jueves, 10 de agosto de 2017

¿QUIÉN ES RAMIL GULIYEV?

JAVIER SÁNCHEZ
El Mundo.es

¿Quién es Ramil Guliyev? Es un atleta formado por su propio padre, Eldar, y que en 2010 vio como éste fallecía de un ataque de corazón sobre el tartán. Es un velocista nacido en Azerbayán, pero nacionalizado por Turquía con generosa oferta: ayer celebró con las dos banderas. Es el rival que acabó detrás de Bruno Hortelano en la final de los 200 metros del pasado Europeo de Ámsterdam. Es, desde ayer, el nuevo campeón del mundo de la distancia. Apareció en la recta emparejado con tres rivales, pero en los últimos metros se impuso en 20.09 segundos. Ramil Guliyev es muchas cosas, pero es, sobre todo, el hombre que negó el duelo del Mundial: el sudafricano Wayde Van Niekerk contra el botsuano Isaac Makwala.
El primero acabó segundo detrás del mismo turco-azerí pese a estar por delante a falta de 20 metros y el segundo sólo pudo ser sexto muy por detrás. El título más discutido no fue ni para el heredero mediático de Usain Bolt ni para el héroe que corrió en solitario contra el «sabotaje» de la Federación Internacional (IAAF). De colgarse el oro ayer alguno de los dos podía haberse proclamado estrella del campeonato con esas definiciones... aunque seguramente a ninguno de las dos les convencieran.Van Niekerk, prodigio de los 400 metros, récord histórico y oro olímpico, había intentar encajar en el papel que hasta la propia IAAF le había impuesto: el sustituto de Bolt. «Es un honor que me señalen para guiar mi deporte. Es una responsabilidad que quiero asumir», proclamaba y forzaba su carisma, guiñaba un ojo, sonreía de más, pero era inútil. El Estadio Olímpico lo recibió con los aplausos de los campeones, ni uno más, ni uno menos, y lo despidió sin acordarse de su derrota. Nadie valoró el esfuerzo que había hecho para intentar un doblete 200-400 que, entre los hombres, sólo había conseguido Michael Johnson. Entre eliminatorias, semifinales y finales corrió una carrera al día desde el pasado sábado, seis en total, con el respectivo desgaste. «Estoy acostumbrado a esta sensación de agotamiento, pero soy humano, necesito unos minutos de respiro», comentaba Van Niekerk el martes cuando, justo en la meta del 400, el local Iwan Thomas, campeón de Europa en 1997 y ahora speaker, intentaba sacarle unas palabras. Al contrario que el doblete 100-200, más habitual, más fugaz, el doblete 200-400 exige una adaptación sobrehumana al ácido láctico que el cuerpo produce (y debe eliminar) con la vuelta completa al estadio.Ese proceso no es sencillo y en la final el sudafricano lo notó. Su cansancio era notable; lo compartía con Makwala. Después de cruzar las eliminatorias en solitario, una imagen para una vida, el botsuano dejó su gesta a medias. Una pena. Porque lo tenía todo para ser elevado a figura. Aunque él quiere ser malote, se hace apodar Badman y responde firme, el público lo recibió con el cariño de los propios, un efecto que sólo había conseguido Usain Bolt. Lo merecía. Makwala nunca olvidará esta semana. El maldito virus estomacal le dejó sin final de los 400 metros, pero le concedió algo a veces más grande que una medalla, hasta de un récord: la opción de ser estrella planetaria. Si hubiera ganado, hubiera vivido desahogado el resto de sus días. Con su manguito fluorescente en el brazo derecho, su estilo basado en la potencia, su vida de escasas oportunidades y, sobre todo, el altercado sufrido, lo tenía todo para elevarse. Pero al final, a sus 30 años, ex estudiante de carpintería, velocista a base de becas de formación en Senegal y Jamaica, propietario de varias vacas, perdió la oportunidad.

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