lunes, 6 de febrero de 2012

"TRABAJO DURO Y ACTITUD"



CARLOS ARRIBAS ElPaís.com

La revista Track and field news habla directamente de la "locura del maratón"; el septuagenario italiano Renato Canova, que lleva tanto tiempo entrenando maratonianos en Kenia que se ha convertido en el gurú indiscutible de la especialidad, habla, apropiadamente, de "nueva era"; Patrick Makau, él, lo resume así: "Los dos extremos son lo más emocionante, lo más atractivo, del atletismo ahora mismo. Los 100 metros, por Usain Bolt, y el maratón, por la cantidad de kenianos que hemos bajado de 2h 4m y 2h 5m los dos últimos años".
A Patrick Makau, de 26 años, la autoridad para opinar se la ofrece una marca, 2h 3m 38s, una ciudad, Berlín, y una fecha, 25 de septiembre de 2011. Aquel día, en la capital alemana, Makau logró el récord del mundo de los 42.195 metros rompiendo, en el proceso, la marca, las piernas y el alma del anterior plusmarquista, Haile Gebrselassie, que se retiró asfixiado después de intentar seguir inútilmente un sorprendente cambio de ritmo en zigzag de Makau pasada la media maratón. "En una carrera se trata primero de derrotar al rival y después de ir a buscar la mejor marca, el récord. Así fue en Berlín, donde corrí para cansar y romper a Gebrselassie y después fui a por el récord. Si hubiera corrido de otra manera, pensando en el récord mundial desde el principio, habría bajado la marca medio minuto por lo menos", dice Makau en Granollers, donde ayer corrió una media maratón, la primera prueba desde Berlín, en la que fue derrotado por el frío y por el español Carles Castillejo (1h 2m 37s).
La historia del atletismo, y la del maratón, claro, se puede construir como un rosario de fechas, marcas y personas. Aquel día berlinés es uno de los momentos simbólicos, por supuesto, pero para que se produjera antes debieron pasar algunas cosas al comienzo del siglo, como el paso de Paul Tergat y Haile Gebrselassie de la pista a la carretera al final de sus carreras: ambos batieron el récord del mundo (Tergat fue el primero que bajó de 2h 5m; Gebre, de 2h 4m) y mostraron por donde estaba el futuro. "Tergat fue un modelo y un ejemplo. Es de Ngong, como yo, y voy a visitarle a veces y a hablar con él", dice Makau, a quien, cuando posa para la fotografía, al engañoso sol de la puerta del hotel, le castañetean los dientes, le tiembla el cuerpo, y lo combate con esa mirada dura, seria, y también asustada. "Pero todo, la revolución del maratón, empezó con Wanjiru. Él nos mostró el camino a los jóvenes".
Sammy Wanjiru, fallecido en circunstancias misteriosas el pasado año, fue el primer campeón olímpico de maratón keniano. Lo consiguió en Pekín en 2008. Ganó a los 21 años y corriendo agresivamente desde el principio, sin miedo. Batió el récord olímpico con 2h 6m 32s pese al calor, la humedad y la contaminación. También demostró que no hay que ser un viejo de vuelta de la pista para brillar en el maratón. "Yo decidí empezar directamente en pruebas de carretera y no de pista sencillamente por el dinero. En los maratones hay mucho más dinero que en la pista, y yo necesitaba dinero para ayudar a mi familia, que era pobre. No podían mantenerme ni yo a ellos", dice Makau, cuyos ingresos anuales, amasados con la participación en un par de maratones, varias medias y diversas pruebas de carretera más, se calculan en millón y medio de dólares. "Mi carrera durará menos años, pero ganaré más".
Aparte del dinero que atrae a los jóvenes de gran valor atlético al maratón, Canova piensa que otra clave de la revolución keniana que acerca al maratón a pasos agigantados a la barrera de las dos horas es la transformación de la ciencia del entrenamiento gracias a los conocimientos fisiológicos y a la calidad genética de los atletas. Makau también está de acuerdo, claro. "Trabajo, trabajo duro y actitud. Y, claro, genética", dice. "Yo vivo y me entreno en Ngong, cerca de Nairobi, a casi 2.000 metros, una zona montañosa. Las carreteras están en cuesta y los entrenamientos son muy duros. Hago 30 kilómetros diarios en dos sesiones y también trabajo en la pista, hago series para ganar velocidad. Soy muy fuerte y esa es la clave para los cambios de ritmo en zigzag con los que rompí a Gebre en Berlín. Pero no tengo entrenador, solo mánager. Yo soy mi propio entrenador".
La vida de Makau este bisiesto y, por lo tanto, olímpico 2012 girará alrededor de Londres. En abril correrá el famoso maratón de la capital británica. "Y a Londres espero volver en verano, a los Juegos", dice. "Aunque va a ser muy complicado clasificarse para el equipo olímpico. Estamos en una preselección de seis y tenemos que quedar tres. Los Mutai, Mosop, Kipsang, el campeón del mundo Kirui, yo mismo... Y los que aún pueden debutar en la distancia". Y quizás sea este hecho, el de que el recordman mundial pueda no tener hueco en su equipo nacional, el que con más claridad exprese de qué va esto de la revolución del maratón.

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