Hannóver; récord olímpico en poder del australiano Jon Sieben con los 1,57”04 de la final de Los Ángeles. Eliminatorias y final el 24 de septiembre. 40 participantes repartidos en 6 eliminatorias. Aunque se encuentra en Seúl, ya hemos dicho que no defiende su título el australiano Jon Sieben.
La afirmación anterior no se cumplirá, félizmente para el alemán, decidido a no irse de la capital coreana sin una medalla, ya en la última jornada de las pruebas de natación, y sale decidido a imponerse en una prueba que ha dominado en los últimos años y de la que ostenta el récord mundial. Seis de los ocho finalistas bajan de los dos minutos.
Desde los primeros metros de la final, Gross coge el mando de la prueba, poniendo distancia entre él y sus rivales. 25”94 y 55”39, por delante del neo-zelandés Anthony Mosse, 26”60 y 56”34. Aumenta su ventaja en el tercero largo, 1,25”53, pareciendo en condiciones de superar su récord mundial en caso de mantener su ritmo, por 1,27”07 de Mosse, mientras el norteamericano Melvin Stewart es tercero, 1,27”50, y el danés Benny Nielsen cuarto en 1,27”65.
El récord, sin embargo, no está, finalmente, al alcance del alemán, aunque sí el triunfo. Nielsen, por su lado, inicia una espectacular remontada, que lo lleva del cuarto al segundo lugar, señalando el mejor tiempo de los últimos 50m., 30”59, avanzando Mosse y Stewart, aunque se estrella ante los 31”41 del alemán en los últimos 50m. pero, sobretodo, contra los más de dos segundos de ventaja que este le llevaba en el último viraje. Con un tiempo de 1,56”94, nuevo récord olímpico, Gross se adjudica la medalla de oro, por delante de Nielsen, 1,58”24, que en los últimos metros puede avanzar a Mosse, tercero en 1,58”91. Señalemos el último lugar de Nesty, el sorprendente vencedor de los 100m., con un tiempo de 2,00”80.
200m.estilos: récord mundial del húngaro Tamas Darnyi, 2,00”56, el 23 de Agosto de 1987, en Strasbourg; récord olímpico del canadiense Alex Baumann con los 2,01”42 de la final de Los Ángeles. Eliminatorias y final el 25 de Septiembre. 56 participantes repartidos en 8 eliminatorias. No defiende Alex Bauman ninguno de sus dos títulos de Los Angeles.
Si había algún gran favorito en las pruebas de estilos de estos Juegos, este no era otro que el húngaro Tamas Darnyi, con sus títulos mundiales de Madrid-86, y europeos de Strasbourg-1987, además de los respectivos récords mundiales en ambas distancias, que le predisponían al oro coreano, sin poder descartar, evidentemente, alguna de las típicas sorpresas de todos los Juegos. En las eliminatorias, una única y relativa sorpresa, con la eliminación del norteamericano David Wharton, noveno clasificado, aunque los 200m. quizás fueran una distancia excesivamente corta para sus cualidades de resistencia.
En la final, y siguiendo su costumbre, el soviético Vadim Iaroschuk se destaca rápidamente en el tramo de mariposa, 25”60, con los dos alemanes de la DDR Raik Hannemann y Patrick Kuhl, tras él, 26”25 y 26”59, mientras Darnyi es quinto, 27”06. Sin relajar su esfuerzo, el soviético continúa primero al terminar el tramo de espalda, 56”24, con una substancial ventaja sobre Darnyi, que ya es segundo, 57”33, y Kuhl, tercero en 57”56, por delante de Hannemann, 58”12, únicos que parecen aspirar a las tres medallas.
Entrando igualmente dentro de las previsiones, Iaroschuk comienza a flojear al iniciarse el tramo de braza, mientras el húngaro ataca, igualmente como Kuhl, reduciendo la diferencia a casi nada (Iaroschuk 1,32”20 en el último viraje; Kuhl 1,32”37, y Darnyi 1,32”44). La prueba, pues, se jugará en el tramo de crol, con un Darnyi que no da ninguna opción a sus rivales, y que con un excelente parcial de 27”73 gana su segundo título olímpico, logrando, además, superar los récords mundial y olímpico con un tiempo de 2,00”17, preludiando ya los tiempo por debajo de los dos minutos. Kuhl, por su lado, tampoco tiene ningún problema para deshacerse de Iaroschuk, 2,01”61, mientras este último sí los tiene para mantenerse en tercer lugar ante la acometida de su compatriota Mikhail Zubkov, aunque, finalmente, puede mantener 52 centésimas de ventaja, del casi segundo y medio que le llevaba al iniciarse el último largo, 2,02”40 por 2,02”92, lejos ya del resto de finalistas.
400m.estilos: récord mundial de Tamas Darnyi, 4,15”42, el 19 de Agosto de 1987, en Strasbourg; récord olímpico de Alex Baumann con los 4,17”41 de la final de Los Ángeles. Eliminatorias el 20 de Septiembre, final el 21. 34 participantes repartidos en 5 eliminatorias. Impresionante demostración de Tamas Darnyi que en las eliminatorias supera ya el récord olímpico con un tiempo de 4,16”55, muy cerca de su mundial. Únicamente el alemán de la DDR, Kuhl, 4,18”60, que le acompaña por debajo de los 4,20”, y el norteamericano Wharton, ex-recordista mundial, 4,16”12 el 1987, parecen poder disputarle el título.
Efectivamente, y pese a que Wharton intenta imponer su ritmo (primero en el tramo de mariposa, 58”17, seguido de Kuhl, 58”40, y Darnyi, 59”04) rápidamente es el húngaro quien se queda totalmente solo en cabeza de la prueba, señalando el mejor parcial del tramo de espalda, 1,02”72 (2,01”76 en el total) muy por delante del alemán, 2,03”73, mientras Wharton es tercero, 2,04”27.
A partir de aquel momento, Darnyi lucha ya prácticamente solo contra su récord mundial, pese a que, como ya es costumbre en esta prueba, el tramo de braza propicia diferentes cambios en la clasificación, que no afectan, sin embargo, al húngaro. Con 1,14”20 en el tramo de braza, Darnyi continúa primero al llegar al último cambio de estilo, 3,15”96, siempre por delante de Kuhl, 3,18”64, mientras otro húngaro, Jozsef Szabo, aprovechando su mejor estilo (con unos extraordinarios 1,11”45) ya es tercero, 3,19”21, por delante de Wharton, 3,19”58, y el italiano Stefano Battistelli, 3,19”98, todos ellos dispuestos a luchar por los lugares de honor.
