domingo, 1 de junio de 2008

Gay toma camino humildad hacia gloria velocidad


La humildad, generalmente escasa entre los velocistas más rápidos del mundo, es una virtud que define la vida del atleta Tyson Gay.
El estadounidense, ganador de las pruebas de los 100 y 200 metros en los campeonatos mundiales del año pasado, es favorito para repetir el logro en los Juegos Olímpicos de Pekín en agosto. Pero pese a todo, Gay es más feliz cuando está alejado del centro de atención.
A diferencia del ex plusmarquista del mundo en los 100 metros planos Maurice Greene, quien era conocido por su imagen de macho arrogante, Gay tiene la voz suave y ningún deseo de potenciar su ego.
Este nativo de Kentucky, de 25 años, habla una y otra vez sobre conservar la humildad y tiene una relación muy cercana con su madre Daisy, con quien habla a diario.
"Creo haber sido siempre humilde," dice Gay.
"Soy una persona bondadosa y siempre quiero que a todos les vaya bien. Siempre quiero que mis amigos corran rápido, siempre quiero que todos estén en buenas condiciones financieras, así es como siempre he sido."
El atleta remarca la importancia de Daisy en su vida.
"Lamentablemente no puedo ayudar a todos y por momentos mi mamá tiene que recordarme que, a veces, uno debe tener que decir que no, así es la vida. Estoy lidiando con eso," destacó.
APOYO MATERNO
Gay suele contar con el respaldo de su madre, quien lo tranquiliza antes de sus carreras importantes.
Ambos rezaron juntos antes de la final de 100 metros en los campeonatos mundiales del año pasado, En esa prueba, Gay le ganó al bahameño Derrick Atkins y al jamaiquino Asafa Powell, plusmarquista mundial de la especialidad.
"Mi madre es una parte especial de mi vida y hemos estado muy cerca el uno del otro desde que era niño," dijo a reporteros días atrás.
"Ella me ha apoyado desde el día uno, desde que puse un pie en la pista."
Gay cree que se ha beneficiado enormemente con "la forma antigua" en la que ha sido criado por su madre.
"Todo se trató de la disciplina, la humildad y el respeto (...) Tuve una niñez muy cómoda y, si alguna me vez me pasaba de la raya, ningún niño quiere una golpiza o ser castigado."
Aunque Gay ganó tres medallas de oro en los campeonatos mundiales de Osaka, añadiendo un oro en relevos a sus victorias individuales, y que terminó el 2007 en el primer lugar en los 100 y 200 metros, prefiere conservar un perfil relativamente bajo en su ciudad natal de Fayetteville, Arkansas.
"Sigo caminando por las calles (...) Cuando voy a casa, algunas personas me reconocen un poco," reconoció con una sonrisa.
"Ellos dicen: 'ese es el tipo de los diarios'. 'Ese es el tipo del récord mundial', aunque no lo tenga. 'Ese es el tipo de las olimpiadas, aunque nunca haya ido a unas olimpiadas," afirmó.
CONSERVANDO LA HUMILDAD
El cambio principal en su vida desde los campeonatos mundiales ha sido el mayor nivel de expectativas entre sus seguidores.
"Mucha gente está esperando que gane los 100, que gane los 200, y estoy cómodo con eso," dijo Gay, quien ha puesto la vista en convertirse en el primer hombre en conquistar el oro olímpico en ambas distancias desde que su compatriota Carl Lewis lo lograra en 1984.
"Creo que si lo hice una vez, puedo hacerlo nuevamente. Sólo tengo que conservar la humildad, seguir trabajando duro y no trabajar de más," agregó.
Gay siente que, para ganar en Pekín, él debe apartar los recuerdos de sus tres medallas de oro en Osaka.
"Esos días pasaron," dijo.
"Necesito concentrarme en las olimpiadas, porque nunca antes he ido a las olimpiadas, nunca antes me he entrenado para los Juegos Olímpicos. En la medida en que me ajuste a lo planeado, todo saldrá bien," señaló.
Gay ha estado ajustándose a lo planeado junto al velocista estadounidense Joe Drummond, su asesor y mentor en los últimos dos años.
Sin embargo, se sobresaltó hace unas semanas cuando Drummond dijo que necesitaba que "redoblase" su ética de trabajo.
"El me dijo: 'Realmente no veo el hambre en tus ojos como el año pasado cuando estabas estudiando y aprendiendo más. Comprende que no tienes ninguna medalla olímpica, comprende que no has conseguido la grandeza hasta no haber ganado las olimpiadas,"' recordó Gay.
"Eso me molestó, un poco porque pensé que estaba entrenándome duro. Me ofendió un poco," añadió.
Una leve ofensa, a la par de su humildad innata, podría ser el empujón que Gay necesite para hacer del éxito en Pekín una realidad.

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