miércoles, 28 de julio de 2010
Kaniskina completa en Barcelona la triple corona de la marcha mundial
EFE
María Vasco abandonó por lesión en los isquiotibiales mientras que Beatriz Pascual salvó el honor de la marcha española con el quinto puesto.
La rusa Olga Kaniskina, dos veces campeona mundial y una olímpica de 20 kilómetros marcha, logró el título que le faltaba, el de Europa, encabezando un triplete ruso en la sofocante mañana barcelonesa que rompió la resistencia física de María Vasco, obligada a retirarse, lesionada, ante sus paisanos.
Otra barcelonesa, Beatriz Pascual, salvó el honor de la marcha española con el quinto puesto (1h29:52), el mejor resultado de su carrera en grandes campeonatos.
Con 30 grados de temperatura y un 66 por ciento de humedad, Kaniskina, mejor deportista rusa del 2009, estudiante de matemáticas, se fue sola por delante en el quinto kilómetro y cruzó la meta con un tiempo de 1h27:44, seguida de sus compatriotas Anysia Kirdyapkina (1h28:55) y Olga Sokolova (1h29:32).
Vasco, vencedora de la Copa del Mundo de 20 kilómetros marcha en Chihuahua, y Beatriz Pascual, campeona de España de 10.000 con récord nacional, volvieron a la carga, el segundo día, en busca de la primera medalla para el equipo español, y salieron arriba, dando la cara al frente del grupo.
A sus 34 años, María Vasco afrontaba tal vez su última oportunidad de conseguir su primera medalla europea, después de haber obtenido ya un bronce olímpico y otro mundial, de ahí que saliera tirando junto a la rusa Anisya Kirdyapkina, cuarta en el Mundial de Berlín 2009.
Kaniskina, de 25, había sido segunda en la edición anterior de los Europeos, por detrás de la bielorrusa Ryta Turava, y esta vez no quería sorpresas.
La campeona olímpica de Pekín comenzó a imponer su ritmo en el cuarto kilómetro y en pocos metros escapó con Kirdyapkina, líder de la lista mundial del año (1h25:11). La tercera rusa, Vera Sokolova, se quedó en un quinteto perseguidor con María Vasco, Beatriz Pascual, la portuguesa Vera Santos y la alemana Melanie Seeger.
Kirdyapkina, de 20 años, se percató de que el ritmo de su compatriota era excesivo para ella y la dejó marcharse.
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