Sin ningún problema, 58”79 en el tramo de crol, Darnyi señala un tiempo final de 4,14”75, nuevo récord mundial y olímpico, completando de este manera su ya extraordinario palmarés. Wharton, con otros extraordinarios 57”78 en el tramo de crol, el mejor de los ocho finalistas, tampoco tiene muchos problemas para conseguir el segundo lugar, 4,17”36, después de alcanzar a Kuhl y Szabo hacia los 350m., mientras el italiano Battistelli avanza a Szabo en los últimos metros, ganándose el derecho a estar en el tercer escalón del podio, 4,18”01 por 4,18”15, aprovechando que Kuhl se ha hundido en este final de prueba, quinto en 4,18”44.
Sexto, 4,21”71, es el alemán Jens-Peter Berndt, un tránsfuga de la DDR, que después de pasarse un año en los Estados Unidos intentando nacionalizarse, con resultados negativos, ha regresado a Alemana, aunque esta vez a la RFA, nadando con su nuevo país de adopción.
4x100m.estilos: récord mundial de un cuarteto norteamericano, 3,38”28, el 18 de Agosto de 1985, en Tokio; récord olímpico de un cuarteto USA con los 3,39”30 de la final de Los Ángeles. Eliminatorias y final el 25 de Septiembre. 25 cuartetos inscritos repartidos entre 4 eliminatorias. Nada destacable en las eliminatorias, con un mejor tiempo del cuarteto USA, 3,43”00, lejos de los récords. Tampoco se espera tenga problemas para ganar un título más, en una prueba que, como la de los 4x100m.crol, nunca ha perdido, y únicamente en los Juegos de Moscú, por razones evidentes, no pudo subir al escalón más alto del podio.
Efectivamente, Berkoff pone ya a sus compañeros en primer lugar de la final, cuando señala unos magníficos 54”56 en su tramo, a solo cinco centésimas de su récord mundial, demostrando que, por lo menos por sus tiempo, es el mejor espaldista mundial, pese a no ser, paradójicamente, campeón olímpico. Con ventaja frente a Polianski, segundo en 55”35, y del campeón olímpico Suzuki, 55”87, tercero, el equipo USA no hace sino aumentar progresivamente su ventaja sobre el cuarteto soviético: Schroeder, 1,01”64; Biondi, con un excepcional tiempo de 52”38 en mariposa, y Jacobs, finalmente, en otros excepcionales 48”35 en el tramo de crol, completan unos 3,36”93, nuevo récord mundial y olímpico, remachando su superioridad de conjunto. Tras ellos, los soviéticos parecen irse hacia la medalla de plata con los 1,01”53 de Volkov, pese a un equipo canadiense, Tewksbury 56”11, y sobretodo, los 1,00”90 de Victor Davis en el tramo de braza, que se les pega desesperadamente.
Al iniciarse el tramo de crol, la ventaja de los soviéticos es solo de treinta y una centésimas, después de unos excelentes 53”17 de Iaroschuk en mariposa, enfrentado a los 53”34 del canadiense Tom Ponting, que parecen ser suficientes para Prigoda, frente a un Sandy Goss que no ha podido ir más allá de los 50”73 en la prueba individual. Este, sin embargo, asumirá perfectamente el reto, y con un magnífico parcial de 48”75, frente al discreto 49”74 del soviético, logrará desbordarlo en los últimos metros, logrando la medalla de plata, 3,39”28, dejando el bronce para los soviéticos, 3,39”96, mientras los alemanes de la RFA son unos ya lejanos cuartos, 3,42”98, sin haber estado nunca en la lucha por las medallas.
Como ya es habitual en ellos, estos últimos se han presentado a disputar esta última final con la nota divertida de sus trajes típicos del Tirol, mientras los japoneses lo han hecho, flameando unas banderolas de su país, como fin de fiesta de una competición en la que ha habido de todo: alegrías, decepciones, sorpresas, etc., y un cierto, aunque no avasallador, dominio norteamericano, que se lleva a casa un total de cinco medallas de oro, cinco de plata, y una de bronce.
Hungría ha sido, posiblemente, la revelación de estos Juegos, hablamos únicamente de categoría masculina, siguiendo una táctica que, naturalmente, le otorga muchos triunfos, como es la de desplazar únicamente a los que tienen grandes posibilidades de estar en el podio, fogueando las promesas en las diferentes y numerosas competiciones de invierno. Tras ellos, la URSS parece marcar un revivir ya señalado en diferentes ocasiones, pero que siempre acaba en una cierta indefinición, mientras la DDR con una natación masculina que nunca ha estado a la altura de la femenina, representa la cuarta potencia mundial en Seúl, por delante de otros países, muchos de los cuales, como Surinam, Polonia ó España, aprovechan las facilidades de las universidades norteamericanas para enviarles a sus mejores nadadores.
En categoría femenina, se espera con interés el enfrentamiento de Estados Unidos y la DDR después de la victoria de las “walkiries” en los Mundiales de Madrid-86, con sus respectivas cabeza de filas: Kristin Otto por la DDR, aspirando a seis medallas de oro, 50 y 100m.crol, 100m.mariposa y espalda, y los dos relevos (digamos que el año anterior, en los Europeos de Strasbourg-87, ya había “probado” este programa, logrando cinco títulos, todos los mencionados excepto el de 50m. que no había nadado) y la pequeña norteamericana, físicamente hablando, Janet Evans, recordista mundial de los 400, 800 y 1.500m.crol, en los que había sucedido a una figura de tanto prestigio como era la australiana Tracy Wickham, siendo la primera en bajar de los dieciséis minutos en el quilómetro y medio, y que en estos Juegos aspiraba a tres medallas de oro, 400-800m.crol y 400m.estilos.
Avancemos ya, que ambas nadadoras verán cumplidas sus aspiraciones, y mientras Kristin Otto se convertía en la primera nadadora (y única hasta ahora) que ganaba medallas de oro en tres especialidades diferentes, la norteamericana se convertía en la “reina” del fondo, juntamente con un récord mundial, el de los 400m., que iniciaba la cuenta atrás hacia los “menos de cuatro minutos” (que, por lo menos en el 2004, todavía no se ha logrado, ya que aún continúa en pie el récord de la norteamericana).
50m.crol: récord mundial de la china Wenyi Yang, 24”98, el 11 de Abril del mismo año olímpico, en Guangzhou; no hay récord olímpico al ser la primera vez que se nada esta prueba en unos Juegos. Eliminatorias y final el 25 de Septiembre. 50 participantes repartidas entre 7 eliminatorias. Con la moral muy alta después de sus cinco primeros triunfos, Otto se enfrenta ahora a su reto más difícil, con la presencia de la recordista mundial, y de una, digamos “bestia negra” de las velocistas de la DDR, la rumana Tamara Costache (campeona y recordista mundial en Madrid-86) pese a que ya había sido claramente superada en los Europeos del año anterior.
