JAVIER SÁNCHEZ
El Mundo.es
Quedan invitados a la celebración, la conga arrancó, se
descorchó el champagne, pero, ¡Chsss!, pasen en silencio, que nadie note el
alborozo, no vaya a saber que... La prudencia impera y ya verán, hay razones,
pero, con seis meses de previsión, España ya inclina el cuello para recibir en
Río una medalla en el deporte rey de los Juegos: el atletismo. En su debut
internacional bajo techo, anteayer en Dusseldorf, Orlando Ortega, vallista
portentoso, habanero de 24 años, español desde julio, estableció un nuevo
récord nacional de los 60
metros vallas (7.49 segundos por los 7.52 de Jackson
Quiñónez en 1998), se descubrió el especialista más en forma del mundo y
convocó la cautelosa fiesta.
Aquel adolescente finalista en los Juegos de Londres (fue
sexto), promete en el arranque de este curso, con actuaciones hoy en Lodz, el
sábado próximo en Berlín y el 26 de febrero en Madrid, la gloria ya insinuada
el año pasado. Entonces, antes de obtener su nuevo pasaporte, ya fijó la mejor
marca mundial de la temporada en los 110 metros vallas (12.94 segundos), venció en
tres citas de la prestigiosa Diamond League y se colocó entre los favoritos
para este verano en Brasil. Sus posibilidades en la cita olímpica son
«sólidas», según el seleccionador, Ramón Cid, de ahí el jolgorio, aunque podría
tener prohibido competir y, de ahí, la precaución.
«Tengo un 80% de opciones de estar en los Juegos de Río,
estoy bastante tranquilo», comenta Ortega a EL MUNDO y, muy amable, rechaza
hablar del 20% restante: «Quiero centrarme en mi trabajo, mi lugar no está en
los despachos». «Lo podemos situar junto a Miguel Ángel López [20 kms. marcha]
y Ruth Beitia [salto de altura] entre nuestras mejores opciones», analiza por
su parte Cid, que ya ha podido conocer al atleta, mudado desde Ontinyent,
ciudad de adopción, hasta la residencia Blume de Madrid: «Es buena gente, está
muy centrado, quiere retomar los estudios... No merece ningún problema». ¿Y qué
problema puede tener?
Puede correr según la Carta Olímpica
Uno gordo. En la Federación Española
de Atletismo (RFEA), un hombre, el director general, José Luis de Carlos, ya se
guarece. «Existen dos normativas: una, la del Comité Olímpico Internacional
[COI] y otra, de la
Federación Internacional de Atletismo [IAAF]. En ambas se
establece tres años de parón para quien cambie de país, pero mientras el COI
cuenta desde su última competición con el país de origen, la IAAF cuenta desde el inicio
de su residencia en su país de adopción», resume el dirigente a este diario. Y
aporta fechas. Ortega puede correr según la Carta Olímpica ,
pues su última aparición con Cuba fue el 11 de agosto de 2013, en el Mundial de
Moscú, y su estreno, en los Juegos de Río, sería el 15 de agosto de 2016, pero,
según el reglamento de la IAAF ,
lo tiene difícil: se estableció formalmente en España el 7 de noviembre de
2013.
«Si fuera un Mundial, estaría preocupado, pero son unos
Juegos: la Carta
siempre prevalece», proclama De Carlos, que, si debe, repetirá ese argumento
ante un juez; el caso podría acabar en los tribunales. España inscribirá a
Ortega en la lista de convocados del 11 de julio y después todo dependerá de
otros. Una reclamación por parte de la Federación Cubana
(FCA), que hoy dirige el ex mediofondista Alberto Juantorena, paralizaría la
participación del vallista y obligaría a recurrir a una vista exprés del
Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS). De momento, no ha habido insinuaciones y
se confía en la actual política de apertura del Gobierno de Raúl Castro, pero,
como ha ocurrido otras veces, cualquiera recuerda el caso de Niurka Montalvo en
los Juegos de Sidney, un veto exitoso podría moderar la constante marcha de
atletas del país caribeño. Celebren, celeben, pues, pero en voz baja.
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