JUANMA BELLÓN
AS.com
Hace diez años, en 2006, Jesús España se proclamaba campeón
de Europa de 5.000 ante Mo Farah. “Nos respetamos mucho”, cuentan el británico,
ahora una estrella mundial, y el de Valdemoro, que a sus 37 años, se ha
reinventado: de la pista al asfalto. “Acaba de nacer un maratoniano y tengo
ilusión por hacer cosas importantes”, dice España, que el domingo en Sevilla
hizo su debut sobre 42.195
metros y 2h 11:58, la mínima para Río (2h13).
El paso de Jesús a la maratón ha sido concienzudo y “muy
serio” con su entrenador Juan del Campo y el médico Xabier Leibar. “Tuve un
equipo muy bueno, que me aconsejó genial. Sólo podía estropearlo yo”, relata
España, que antes de Sevilla hizo semanas de 180 km “sin contar sesiones
de doblaje en la elíptica”. Ha tenido que cambiar el chip. “Si antes trabajaba
ritmos de 2:40 el 1.000, ahora se trataba de machacar los de 3:00-3:05 y ser
paciente. Acumular. Disfruté la preparación, aunque también fue cansada y los
sentimientos se ponen a flor de piel”.
Y con esa carga, esquivando a las lesiones que tanto le
castigaron en su día “con mucho trabajo preventivo”, España se puso en la línea
de salida Sevilla. “Los primeros 10 o 15 kilómetros (donde
le acompañó su hermano Fran) fui regular, porque hice una carga de hidratos de
carbono fuerte y me notaba hinchado, iban llenos los depósitos de glucógeno. Lo
esperaba. En el 30 fue cuando mejor me encontré. Pero ahí llega lo desconocido,
me animé y del 36 al 39 lo pagué mucho. Por suerte, el crono no se fue
demasiado”. En meta, esperaba para abrazarle Castillejo, campeón nacional, y su
hijo Iván. “Me emocioné. Mi familia (tiene otra hija, Gloria, y su mujer Olga)
es clave. Sin ellos, sería imposible. Papá llega cansado, de mal humor, y ahí
están”.
En el camino queda el tartán y el 5.000. “No hay vuelta
atrás. En pista no iba a mejorar y en esto del maratón, aunque soy veterano,
tengo margen y mucho que aprender”. Para ello, escucha los consejos de Alberto
Juzdado (2h 08:11 en Tokio). “Crecí viéndolo entrenarse, pero yo no tenía tan
claro que acabaría corriendo esta distancia, sobre todo, en la época que tuve
más lesiones”.
Aunque posee la mínima, su plaza en Río no es segura. Guerra
y Castillejo son fijos y el tercer billete depende de la RFEA. España es el
mejor situado. “Hay que esperar, yo he hecho mi trabajo, pero hay que ver qué
es lo que corren los demás”. Si va a Río, verá a su amigo Farah... diez años
después. Mo, en la pista, Jesus, en el asfalto.
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