jueves, 11 de agosto de 2016

VERGNOUX: "¡ESTA TÍA ESTÁ LOCA!"

DIEGO TORRES
El País.com

El cráneo afeitado, la frente abombada y la complexión de pilier de rugby le confieren un aspecto fiero. Pero Fred Vergnoux lloraba como un niño en los pasillos del centro acuático de Rio sobre la medianoche del miércoles. Mireia Belmonte, la nadadora a la que entrena desde 2011, acababa de conquistar el campeonato olímpico por el que tanto habían trabajado juntos. Las privaciones, los sacrificios personales, la sensación de aislamiento perenne, de incomprensión de las autoridades y de lucha contra una cultura refractaria a la natación de alta competición, convirtieron al grupo de nadadores de Vergnoux en una suerte de reducto extravagante que solo acabó encontrándose como en casa en el remoto Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada, un establecimiento ejemplar más empleado por deportistas extranjeros que por españoles.
“¡Esta tía está loca!”, decía Vergnoux, sin poder secarse los ojos. “¡Está loca! ¡Ha dicho lo que iba a hacer, ha salido a la piscina, y lo ha hecho!”.
La historia de Mireia Belmonte es un caso único. No hubo un nadador español, hombre o mujer, más versátil, más competitivo, ni más exitoso que la chica de Badalona, dueña de cuatro medallas olímpicas, dos de plata en 2012, y una de bronce y otra de oro en 2016. Logros inexplicables sin Vergnoux. El francés, de 42 años, supo interpretar el talento, explotarlo, y establecer un vínculo de complicidad a pesar del carácter inflamable de ambos o, tal vez, por eso mismo. Entre el martes y el miércoles pasados confeccionaron un plan para llevarse la victoria en una prueba cuya dureza es objeto de análisis médico. El 200m mariposa entraña tal gasto energético que es imposible abordarlo sin un minucioso esquema.
“El plan fue salir deprisa”, dijo Vergnoux. “Más rápido que en la semifinal y más lento que en Londres, en donde ella empezó demasiado rápido, llegó primera al 150 y acabó segunda en el 200. Si hoy la carrera duraba dos metros más la japonesa [Natsumi Hoshi] la habría cogido. Hemos ido con un poco de control para hacer un segundo 100 muy fuerte. Quizás haya hecho su mejor vuelta de siempre. La clave es el último subacuático. Ella tiene una gran técnica de nado subacuático desde hace años y en Sierra Nevada hemos hecho un trabajo específico para aumentar este estilo. No es una casualidad. Es un arma que ella ha sacado cuando tocaba. Así se puso adelante para acabar el último largo”.
El técnico dice que creyó que Mireia se aseguraría el oro en el paso de los 150 metros, pero que se equivocó. “Cuando hizo el último viraje vi la luz”, confesó. “Dije: ‘¡Ya está, esto es para ella!’. Pero luego me asusté en los últimos 10 metros. Sabíamos que la japonesa aprieta al final. Hemos estado entrenando un mes con los japoneses en Sierra Nevada, tenemos una relación excelente con ellos y sabíamos que iba a apretar ahí. Y la chica de Australia [Madeline Goves] ha hecho un excelente 50 al final. No creí que lo haría. Pensé que después del esfuerzo de los primeros 150 no podría aguantar, pero aguantó. Me asusté pero Mireia lo hizo”.
 “Con Richi”, recordó, “el preparador mental de Mireia, hablamos de que esto era como la última pieza del cubo de Rubik. La decisión de no competir el año pasado en los Mundiales de Kazán, para descansar y recuperar sus hombros, fue la buena. Fue una inversión en descanso, en trabajo con el fisio, y en un reset total. Ha sido un año increíble de trabajo para ganar el oro hoy”.
La falta de resultados que afecta a la delegación española en Brasil multiplicaba la presión sobre Mireia, observada por un amplio sector de autoridades y medios de comunicación como una garantía de éxito. “¿Mañana medalla?”, le preguntaban el martes. “¿Cuántas medallas crees que vas a ganar?”, le preguntaban la semana pasada. Una batería. La clase de clima que casi siempre resulta tan corrosivo como difícil de evitar para los deportistas como Mireia que, en busca de sosiego, buscó una piscina apartada para sortear el barullo en las horas previas a la final.
 “Esta mañana la vi bastante bien”, recordó Vergnoux. “Fuimos a una piscina que tenemos para nosotros y nos alejamos un poco de este show que hay dentro del centro acuático. Lo pasamos bien. Bromeamos mucho en la comida. Me hizo llorar de risa. Volviendo aquí las cosas se han puesto más tensas pero ha calentado muy bien y hemos hecho la rutina al milímetro. Solo faltaba competir a tope y lo ha hecho”.
Mireia se quedó sola ante la posibilidad de alcanzar el oro que el mundo le reclamaba o precipitarse en el fracaso que habría supuesto otro desenlace, a ojos de un sector de la opinión pública. El parto, por fin, la libera. “Mañana”, dijo Vergnoux, “cuando Mireia se despierte podrá decir: ‘Ya soy campeona olímpica’, Esto es para el resto de su vida. Esto nadie se lo va a quitar. Esto es lo máximo que hay en el deporte. ¡Y chapeau! No tengo palabras”.
Vergnoux siempre fue muy crítico con las estructuras de la alta competición en España. Algunos, incluso dentro de la propia federación de natación, lo han llegado a ver como a una figura intrusiva. Pero él, paradójicamente, parece quien más cree en el potencial de España para crear una escuela de natación equivalente o superior a la francesa o a la italiana. “Este oro”, insistió, “significa que es posible ser español y ganar un campeonato olímpico de natación”.
 “Creo que el ejemplo de Mireia necesita y debe animar a mucha más gente”, dijo el técnico. “¿Por qué no la imitan? Siempre he dicho que en el equipo hay mejores talentos. Mireia no es la más talentosa de los nadadores españoles. En la final de 200 mariposa era la más pequeña de las ocho. Hay miles de datos que explican que Mireia ha ganado el oro con trabajo, con pasión, con las ganas para eso”.
Vergnoux reconoció que las posibilidades de que Mireia se suba al podio de 800 metros libre son escasas. “Hay que ser realista”, concluyó. “El 800 es muy duro y el nivel de Mireia está para distancias de 200 y 400. En los últimos años, además, ha aparecido mucha gente con nivel. Será bastante complicado. A ver cómo se comporta en la serie. Y si sale, a ver qué pasa en la final”.

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