En las eliminatorias, y al tratarse de una prueba inédita en el programa olímpico, hay un total de siete récords olímpicos, uno en cada una de las eliminatorias que se disputan. En la 1a., es la mozambiqueña Carolina Araujo que impone el récord en un tiempo de 29”64, superado sucesivamente por Carolina Mauri, de Costa Rica, 27”96; Monica Rezende, Brasil, 27”44; Diane van der Plats, Holanda, 26”49; Leight-Ann Feter, de Estados Unidos, 25”91; Kristin Otto, 25”85, y, finalmente, la china Wenyi Yang, que le deja establecido en 25”67. Falta a la cita otra de las favoritas, la norteamericana Myers, que ha sido sancionada por “doping” poco después de los “trials” USA, y retirada del equipo olímpico.
En la final, y después de una salida falsa de la rumana (que no parece en su mejor forma, séptima de las eliminatorias en 26”06) son precisamente ella y la veterana norteamericana Jill Sterkel (casi 27 años y medio, campeona del 4x100m.crol en Montreal-76) quienes toman el mando de la prueba con unos centímetros de ventaja sobre el resto de finalistas.
A partir de la mitad de carrera, sin embargo, es Otto la que parece coger definitivamente la iniciativa, hasta que con unas cinco últimas brazadas, ejecutadas con toda su potencia y decisión, la permiten coger unos valiosos centímetros de ventaja que le servirán para resistir el último ataque de la recordista mundial. Con 25”49, nuevo récord olímpico, aunque lejos del mundial, Otto gana el reto que se habia propuesto al llegar a Seúl, convirtiéndose en la verdadera “reina” de los Juegos, y, evidentemente, en una leyenda de esta competición, ya que su gesta será difícilmente igualada. Wenyi Yang es segunda, 25”64, mientras la otra alemana de la DDR, Karin Meissner, y la norteamericana Sterkel, se reparten dos medallas de bronce, después de que el electrónico haya señalado el mismo tiempo para ambas, 25”71, siete centésimas por delante de otra veterana, Fetter, 25”78, mientras Costache es sexta, 25”80, lejos de su mejor forma.
100m.crol: récord mundial de la alemana de la DDR Kristin Otto, 54”73, el 19 de Agosto del 1986, en Madrid; récord olímpico de Barbara Krause con los 54”79 de la final de Moscú-80. Eliminatorias el 18 de Septiembre, final el 19. 57 participantes repartidas entre 8 eliminatorias. No defienden sus títulos ninguna de las dos campeonas de Los Ángeles, Carrie Steinseifer y Nancy Hogshead.
Quedan en pie los récords mundial y olímpico, con la francesa Catherine Plewinski como mejor tiempo de las eliminatorias, 55”33, mientras Otto se limita a clasificarse. Destaquemos la eliminación de la norteamericana Mitzi Kremer, decimotercera en 56”97, una de las favoritas al podio.
En la final, Otto toma el mando de la prueba desde los primeros metros, llegando al viraje con un tiempo de 26”36, 13 centésimas por debajo del paso de su récord de Madrid. Nadando con su poco ortodoxo, pero característico estilo, la alemana se va distanciando progresivamente de sus rivales, y pese a flaquear ligeramente en los últimos metros, llega primera al muro con un tiempo de 54”93, logrando el primero de sus esperados seis triunfos, aunque sin superar ninguno de los récords de la prueba. Tras ella, fuerte lucha para el resto de los lugares de honor.
A veinticinco metros de la llegada, la holandesa Conny van Bentum parece en disposición de lograr la medalla de plata, aunque finalmente flaquea, permitiendo que sea la francesa Plewinski quien se avance tras la imbatible Otto. Poco metros antes de la llegada, sin embargo, es la china Zhuang Yong la que alcanza a Plewinski, imponiéndose en 55”47, dos centésimas menos que la francesa, 55”49, ofreciendo a su país la primera medalla de la natación olímpica.
Manuela Stellmach, de la DDR, es cuarta, muy cerca de las medallas, 55”52, mientras van Bentum se hunde dramáticamente, acabando en octavo y último lugar, 56”54, tras de la norteamericana Dara Torres, séptima en 56”25, la peor clasificación de una velocista USA en unos Juegos, después del sexto lugar de Olive McKean en Berlin-1936.
200m.crol: récord mundial de la alemana de la DDR Heike Friedrich, 1,57”55, el 18 de Junio de 1986, en Berlín; récord olímpico de Barbara Krause (DDR) con los 1,58”33 de la final de Moscú. Eliminatorias el 20 de Septiembre, final el 21. 44 participantes repartidas entre 6 eliminatorias. Está en Seúl para defender su título de Los Ángeles la norteamericana Mary Wayte. Ningún problema para las favoritas, entre las cuales la campeona Wayte, en las eliminatorias, en las que se mantiene en pie el récord olímpico, siendo la recordista mundial Friedrich, la campeona Wayte, y la costariqueña Silvia Poll, de espléndida tipología para la natación, 190cm. de altura, las únicas que bajan los dos minutos.
Wayte, 28”07; Kremer, 28”26, y Poll, 28”47, son las encargadas de lanzar la final hasta el primer viraje, mientras Friedrich, sexta en 28”55, y Stellmach, quinta con cuatro centésimas menos, quedan al acecho para ver definirse a sus rivales. Kremer es primera a mitad de carrera, 57”89, 47 centésimas por debajo del paso de Friedrich en su récord, por delante de Wayte, 58”43, mientras la recordista mundial ya es tercera, 58”50, por delante de Stellmch, 58”60, y Poll, 58”78, que ha retrocedido al sexto lugar al entender que el ritmo impuesto por las nadadoras USA es excesivamente elevado para sus posibilidades.
A partir del hectómetro, y como es su costumbre, Friedrich lanza un ataque que será decisivo, al no poder ser contestado por ninguna de sus rivales. En los dos siguientes largos de piscina nada de forma negativa, 29”67 en el tercero, 29”62 en el último, con un total de 59”29 en el segundo hectómetro, demostrando que domina de forma magistral “su” prueba. Kremer, que en el tercer largo aún ha intentado seguirla, 1,28”03 por 1,28”38 en los 150m., pagará caro su esfuerzo, acabando en sexto lugar, 2,00”23, mientras Poll puede rehacerse en los últimos metros, arrancando la medalla de plata, 1,58”67, por delante de Stellmach, bronce en 1,59”01, y Wayte, cuarta en 1,59”04, y la soviética Natalia Trefilova, 1,59”24, es quinta, únicas cinco que bajan de los dos minutos.
El tiempo de Friedrich, 1,57”65, se ha quedado a una corta décima de su récord mundial, que hubiera podido superar seguramente, de no haber por enmedio un título olímpico, aunque sí ha superado el récord olímpico de su compatriota Krause.
