ANDRÉS ARMERO
Marca.com
Tuvo que contar hasta 10 para no caer en el error de protagonizar otra salida a lo Fernando Alonso, su ídolo deportivo, y tiró de calculadora para completar un 400 impecable. Lucas Búa llegó al Campeonato de España indoor como una joven promesa de la velocidad patria y se fue de la madrileña pista de Gallur como miembro del selecto club de brotes verdes con la bendición de José María Odriozola.El presidente de su Federación fue de los primeros en felicitar al toledano por su título nacional y por su plusmarca personal, unos 46.65 que le conducen al Mundial bajo techo de Portland. "Comenté con mis padres en la comida del sábado la estrategia. No podía hacer el primer 200 tan rápido como en semifinales", explicó a MARCA en referencia a su 46.80 del sábado, 10 centésimas más de la mínima exigida en la cita planetaria.Un chico de carrerasSu padre, extriplista de nivel local, y su madre, cuya cocina es una de las razones por las que Búa no se mueve de casa, no pueden tener queja alguna de un chico de 22 años, estudiante impecable de Dirección de Empresas, cuyo nivel de compromiso académico sólo es equiparable a su hambre de gloria en el tartán."Mientras haga atletismo, seguiré estudiando. Me gustaría hacer algo técnico como segunda carrera, quizá Aeronáutica o Arquitectura", confiesa. La pasión por la ingeniería y el motor viene de lejos: "Desde pequeño me ha gustadola Fórmula
1 y, por supuesto, Fernando Alonso. Me fijo mucho en las presentaciones de los
coches e intento analizar sus diseños". Ese mismo gusto estético lo
traslada a la pista. "Pienso en correr bonito. Si lo haces, todo sale
fluido y ahí sale la marca".
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Tuvo que contar hasta 10 para no caer en el error de protagonizar otra salida a lo Fernando Alonso, su ídolo deportivo, y tiró de calculadora para completar un 400 impecable. Lucas Búa llegó al Campeonato de España indoor como una joven promesa de la velocidad patria y se fue de la madrileña pista de Gallur como miembro del selecto club de brotes verdes con la bendición de José María Odriozola.El presidente de su Federación fue de los primeros en felicitar al toledano por su título nacional y por su plusmarca personal, unos 46.65 que le conducen al Mundial bajo techo de Portland. "Comenté con mis padres en la comida del sábado la estrategia. No podía hacer el primer 200 tan rápido como en semifinales", explicó a MARCA en referencia a su 46.80 del sábado, 10 centésimas más de la mínima exigida en la cita planetaria.Un chico de carrerasSu padre, extriplista de nivel local, y su madre, cuya cocina es una de las razones por las que Búa no se mueve de casa, no pueden tener queja alguna de un chico de 22 años, estudiante impecable de Dirección de Empresas, cuyo nivel de compromiso académico sólo es equiparable a su hambre de gloria en el tartán."Mientras haga atletismo, seguiré estudiando. Me gustaría hacer algo técnico como segunda carrera, quizá Aeronáutica o Arquitectura", confiesa. La pasión por la ingeniería y el motor viene de lejos: "Desde pequeño me ha gustado
Búa analiza a los gigantes de su disciplina en vídeos de
Youtube, como Michael Johnson, en el plano internacional, o David Canal, que
"era sobrenatural" entre los iconos nacionales. En Portland, el
discípulo de José Antonio Rosique, que sólo lleva cinco años preparando el 400,
tendrá que calmar los nervios al lado sus ídolos. Actitud y talento le sobran.
"Trataré de pasar una ronda", anunciaba tras salir a gatas de los
boxes de Gallur, la pista que encumbra a un futuro Ferrari de España.
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