viernes, 3 de octubre de 2008
¿Estarán limpios los 100 metros?
Por Miguel Guilarte
El Tiempo Latino
El triunfo del jamaicano Usain Bolt en los 100 metros planos de los Juegos Olímpicos de Beijing, con un nuevo récord mundial de 9,69 segundos, hizo recordar la falsa hazaña lograda 20 años atrás por el canadiense Ben Johnson, quien corrió un sorprendente 9,79 segundos en la final de las Olimpíadas de Seúl de 1988.
La trampa de Johnson —quien batió Seúl su propio récord mundial de 9,83 logrado en 1987 en Roma— se descubrió días después cuando salieron a la luz los resultados de los controles antidopaje, siendo despojado de la medalla de oro y entregada al estadounidense Carl Lewis, quien llegó segundo en aquella tarde del 24 de septiembre de 1988 en la capital surcoreana.
Con Johnson también comenzó una época negra para los corredores de los 100 metros planos. Años después, algunos de los participantes en aquella “sucia” carrera se vieron implicados en casos de dopaje, como le sucedió a Lewis, Linford Christie, Dennis Michell y Desai Williams.
Johnson creyó que había burlado los controles del Comité Olímpico Internacional y su trampa trascendió como el más escandaloso caso de dopaje en la historia del olimpismo, una situación que hizo extremar los controles en las sucesivas ediciones de los juegos hasta llegar a Beijing 2008 donde Usain Bolt parece haberle devuelto —al menos hasta ahora— la pureza a la prueba.
Johnson debutó en las olimpíadas en Los Angeles 1984 cuando llegó tercero detrás de Lewis para ganar el bronce, la misma presea que obtuvo con el equipo de relevo canadiense en la posta 4 x 100 metros. Un metal que evidentemente no llenaba sus aspiraciones.
De ahí en más, Johnson se “preparó” para de alguna manera batir a Lewis como efectivamente lo logró en el Mundial de Roma 1987 donde le ganó al estadounidense con una nueva marca mundial, un estratosférico 9,83 segundos, que quizás empezó a sembrar las dudas sobre su autenticidad.
La venganza llegó pronto para Lewis y qué mejor escenario para intentar demostrar que lo de Roma había sido sólo un resbalón en su carrera. Pero no, los esteroides ya se habían apoderado del cuerpo de Johnson y con sus gruesas piernas volvió a bajar el récord mundial dejándolo en 9,79 segundos. Pero un examen de orina demostró que Johnson había consumido esteroides, desatando un escándalo que fue tan grande o más de lo que había sido su victoria. La prueba reina de la velocidad quedó en entredicho y muchos atletas quedaron ensombrecidos por la caída de Johnson.
Más tarde reconocería haber consumido esteroides cuando consiguió el récord del mundo de 1987 lo que provocó que el registro quedara también anulado. Su descalificación en Seúl otorgó la medalla de oro a Carl Lewis, la plata a Linford Christie y el bronce a Calvin Smith.
Aunque Johnson fue el único atleta que dio positivo en el examen, no es el único que ha consumido determinadas sustancias prohibidas por la federación de atletismo.
Años más tarde, se descubrió que Christie también consumía esteroides.
En 1991, Johnson intentó regresar a las pistas sin éxito pero un nuevo control de dopaje con resultado positivo truncó definitivamente su carrera al ser suspendido de por vida.
Retirado de las pistas, Johnson tenía que sobrevivir y en 1997 fue contratado como entrenador personal nada más y nada menos que por el ex futbolista argentino Diego Armando Maradona, un confeso consumidor de sustancias prohibidas.
Quizás el consumo de esteroides empañó los 100 metros planos a partir de Ben Johnson, pero el mundo del atletismo ha seguido con asombro las marcas logradas por Lewis, campeón olímpico en Los Angeles-84 con 9,99 y Seúl con 9,92.
A Lewis le siguieron el británico Linford Christie (9,96) en Barcelona-92, y el canadiense Donovan Bailey (9,84) en Atlanta-1996.
Estados Unidos recuperó el trono en Sydney 2000 por intermedio de Maurice Greene quien marco 9,87 en una distancia en la que también ganaron los estadounidenses en femenino en las piernas de Marion Jones, más tarde también convicta y confesa por consumo de esteroides.
Justin Gatlin mantuvo la corona para EE.UU. en Atenas con 9,85 y en los mundiales de Osaka, Japón, en 2007 apareció Tyson Gay, quien ganó el título con 9,85.
En Beijing, se dieron cita los únicos tres corredores que habían logrado bajar de 9,80 en la historia del atletismo. Ellos fueron, además de Tyson Gay (9,68 con viento a favor), los jamaicanos Asafa Powell, plusmarquista mundial con un tiempo de 9,74 y el nuevo rey de la velocidad Usain Bolt, quien no solamente bajóla marca de 9,80 sino que paró los cronómetros en 9,69, un tiempo que, como pasó con Johnson en 1988, ya comenzó a despertar sospechas.
“Sé que estoy limpio y trabajo duro para lo que quiero”, afirmó Bolt, saliéndole al paso a unos comentarios de Lewis quien sembró dudas en declaraciones a Sport Illustrated.
“Todavía estoy trabajando en el hecho de que bajara de 10 a 9,6 segundos en un año. Países como Jamaica no tienen un programa de control de dopaje por lo que pueden estar meses sin ser testeados”, dijo Lewis a la revista.
Aparentemente a Bolt lo tienen sin cuidado las apreciaciones de Lewis. “Estoy tratando de cambiar esto, es una mala imagen para el deporte”, confesó. “Lewis puede decir lo que quiera, es su opinión”, indicó Bolt.
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