Janet Evans tras imponerse en los 400 crol
400m.crol: récord mundial de la norteamericana Janet Evans, 4,05”45, el 20 de Diciembre de 1987, en Orlando; récord olímpico de Tiffany Cohen con los 4,07”10 de la final de Los Ángeles. Eliminatorias y final el 22 de Septiembre. 30 participantes repartidas entre 4 eliminatorias. No defiende sus dos títulos de Los Ángeles la norteamericana Tiffany Cohen.
Mejor tiempo de las eliminatorias para la gran favorita, Janet Evans, que tres días antes ha logrado su primer título olímpico, los 400m.estilos. La final no tiene ningún otro pronóstico que no sea el triunfo de la pequeña y siempre sonriente norteamericana (conocida también como la “Pulga de Placentia”) y únicamente resta por saber si lo hará con nuevo récord mundial.
Evans toma decididamente el mando de la prueba desde los primeros metros, imponiendo su ritmo, mientras las alemanas la siguen prácticamente a su nivel, con parciales que bien pronto superan los del récord mundial (59”99 y 2,01”14, por 59”59 y 2,01”57 de su récord) con Friedrich muy cerca, 1,00”23 y 2,02”49, mientras la otra alemana de la DDR, Anke Mohring, es tercera, 1,00”27 y 2,02”51, lejos ya del resto de finalistas (cuarta es otra norteamericana, Tami Bruce, 2,03”42).
Decidida a cortar el poder de la alemana ante la posibilidad de una llegada muy ajustada, Evans aumenta el ritmo de su brazada, ya muy elevado a causa del 2-tiempo que emplea, aumentando su ventaja hacia los 250m., deshaciéndose de Mohring, incapaz de mantener su ritmo, mientras Friedrich se le pega desesperadamente, intentando mantenerse a su nivel para tratar de superarla en los últimos metros, aprovechando su (teórica) superior velocidad.
A los 300m., Evans es primera, 3,03”40 (claramente por debajo de los 3,04”06 de su récord) con Friedrich a su nivel, 3,03”56, rehaciendo los cortos centímetros que la norteamericana le llevaba en los 200m. Parece que puede pasar cualquiera cosa en el último hectómetro, pero bien pronto se ve que la táctica de la norteamericana ha sido plenamente acertada. Increíblemente, Evans aumenta todavía más su ritmo de brazada, y, con su poco vistoso y heterodoxo, aunque eficaz, 2-tiempo, y su característico golpe de cabeza, comienza a avanzarse a la alemana, que, completamente impotente para responder a su ataque, claudica definitivamente.
Los 1,01”07 señalados por Friedrich en el tercero hectómetro, para recuperar la pequeña desventaja que le llevaba Evans, la han “marcado”, dejándola sin poder de reacción ante el potente y rápido bracear de su rival. Esta, ya sin ningún problema, se va hacia el muro de llegada, y su segundo triunfo, ofreciendo a los atónitos y entusiasmados aficionados de la piscina coreana, un último hectómetro digno de la gran campeona que ha demostrado ser.
Con unos extraordinarios 1,00”45 en el último hectómetro, Evans se corona campeona olímpica con un tiempo final de 4,03”85, nuevo récord mundial y olímpico, por delante de Friedrich, 4,05”94, nuevo récord europeo, a pesar de haberse hundido en los últimos metros (ha nadado el último hectómetro en 1,02”38) lo cual aprovecha su compatriota Mohring para acercársele, aunque no lo suficiente como para inquietarla, logrando la medalla de bronce, 4,06”62, claramente por delante de la cuarta clasificada, Tami Bruce, 4,08”16.
Estos 4,03”85 de Janet Evans preludian, inevitablemente, el camino de las cuatrocentistas femeninas hacia tiempos por bajo de los cuatro minutos, veintiséis años después de que Dawn Fraser superase por primera vez el minuto en el hectómetro, dieciséis años después de que otro mito de la natación mundial, Kornelia Ender, bajase los dos minutos en el doblo hectómetro. Evidentemente, esto no significa que este “bajo cuatro minutos” sea ya inminente, pues cuando escribimos estas notas, principios del 2.008, no tan solo no se ha bajado de los cuatro minutos, el record de mundo, en manos de la francesa Laure Manaudou, está en 4:02.13 (si se han bajado los cuatro minutos, en cambio, en piscina corta).
800m.crol: récord mundial de Janet Evans, 8,17”12, el 22 de Marzo del mismo año olímpico, en Orlando; récord olímpico de la norteamericana Tiffany Cohen con los 8,24”95 de la final de Los Ángeles. Eliminatorias el 23 de Septiembre, final el 24. 27 participantes repartidas entre 4 eliminatorias. Ninguna sorpresa ni récord en las eliminatorias, de las que se clasifican sin problemas las principales favoritas.
Ni tan solo las dos alemanas de la DDR parecen dudar de la victoria de la norteamericana al iniciarse la final, cuando toma el mando con unos parciales muy ajustados a los de su récord mundial, aunque rápidamente puede verse que nada más en función de la victoria que del posible récord. 1,01”13; 2,04”04; 4,10”06, a mitad de carrera; 6,15”60 a los 600m., cogiendo rápidamente una ventaja de casi dos segundos a su más fuerte rival, Astrid Strauss, conservándola a partir de los 300-400m. hasta el final.
Con un tiempo final de 8,20”20, récord olímpico, Evans gana su tercera medalla de oro, por delante de los 8,22”09 de Strauss, medalla de plata, sin haber estado nunca inquietada en su segundo lugar. La verdadera emoción de la prueba es la lucha por el tercer lugar, cuando la australiana Julie McDonald se impone en los últimos metros a la alemana Mohring (ex-recordista mundial de la distancia, con unos 8,19”53 de 1987) por una solitaria décima de segundo, 8,22”93 per 8,23”03.
La australiana, quinta a mitad de carrera, 4,14”73, hace una sensacional remontada en la segunda parte de la prueba, nadándola en unos sorprendentes 4,08”20 (recordemos que Bruce ha sido cuarta de los 400m. en 4,08”16) demostrando que si hubiese dosificado algo mejor su esfuerzo podría haber luchado incluso por el segundo lugar. Un ritmo negativo de seis segundos y medio, es muy difícil verlo en unos 800m. a este nivel de competición.
Eqipo femenino de la DDR vencedor en el 4x100 crol
4x100m.crol: récord mundial de un cuarteto de la DDR, 3,40”57, el 19 de Agosto de 1986, en Madrid; récord olímpico de un cuarteto de la DDR con los 3,42”71 de la final de Moscú. Eliminatorias y final el 22 de Septiembre. 15 cuartetos inscritos, repartidos entre 2 eliminatorias. Difícilmente se podía escapar esta prueba a las alemanas de la DDR, a no ser por una descalificación.
