martes, 20 de septiembre de 2011

ODRIOZOLA: "JAMÁS HE OCULTADO UN POSITIVO POR DOPAJE"


MIGUEL ÁNGEL BARROSO ABC.es

Odriozola (Pontevedra, 1939) lleva 24 años en el cargo de presidente de la Federación Española de Atletismo y, en diciembre de 2012, si la salud se lo permite —«corro todas las mañanas para poder vivir»—, y pase lo que pase en los Juegos Olímpicos de Londres, se presentará a una nueva reelección. Algo que no hará felices a sus detractores, que lo señalan como responsable de la pobre cosecha en el reciente Mundial de Daegu (Corea del Sur): solo una medalla (el bronce de Natalia Rodríguez en 1.500), el peor resultado de nuestra historia. Reconoce que es necesario introducir cambios. «Pero no va a haber una revolución. Hay gente que se cree que si dimito y me voy a casa va a venir otro con una varita mágica y lo arreglará todo. Yo meto en esta casa una media de diez horas al día todos los días de la semana. Esto no es una poltrona para figurar».

—¿Está el atletismo español en crisis?

—Sí, relativamente, porque no hay primeras figuras con una presencia impactante ante el gran público. En Daegu hemos tenido un equipo de 42 atletas, de los que 9 estaban entre los primeros del mundo; el problema es que solo dos estuvieron a buen nivel. Dejando al margen la experiencia coreana este año hemos tenido bastantes medallas y finalistas en competiciones junior y sub 23, en el Festival Olímpico de la Juventud Europea celebrado en la República Checa, en el Campeonato de Europa de pista cubierta de París... El atletismo español sigue en la élite europea y vienen jóvenes prometedores. Hay crisis, pero no total.

—¿Hay indiferencia en la sociedad española por este deporte?

—En la enseñanza oficial solo hay una hora de educación física. El número de participantes en la categoría de cadetes se mantiene, pero hemos bajado las mínimas para tener clientela. Cada vez es más difícil la captación, así que pusimos en marcha varios programas en los colegios —Atletismo Divertido y Jugando al Atletismo—, destinados a chavales de entre 11 y 14 años. Eso no lo tendríamos que hacer nosotros, pero nos quedábamos sin gente. El Estado nos encomienda la organización y supervisión de las seleciones nacionales. Pero motu proprio no viene nadie. Si luego esos niños se van al fútbol o al baloncesto, perfecto. No puedes obligarlos a elegir el atletismo. Prefiero esto antes que la litrona.

—¿Hay poco apoyo institucional?

—Somos la federación con más apoyo económico del Estado, 6 millones de euros este año. Los críticos me dicen: para qué tanto dinero si el balance es una medalla en el Mundial y varios positivos por dopaje, pero el atletismo engloba muchas especialidades y tenemos que pagarlo todo, entrenadores, ayuda a los clubes, a las federaciones territoriales...

Beneficios del deporte
—Entonces no es tanto un problema de dinero como de desinterés por parte de los estamentos educativos.

—Llevo años soltando el mismo rollo. Ni siquiera es por falta de instalaciones; hay de sobra, pero están infrautilizadas. Lo que pasa es que los políticos no son conscientes de que apostar por el deporte es una inversión triple: en formación, porque con la capacidad de esfuerzo los niños obtienen mejores resultados; en salud, porque se combate la obesidad y el sedentarismo; y en felicidad, porque los campeones suben la autoestima de un país. Cuando Rafa Nadal o la selección de fútbol ganan la gente está feliz.

—Después de lo ocurrido con la Operación Galgo... ¿Es atractivo el atletismo para el patrocinio privado?

—Contamos con dos patrocinadores (una marca de material deportivo y una aseguradora) y creo que les está yendo bien. En el pasado había más firmas y más dinero. Pero esto no tiene que ver con operaciones antidopaje. Los tiempos han cambiado y es difícil conseguir fondos. A pesar de las dificultades, somos la federación del mundo que ha organizado más eventos internacionales en los últimos veinte años. Barcelona, por ejemplo, llevaba años sin utilizar sus instalaciones olímpicas. Con el último Europeo se han remozado y podemos plantearnos otros proyectos allí.

—Pero reconocerá que la Galgo ha influido en el ánimo de los atletas.

—Sus relaciones se han resentido, pero esto es como cuando el Madrid y el Barça se pegan en el campo y luego cuando sus jugadores acuden al equipo nacional se olvida todo. Con la ventaja de que este es un deporte individual y cada uno va a lo suyo. Hombre, siempre ha habido envidias y sospechas: este tío corre mucho de repente, por algo será... Pero ellos saben que hacemos controles muy estrictos, y la mayoría se realizan fuera de competición. Por supuesto no somos infalibles y podemos fallar, como ha ocurrido con un foco en el grupo de Manuel Pascua.

—A la vista de lo ocurrido, ¿está limpio nuestro atletismo?

—Mayoritariamente sí. El porcentaje de positivos es entre el uno y el dos por ciento. Igual no pillas a todos, porque hecha la ley, hecha la trampa, pero hoy en día con los controles por sorpresa y los sistemas de detección se escapa cada vez menos gente.

—Le acusan de ocultar positivos.

