domingo, 8 de junio de 2008

Jesse Owens tocó el cielo con la mano en Berlín


Un héroe del deporte se convierte en un mito cuando logra tocar los corazones de millones de fanáticos y con sus proezas ayuda a transformar la feria del músculo.
Jesse Owens fue uno de esos atletas privilegiados. Tocó el cielo con la mano en los Juegos Olímpicos de Berlín, en 1936, al ganar cuatro medallas de oro en 100 y 200 metros planos, salto largo y relevo 4x100 metros.
Su historia excede la escala natural de un atleta. Y es que Owens no fue una estrella más de las centenares que ha dado el deporte, el estadounidense es un símbolo para millones de fanáticos, un ejemplo para las nuevas generaciones y representa para el atletismo lo mismo que Muhammad Alí para el boxeo, Wayne Gretzky para el hockey, Babe Ruth para el béisbol, Nadia Comaneci para la gimnasia, Mark Spitz para la natación y Michael Jordan para el baloncesto .
Nació el 13 de septiembre de 1913 en Oakville, Alabama. Se trasladó a Cleveland, Ohio, a la edad de nueve años, y comenzó a brillar a nivel nacional en 1933 cuando siendo estudiante del Instituto East High School, rompe el récord mundial de salto de longitud para estudiantes con un registro de 7.55 metros y empata la marca del orbe en 100 metros planos con tiempo de 10.4 segundos.
Varias universidades buscaron firmar a Owens, pero el estelar deportista seleccionó la Universidad Estatal de Ohio luego de asegurar la estabilidad económica de su familia con la promesa de trabajo para su padre.
Durante su estancia en los campeonatos de la Asociación Atlética Nacional Colegial alcanzó nuevas marcas, cuatro de ellas en 1935 y las restantes en 1936.
El récord de cuatro medallas de oro en un año en la NCAA fue igualado por Xavier Carter, en el 2006.
El 25 de mayo de 1935 en la Big Ten Conference en Michigan, Owens estableció cuatro récords mundiales, igualó la marca del orbe en 100 yardas (91 metros) con 9.4 segundos, rompió los de salto de longitud con 8.13 metros, las 200 yardas lisas en 20.3 segundos y las 220 yardas en 22.6, todas en un lapso de tiempo de 45 minutos.
La hazaña en Michigan es considerada como una de las grandes del atletismo.
Owens integró el equipo de Estados Unidos que viajó a los Juegos Olímpicos de 1936, en Berlín, Alemania.
Adolfo Hitler utilizaba los juegos para mostrar al mundo una nueva Alemania nazi. Para ello, cifraba sus esperanzas en el triunfo de sus atletas, promoviendo la superioridad de la raza aria y ubicando a los de origen africano como inferiores.
Owens echó abajo dicha propaganda al ganar cuatro medallas de oro.
El 3 de agosto derrotó a Ralph Metcalfe en los 100 metros, el 4 de agosto superó al alemán Luz Long en salto de longitud, el 5 de agosto conquistó los 200 metros planos y el 9 del mismo mes sumó su cuarta presea dorada en el relevo 4x100 metros.
La marca de cuatro medallas de oro en el atletismo de los Juegos Olímpicos, sólo fue igualada por su compatriota Carl Lewis, en los juegos de 1984, en Los Angeles.
El estadounidense fue vitoreado por más de 110,000 personas en el Estadio Olímpico de Berlín, y días más tarde centenares de fanáticos le pidieron autógrafos en las calles de la capital alemana.
Después de su hazaña, Owens pasó muchas dificultades y se convirtió en promotor del deporte.
Fue premiado con la Medalla Presidencial de la Libertad de los Estados Unidos en 1976, por el presidente Gerald Ford, y a título postumo, la Medalla de Oro del Congreso por George H.W. Busch, el 28 de marzo de 1990.
En 1984, a una calle de Berlín se le puso su nombre, al igual que a una escuela secundaria en el distrito Lichtenberg.
Murió el 31 de marzo de 1980, a la edad de 66 años, en Tucson, Arizona. Sus restos descansan en el cementerio Oak Woods de Chicago.
Por méritos propios, Jesse Owens puede ser ubicado en el grupo selecto de los grandes atletas de los Juegos Olímpicos.

1 comentario:

octopusmagnificens dijo...

Pues Hitler debió sentirse satisfecho a la vista del medallero: Alemania primera con 89 medallas; los EEUU segundos con 56; Hungría tercera con 16…