Siempre en cabeza de la prueba, con los iniciales 55”11 de Kristin Otto en el primer tramo, las “walkirias” únicamente deben luchar contra su récord mundial. Meissner, excelente con sus 54”73; Hunger, 55”69, y, finalmente, Stallmach, 55”10, no pueden hacer mucho más, sin embargo, que acercarse en seis centésimas a su mundial, 3,40”63, superando, eso sí, su olímpico de Moscú.
Por primera vez desde los Juegos de Melbourne, en 1956, donde habían sido vencidas por las nadadoras locales (y, naturalmente, los de Moscú, donde no habían podido participar) las norteamericanas perdían esta prueba, aunque su calvario no acaba con esta derrota, ya que después de ir en segundo lugar a lo largo de casi toda la prueba, aunque por márgenes muy cortos (ocho centésimas al iniciarse el último tramo) las velocistas USA ven como un excelente hectómetro de la holandesa Karin Briennesse, 55”04, supera los discretos 55”98 de Dara Torres, ganando una inesperada medalla de plata para Holanda, 3,43”39, enviando, al mismo tiempo, al equipo USA al escalón más bajo del podio, 3,44”25, llegando incluso a ver como las chinas, merced a unos inesperados 54”25 de Zhuang (mejor parcial de las treinta y dos finalistas) están a punto se superarlas en los últimos metros, cuartas en 3,44”69, demostrando que su buen comportamiento en estos Juegos no ha sido fruto de la casualidad, y que en un futuro quizá no muy lejano, habrá que tenerlas en cuenta.
Dos medallas de plata y una de bronce, además de este cuarto lugar en el relevo de crol, lo demuestran sobradamente.
100m.espalda: récord mundial en poder de la alemana de la DDR Ina Kleber, 1,00”59, el 24 de Agosto de 1984, en Moscú; récord olímpico en poder de la alemana de la DDR Rica Reinisch con los 1,00”86 de la final de Moscú-80. Eliminatorias y final el 22 de Septiembre. 41 participantes repartidas en 6 eliminatorias. No se presenta a defender su título de Los Ángeles la norteamericana Therese Andrews. Ganadora de los 100m. crol, Kristin Otto parece bien dispuesta a ganar su reto, enfrentándose a su segundo título, después de señalar el mejor tiempo de las eliminatorias, 1,01”45, pareciendo incluso en medida de superar el récord mundial de su compatriota.
La final no tiene, prácticamente, ninguna historia. Otto se pone en cabeza desde los primeros metros, girando en 29”12, muy por delante de los 29”67 de Kleber en su récord mundial, escoltada por la joven húngara Krisztina Egerszegi, 29”36, la otra alemana de la DDR, Cornelia Sirch, 29”43, y Silvia Poll 29”68, únicas por bajo de los 30”. Después, Otto controla perfectamente la carrera, aunque sin poder evitar un ligero desfallecimiento en los últimos metros que, sin comprometer su triunfo, sí lo impiden de superar los dos récords de la prueba.
Con un tiempo de 1,00”89 gana su segunda medalla de oro, mientras Egerszegi, con algunos problemas, puede resistir el último ataque de Sirch, 1,01”56 por 1,01”57, medallas de plata y bronce, claramente por delante de la norteamericana Betsy Mitchell, 1,02”71, subcampeona olímpica cuatro años antes, mientras la costaricense Poll se hunde en el segundo largo de piscina, y únicamente es sexta, 1,03”34, sin llegar a concretar las esperanzas que tenía depositadas en esta prueba.
200m.espalda: récord mundial en poder de la norteamericana Betsy Mitchell, 2,08”60, el 27 de Junio de 1986, en Orlando; récord olímpico en poder de Rica Reinisch (DDR) con los 2,11”77 de la final de Moscú. Eliminatorias y final el 25 de Septiembre. 32 participantes repartidas en 5 eliminatorias.
Presente a la cita coreana para defender su título la holandesa Jolanda DeRover, campeona en Los Ángeles. Eliminada en los “triales”, falta a la cita olímpica la recordista mundial, que únicamente ha logrado clasificarse para el hectómetro, donde la hemos vista en el cuarto lugar final. Esto parece dar las máximas posibilidades a la alemana de la DDR Cornelia Sirch, campeona mundial en 1982 y 1986, y europea en 1987, pero sobretodo una excelente competidora que siempre se crece en las ocasiones más importantes.
Debido al boicot de 1984, el título olímpico es el único que le falta para completar su magnífico palmarés, y llega a Seúl, lógicamente, dispuesta a lograrlo. Ligera sorpresa en la 4a.eliminatoria cuando Egerszegi supera el récord olímpico con unos buenos 2,11”01, aunque pocos minutos después, en la 5a. y última, la gran favorita, Sirch, se encarga de devolver el récord a su país, señalando unos no menos buenos 2,10”46.
La final, contrariamente a su costumbre, es lanzada por Sirch, primera a mitad de carrera, 30”20 y 1,02”79, a solo quince centésimas del tiempo de paso del mundial de Mitchell, aunque la húngara no está muy lejos, siempre tras ella, 30”32, y 1,02”99, ambas por delante de la segunda nadadora DDR, Katrin Zimmermann, 1,03”59, y el resto de finalistas, claramente dominadas.
La pugna entre ambas continúa hasta los 130m., momento escogido por la húngara para intentar la escapada definitiva. Con un buen parcial de 32”89 en el tercer tramo de la prueba, 1,35”88 en los 150m., Egerszegi se pone por delante de Sirch, 1,36”47, que empieza a hundirse, incluso ante la acometida de Zimmermann, 1,37”03. En un último largo lleno de potencia, increíble en un cuerpo que no pasa de los 45 kgr., pero con un deslizamiento que deja sorprendido el público de la piscina olímpica, Egerszegi no tiene ningún problema en ganar su primera medalla de oro, señalando unos 2,09”29, nuevo récord olímpico y europeo, a escasas sesenta y nueve centésimas del mundial.
Zimmermann, mientras, se aprovecha del desfallecimiento de su compatriota Sirch, arrebatandole la medalla de plata, 2,10”61 por 2,11”45, por delante de la norteamericana Beth Barr, 2,12”39. Jolanda DeRover, con unos discretos 2,15”17, únicamente puede ser séptima de la final, sin poder revalidar su sorprendente título de Los Ángeles.
Con su triunfo, Egerszegi se convierte en la campeona olímpica más joven de toda la historia. Nacida el 16 de agosto del 1974, tiene, pues, en el momento que recibe la medalla de oro, 14 años, 1 mes, y 9 días (el “récord” masculino continúa al poder del japonés Kitamura, campeón de los 1.500m. en los Juegos de Los Ángeles-1932, con 15 años menos 57 días).