—Jamás lo he hecho. Siempre me he mostrado defensor acérrimo de la lucha antidopaje. Vaya a las hemerotecas y busque los artículos que escribí en la década de los 80 contra Eufemiano Fuentes. Una de las primeras decisiones que tomé al llegar a la presidencia de la federación fue echarlo. Y aunque quisiera, no podría ocultar un positivo, porque al cabo de un mes el Consejo Superior de Deportes o la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) me estarían llamando a capítulo. Lo que ocurre es que ha habido un par de casos en los que he defendido al atleta porque consideraba que no había pruebas suficientes para condenarlo. ¿Que luego el Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS) nos ha quitado la razón? El TAS está como está. Decide no suspender al nadador brasileño César Cielo y podría suspender de por vida al corredor jamaicano Steve Mullings. Y ambos tomaron al parecer lo mismo, un diurético.

—¿Le parecen eficaces los protocolos para descubrir a los tramposos?

—La Agencia Mundial Antidopaje hará pública en unos días la lista de sustancias prohibidas para 2012. No sé qué hará con el famoso clembuterol después del caso Contador. Yo le preguntaría a la AMA, a ver, ¿usted cambia las cosas en virtud de que hay casos pendientes y notorios, o porque es razonable poner un límite? Científicamente está probado que esos picogramos de clembuterol no aumentan el rendimiento, y que además su origen puede estar en la ingesta de carne contaminada. Oiga, vaya usted al grano y no mate moscas con cañonazos. Combata la EPO, la hormona de crecimiento, los anabolizantes... Lo de Contador es una tomadura de pelo. Pase lo que pase se va a montar un escándalo. La lucha antidopaje se crea para que nadie compita con ventaja artificial, no porque esas sustancias sean malas para la salud o sus consumidores den mal ejemplo. ¿La marihuana favorece el rendimiento? ¡Pero si el tío sale fumado! Ya sé que produce alarma social, pero... ¿mejora o no mejora al atleta? He sido catedrático de Bioquímica y me conozco el percal. Yo reduciría la lista a quince o veinte sustancias, que son las que de verdad dan positivos, en vez de 250. Dejemos de perder tiempo y dinero.

Cuidar los desafíos
—El secretario de Estado para el Deporte, Albert Soler, dice que hacen falta cambios. ¿Se siente aludido?

—Me llevo bien con él, ha estado en Daegu tres días y ha exigido mejoras estructurales. Vale. Pero eso, ¿cómo se come? Soy el primero que piensa en hacer cambios. No una revolución. Pero cuidaremos los tres grandes desafíos del año próximo: los Juegos, el Campeonato de Europa y el Mundial junior que se celebra en Barcelona.

—Algunos atletas se quejan de que les critica.

—Ya, pero los que han competido mal son ellos, no yo. Yo corro por las mañanas para mantenerme vivo, pero no compito. Si ganan medallas, son suyas y me alegro un montón; si lo hacen mal, pues ya está; la Federación les ha dado todas las ayudas que estaban en su mano, entrenadores, becas, asesoramiento...

—Hay quien augura que en Londres nos vamos a despeñar. ¿Percibe los Juegos como una amenaza, o como una oportunidad?

—Una oportunidad, sin duda. Si no lo creyera, me iría. Vamos a mejorar porque Londres no es Daegu. Habrá mejor aclimatación e irrumpirá gente joven.

—Y volverá Marta Domínguez, incluso a su anterior puesto directivo en la federación.

—Lo importante es que regrese a nivel competitivo. Hablé con ella cuando quedó absuelta. Antes había respetado su aislamiento. Desea una medalla olímpica. Es lo que siempre ha querido. Para lo demás, no hay prisa.

Africanos de Europa... y de África
Odriozola cree que hay un problema generacional, aunque no determinante. La media de edad de la selección española en Daegu fue inferior a la de Berlín 2009. «Otros equipos, como Rusia, también se apoyan en los “viejos”», dice. «El atletismo se ha profesionalizado. La gente vive de esto y alarga su carrera. Antes los americanos acababan la universidad y lo dejaban. Ahora está la Diamond League y otros mítines para ganar dinero».

—¿Las expectativas de España han estado por encima de la realidad?

—Sí. Es lógico, porque tuvimos grandes resultados hace años. Existen 212 federaciones de atletismo en el mundo. Hay países pobres que son punteros (eso no ocurre en ningún otro deporte), como Jamaica y Etiopía, y países ricos, como Estados Unidos y Rusia, con 300 millones de habitantes y una larga tradición deportiva. Es muy difícil competir con esto. Ruth Beitia lleva doce años entre las mejores saltadoras del mundo; en Daegu, por lo que sea, no pudo estar a su nivel. ¿Hay que matarla por ello? Sus rivales han cambiado, ella sigue. Fermín Cacho estuvo en todas las finales en los 90, y ganando medallas, primero ante Morceli, luego ante El Guerrouj, Ngueny... ¿Y si no ganaba era un fracaso? En atletismo somos los africanos de Europa, pero en un mundial o unos juegos hay africanos de África. Y africanas. En Daegu, Kenia ha sacado más medallas en mujeres que en hombres. Antes eran como el ejército de Pancho Villa, pero han aprendido. En una final pueden meter cuatro atletas por país. ¿Y qué haces contra cuatro kenianos y cuatro etíopes en una final de 10.000 o de 5.000?

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