100m.braza: récord mundial en poder de la alemana de la DDR Silke Hörner, 1,07”91, el 21 de agosto de 1987, en Strasbourg; récord olímpico en poder de la holandesa Petra Van Staveren con los 1,09”88 de la final de Moscú. Eliminatorias y final el 23 de Septiembre. 41 participantes repartidas entre 6 eliminatorias.
No se presenta a defender su título de Los Ángeles la holandesa Petra van Staveren, otra de las sorprendentes ganadoras de aquellos Juegos. Después de su triunfo en los 200m., la alemana Silke Hörner aspiraba a convertirse en la primera bracista capaz de “visar” la medalla de oro, gesta en la que habían fracasado figuras tan significadas como Galina “Prozo”, Ute Geweniger, Cathy Carr, ó Hannelore Anke en anteriores Juegos.
Recordista mundial, y con un gran espíritu de lucha, parecía perfectamente colocada para lograr su reto, pese a tener peligrosas rivales como las rusas ó las búlgaras. En la 4a.eliminatoria, récord olímpico para la búlgara Tania Bogomilova (ahora Dangalakova por matrimonio) con un tiempo de 1,08”35, una de las contadas en poder romper el dominio de las “walkirias”, campeona europea de 1985, tiempo que es igualado en la 6a. y última por Hörner. Sorprenden las eliminaciones de la soviética Kuzmina, y la italiana Manuela Dalla Valle, dos posibles aspirantes a medalla.
Desde los primeros metros, y contrariamente a su costumbre, la alemana coge decididamente el mando de la prueba, mientras la búlgara se limita a vigilarla. 31”58 en el viraje, donde Hörner tiene unas valiosas centésimas de ventaja sobre Dangalakova, 31”90, que ya parecen suficientes cuando se sabe que la búlgara acostumbra a “pinchar” en los últimos metros, mientras el talante luchador de la alemana parece una buena garantía de triunfo; la canadiense Allison Higson es tercera, 32”18, y la otra búlgara, Antoaneta Frenkeva, cuarta en 32”43. Todo continúa en la misma posición hasta los 75m., momento en el que Dangalakova, juntamente con su compatriota Antoaneta Frenkeva, inician su ataque, recortando diferencias con Hörner. Esta, al verse atrapada, parece contraerse, perdiendo su ritmo, y es incapaz de responder al ataque de las dos búlgaras, que en los últimos metros se imponen en los dos primeros lugares.
Dangalakova es claramente primera, 1,07”95, con nuevo récord olímpico, a solo cuatro centésimas del mundial, por delante de Frenkeva, segunda en 1,08”74, mientras Hörner es tercera a nueve centésimas, 1,08”83, y está a punto, incluso, de ser alcanzada por la canadiense Allison Higson, a solo tres centésimas, 1,08”86.
Tania Bogomilova-Dangalakova, retirada un año de la competición para dar a luz una hija, ha logrado, en esta final, racionalizar su esfuerzo, recogiendo el más preciado fruto de su carrera deportiva, al mismo tiempo que la primera medalla dorada de la natación olímpica búlgara.
200m.braza: récord mundial en poder de la canadiense Allison Higson, 2,27”27, el 28 de Mayo del mismo año olímpico, en Montreal; récord olímpico en poder de la soviética Lina Kashushite con los 2,29”54 de la final de Moscú. Eliminatorias el 20 de Septiembre, final el 21. 43 participantes repartidas entre 6 eliminatorias. No se presenta a defender su título de Los Ángeles la canadiense Anne Ottenbrite.
Prueba que presenta, ya desde las eliminatorias, un alto nivel técnico, con cinco nadadoras por debajo de los 2,30”, y la última clasificada para la final en 2,30”60. Récord olímpico para la soviética Iulia Bogatcheva al ganar la 5a.eliminatoria, 2,28”94, mientras en la siguiente, 6a. y última, Silke Hörner supera este tiempo con unos 2,27”63, que no están muy lejos del mundial de la canadiense, a la que supera en esta eliminatoria. Sorpresa por la eliminación de la segunda representando de la DDR, Susanne Börnicke, de la soviética Kuzmina, y de las dos bracistas USA.
La final es lanzada, como es su costumbre, por la búlgara Dangalakova con parciales literalmente “suicides”, 32”26 y 1,09”22 en la primera mitad de carrera (por debajo de los parciales del mundial, 32”77 y 1,09”80) seguida por la recordista mundial, Higson, 1,09”91, con Hörner, 32”88 y 1,10”24, frenándose en ésta segunda mitad del primer hectómetro; Frenkeva, 1,10”32, y la china Xiaomin Huang, 1,11”41, esperan su turno para atacar, claramente por delante del resto de finalistas.
Como era de esperar, Hörner inicia su ataque hacia los 125m., y ya es primera en el último viraje, 1,47”38 (ahora ya claramente avanzada al parcial del récord mundial, 1,48”04) por delante de Dangalakova, 1,47”48; Frenkeva, 1,48”83; Higson, 1,48”56, y Huang, 1,49”22.
La última piscina se convierte, rápidamente, en un verdadero “sálvese quien pueda” inmediatamente después del viraje. Hörner, sin ninguna oposición, se va hacia el título olímpico, señalando un tiempo de 2,26”71, nuevo récord mundial y olímpico, por delante de la china Huang, segunda después de un desesperado esfuerzo final (38”27, mejor parcial de los últimos 50m. de las ocho finalistas) con 2,27”49, mientras Frenkeva se asegura en las dos últimas brazadas la medalla de bronce, 2,28”34, por delante de su compatriota Dangalakova, completamente hundida, cuarta en 2,28”43, codo a codo, ambas, con la soviética Bogatcheva (también con un final muy fuerte, 38”56) mientras la ya ex-recordista mundial, Higson, no ha podido resistir el fuerte final de sus rivales (41”04 en el último largo) y solo puede ser séptima en unos discretos 2,29”60, conformando, sin embargo, una final de un nivel técnico muy alto.
Mencionemos, para terminar, los 2,28”55 de la vencedora de la final “B”, Susanne Börnicke, a solo 21 centésimas de la medalla de bronce, demostrando que ha sido, posiblemente, una víctima más de la típica y denostada “gandulería muscular madrugadora” que siempre afecta a las eliminatorias matinales, pero que tenía mucho a decir en la lucha por las medallas.
100m.mariposa: récord mundial en poder de la norteamericana Mary “T” Meagher, 57”93, el 16 de Agosto del 1981, en Milwaukee; récord olímpico en poder de la misma con los 59”05 de la final de Los Ángeles. Eliminatorias y final el 23 de Septiembre. 40 participantes repartidas entre 5 eliminatorias. Se presenta a defender su título de Los Ángeles la norteamericana “T” Meagher, después de haberse vuelto atrás de su decisión de retirarse de la competición, anunciada después de sus dos victorias, cuatro años antes.
En la 5a. y última eliminatoria, la francesa Catherine Plewinski señala el mejor tiempo con unos magníficos 59”34, récord europeo, uno de los pocos que no está en poder de las alemanas de la DDR. Por el contrario, “T”, aún recordista mundial, está a punto de ser eliminada al señalar unos discretos 1,01”48, a solo 17 centésimas de la soviética Koptchikova, novena clasificada, demostrando que, ó bien no está en la forma adecuada, ó que la edad, no tanto por sus aún jóvenes 24 años, sino por los casi diez de estar a la cabeza de la natación mundial, empiezan a pasarle factura.
La final es lanzada por la francesa, que rápidamente se destaca, llegando al viraje en primer lugar, 27”54, por debajo de los 27”75, parcial de Meagher en su récord, seguida de la china Qian Hong, 27”87, y de Kristin Otto, 27”95, prácticamente igualadas. Mientras Plewinski comienza a ceder hacia los 75m., Otto inicia la remontada que la llevará a lograr su tercera medalla de oro individual, juntamente con un nuevo récord olímpico y europeo, 59”00.
El dramático desfondamiento de la francesa facilita la remontada de la segunda alemana DDR, Birte Weigang (cuarta en el viraje, 28”18) que en los últimos metros puede pasar a la china Hong, tercera en 59”92, por 59”45 de Weigang, mientras Plewinski solo puede ser cuarta, 59”58, completando un excelente cuarteto, únicas que bajan del minuto, por delante de la norteamericana Janel Jorgensen, quinta en 1,00”48, mientras Meagher, que no está, efectivamente, en su mejor forma, solo puede ser séptima con unos discretos 1,00”97.
200m.mariposa: récord mundial en poder de Mary “T” Meagher, 2,05”96, el 13 de Agosto de 1981, en Milwaukee; récord olímpico en poder de la misma, con los 2,06”90 de la final de Los Ángeles. Eliminatorias y final el 25 de Septiembre. 28 participantes repartidas entre 4 eliminatorias. Se espera con gran interés el duelo entre “T” y las dos alemanas de la DDR en una distancia que la norteamericana acostumbra a dominar con mucha más autoridad que no el hectómetro, pese a que después de su decepcionante actuación en la prueba corta, ya haya demostrado no encontrarse en su mejor forma. En las eliminatorias, las tres favoritas se limitan a clasificarse aunque sorprende que las dos “walkiries” puedan lograr los dos callejones centrales, imponiéndose a Meagher.
Birte Weigang sorprende a todos al coger el mando de la final desde los primeros metros, imponiendo un ritmo que más parece de 100m., claramente por debajo del récord mundial de la norteamericana (28”61 y 1,00”69 a mitad de carrera, por 29”59 y 1,01”41 del mundial) por delante de su compatriota Kathleen Nord, mucho más prudente, 1,02”21, mientras “T” es tercera, 1,03”07, a la espera de un desfallecimiento de sus rivales para atacarlas.
En el último viraje, 1,34”15 para Weigang, ya por encima de los 1,33”65 del récord mundial, la alemana parece tener el título asegurado, con Nord y “T” en su persecución, 1,35”46 y 1,36”34 respectivamente. A partir de los 160-170m., sin embargo, el ritmo de Weigang empieza a debilitarse, mientras Nord inicia un fuerte final que la lleva a igualarse con ella hacia los 190m., y superarla claramente en las últimas brazadas, de manera sorprendente e insospechada, visto el desarrollo de la prueba, como lo demuestra el gesto de alegría de la ganadora al girarse para ver los resultados en el marcador electrónico.
Los tiempo, 2,09”51 para la nueva campeona olímpica, 2,09”91 para Weigang, mientras Mary “T” Meagher recoge su última medalla, esta de bronce, 2,10”80, por delante de la rumana Stela Pura, cuarta en 2,11”28, en una prueba de un nivel técnico más bien discreto, lejos de los récords mundial y olímpico, al mismo tiempo que confirma la retirada de una de las mejores nadadoras de todos los tiempo, con dos récords mundiales, 57”93 y 2,05”96, más propios del siglo XXI (y prácticamente es así, pues el de los 200m. no será superado hasta el 17 de mayo de 2000, mientras el del hectómetro lo será un poco antes, el 23 de agosto del 1999).
El triunfo de Nord es, por su lado, la de la constancia de una nadadora que siempre ha estado a la sombra de su cabeza de filas, Petra Schneider, sin llegar a estar nunca dentro de las “grandes” de la natación mundial, pero que, poco a poco, se ha ido haciendo un palmarés que no tiene nada que envidiar a muchas de las renombradas “grandes”: subcampeona mundial, en 1982, y campeona europea, en 1983, de los 400m.estilos; otra vez campeona europea de 200 y 400m.estilos en 1985; campeona mundial de 400m.estilos y 3a. de 200m.estilos en Madrid-86, mientras en los Europeos del 1987 solo es tercera de los 400m. estilos, pero campeona de 200m.mariposa, especialidad hacia la que se inclinan sus preferencias de caras a Seúl, donde, finalmente, logra su mayor galardón, sin haber superado nunca, en cambio, ningún récord mundial ni europeo a lo largo de su carrera, perseguida siempre por la sombra de los 4,36”10 de Petra Schneider, récord al que nunca ha podido ni acercarse ( su mejor tiempo en los 400m.estilos es de 4,39”95, en 1983).
200m.estilos: récord mundial en poder de la alemana de la DDR Ute Geweniger, 2,11”73, el 4 de Julio de 1981, en Berlín ; récord olímpico en poder de la norteamericana Tracy Caulkins con los 2,12”64 de la final de Los Ángeles. Eliminatorias y final el 24 de Septiembre. 36 participantes repartidas entre 5 eliminatorias. No se presenta a defender ninguno de sus dos títulos en esta especialidad la norteamericana Tracy Caulkins.
Única sorpresa en las eliminatorias es la descalificación de la norteamericana Mary Wayte, una de las candidatas a podio, tercer mejor tiempo de las eliminatorias, 2,15”77, por patada de delfín en el viraje de braza. También sorprende la no presentación a las eliminatorias de la segunda alemana de la DDR, Kathleen Nord, que, según parece, ha preferido descansar para tratarse de una lesión en la rodilla, y más interesada en los 200m.mariposa del día siguiente (en los que, como hemos comentado, logrará el título olímpico).
La lucha por el título no se inicia realmente hasta el tramo de braza, después de que la norteamericana Whitney Hedgepeth hubiese cogido el mando de la prueba en el primer hectómetro, 28”97 y 1,02”92, parciales muy próximos al mundial de Geweniger (28”60 y 1,02”22) por delante de Daniela Hunger, de la DDR, 1,03”18; la rumana Anca Patrascoiu, 1,03”28, y la soviética Elena Dendeberova, 1,03”55.
La debilidad de la norteamericana en braza era, sin embargo, demasiado conocida para preocupar excesivamente en este primer hectómetro, y, efectivamente, las favoritas inician su ataque en este tramo de braza. Al llegar al último viraje, Dendeberova encabeza la prueba, 1,41”39 (no muy lejos de los 1,40”75 del récord de Geweniger) por delante de Hunger, 1,42”08, que ha logrado destacarse claramente de la rumana Noemi Lung, 1,43”57, y de la australiana Jodie Clatworthy, 1,44”31, mientras Hedgepeth, de acuerdo con las previsiones, ya es última después de un discreto parcial de braza, 43”05.
En los últimos veinte metros de la carrera, Hunger no tiene muchos problemas para controlarla (recordemos que la alemana había tenido el segundo mejor tiempo mundial de los 50m.crol en 1987) y con un excelente parcial de 30”51, para un tiempo final de 2,12”59, nuevo récord olímpico, se impone a la soviética Dendeberova, 2,13”31 (31”92 en el último tramo de crol) mientras Lung es tercera, 2,14”85 (31”28 en el tramo de crol) también sin ningún problema, por delante de Clatworthy, cuarta en 2,16”31.
400m.estilos: récord mundial en poder de la alemana de la DDR Petra Schneider, 4,36”10, el 1 de Agosto de 1982, en Guayaquil; récord olímpico en poder de ella misma con los 4,36”29 de la final de Moscú.
Eliminatorias el 18 de Septiembre, final el 19. 30 participantes repartidas entre 4 eliminatorias. Después de la clara derrota de las velocistas USA minutos antes, se esperaba con gran interés la participación de Janet Evans en esta final, para ver si la baja forma demostrada por las nadadoras USA en esta primera jornada (Erika Hansen no había logrado clasificarse para esta final de los 400m.estilos, con un tiempo muy alejado del señalado en los “trials”) seria una constante, ó, por el contrario, era únicamente un hecho aislado.
Los 4,38”58 que había logrado en los “trials”, juntamente con sus récords mundiales de 400 y 800m.crol, hacían de la pequeña norteamericana la gran favorita de estas tres pruebas, a pesar de tener fuertes y experimentadas rivales, como podían ser las alemanas DDR, Nord ó Hunger, la soviética Dendeberova, ó la rumana Lung, segundo mejor tiempo mundial del año, 4,40”08.
La duda queda rápidamente desvanecida. Dejando que sea Nord quien mande en el tramo de mariposa, 1,03”43, por delante de Dendeberova, 1,04”52; Hunger a una centésima de esta, con Evans y la rumana a seguir, 1,04”55 y 1,04”75, respectivamente, la norteamericana coge el mando a seguir del viraje, posición que ya no abandonará hasta el final de la carrera. Con 2,12”79 al acabar el tramo de espalda, tiene más de un segundo de ventaja sobre Lung, 2,13”83, que domina claramente Hunger, 2,16”01; Nord, 2,17”81, y Dendeberova, 2,17”84, ya claramente por delante del resto de finalistas. Siempre por detrás de los parciales de Schneider (1,02”42; 2,12”16 y 3,33”17) aunque muy cerca de ellos, Evans conserva el primer lugar de la carrera al acabar el tramo de braza, 3,34”26 (aún con posibilidades de llegar al récord de la alemana) pese al esfuerzo de la soviética, 3,35”85, que ha aprovechado su mejor estilo para pasar al segundo lugar, y de Lung, 3,35”97.
Unos últimos metros difíciles, sin embargo, la impiden superar los récords mundial y olímpico, aunque señala unos magníficos 4,37”76. Segunda, la rumana Lung señala otros excelentes 4,39”46, imponiéndose en los últimos metros a Dendeberova, cuarta en 4,40”44, y resistiendo el último esfuerzo de Hunger, tercera en 4,39”76.
4x100m.estilos: récord mundial en poder de un cuarteto de la DDR, 4,03”69, el 24 de Agosto de 1984, en Moscú; récord olímpico en poder de un cuarteto de la DDR con los 4,06”67 de la final de Moscú. Eliminatorias y final el 24 de Septiembre. 18 cuartetos inscritos, repartidos entre 3 eliminatorias. Dos descalificaciones en las eliminatorias de la mañana, una de las cuales bastante importante, la de la China, aunque su debilidad en el tramo de espalda, no le daban excesivas posibilidades de acceder al podio.
Como en la otra prueba de relevos, es Kristin Otto (intentando superar el récord mundial de su compatriota Ina Kleber, que no consigue) quien pone a su equipo en cabeza de la prueba, con un parcial de 1,01”03, por delante de la norteamericana Barr, 1,02”56. Después, ni Hörner, 1,08”20 en braza; ni Weigang, 59”51 en mariposa, ni, finalmente, Meissner, 55”00 en crol, tienen ningún problema para imponerse, luchando únicamente contra su récord mundial.
Los parciales, sin embargo, no son suficientes para superarlo, y las alemanas deben conformarse con un nuevo récord olímpico, 4,03”74, a solo cinco centésimas del mundial. Tras ellas, y como quien dice, en otro nivel de la competición, Estados Unidos y Canadá se entregan a una emocionante lucha para el resto de medallas. Dominadas claramente en espalda, 1,02”56 por 1,04”25 de Lori Melien, la canadiense Allison Higson remonta espectacularmente a la norteamericana Tracey McFarlane, 1,08”15 por 1,10”22, y da el relevo a su mariposista con 38 centésimas de ventaja. Jorgensen (preferida a “T” Meagher) devuelve a su equipo el segundo lugar, después de unos excelentes 59”84 (por 1,01”78 de la canadiense Jane Kerr) y, ya sin problemas, la velocista Mary Wayte puede ofrecer las medallas de plata a sus compañeras, 4,07”90, dejando las de bronce para las canadienses, 4,10”49, mientras Australia es cuarta, 4,11”57.
Los Juegos de Seúl ya son historia. Nueve récords mundiales masculinos y dos femeninas, juntamente con otros olímpicos y continentales, así como numerosos nacionales, han firmado el progreso de un deporte que parece no conocer el límite de las posibilidades humanas, emplazando ya a sus deportistas a encontrarse cuatro años después en Barcelona.
Para el aficionado que ha vivido, pongamos por ejemplo, los Juegos de Londres, en 1948, comparar los 57”3 de Walter Riss con los 48”63 de Matt Biondi (no digamos ya con los 54”93 de Kristin Otto) ó los míticos 18,19”0 de Furuhashi, en 1949, con los 15,00”40 de Vladimir Salnikov en estos Juegos, es poco menos que comparar los primeros coches que circularon en las últimas décadas del 1800 con el último modelo prototipo del 1988.
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