viernes, 21 de agosto de 2009

"¿Sir Bolt? Suena chulo"


C. Arribas

A Usain Bolt, un chavalillo que como tantos otros millones de chavalillos de todo el mundo se pasó el día tumbado en su habitación jugando con la videoconsola -"me mantiene tranquilo, es el objetivo", dijo el hiperactivo chaval de Sherwood Content, una aldea sin luz en las calles ni agua corriente en el cinturón de la caña de azúcar de Jamaica, el territorio de los esclavos-, le proponen, muy serios, los periodistas británicos, que qué le parecería si la reina Isabel le nombrara, como súbdito suyo que es, caballero del Imperio Británico, aquella empresa colonial a la que perteneció Jamaica hasta mediado el siglo pasado. Y Bolt, tan rápido de pensamiento como de obra, respondió rápido. "¿Sir Usain Bolt?", dijo. "Suena chulo". Sería el gran día del colono en la metrópoli, el gran día de todos los jamaicanos en la capital de su antiguo imperio. "Hago todo por mi país. Están locos por mí y orgullosos, y yo estoy muy honrado de poder hacerlo por Jamaica".
Será quizás, después del muro de anoche y de, quizás, la barrera del sonido, la próxima frontera que le toque derribar en su camino hacia su transformación en el más grande deportista de la historia. La guinda de su pudding, una construcción bastante sólida por el momento en la que figuran tres títulos olímpicos, dos títulos mundiales y cinco récords batidos, tres en 100 metros, dos en 200 metros. Incluido el de ayer en la distancia que, según los especialistas, más margen de mejora tiene. Incluido mejorar los segundos 100 metros de Michael Johnson, un especialista de 400 metros que se atrevió a explorar los 200 metros, a los que llevó su extraordinaria resistencia a alta velocidad y su trote corto.
Sin embargo, los 19,19s de anoche fueron más espectaculares aún teniendo en cuenta dos cosas, que corrió sin oposición -el hombre que más se ha acercado a él en la media vuelta al estadio, el único que le ha derrotado en una gran final, la de Osaka 07, Tyson Gay, lesionado, pasó de intentar hacerle sombra- y que luchó contra un récord propio, no contra una marca, los 19,32s, histórica de un atleta que le desafía de palabra, como Michael Johnson en Pekín.
"He visto a Bolt quizás durante tres segundos", dijo Wallace Spearmon, el medallista de bronce -fue segundo en Pekín, pero descalificado por pisar la raya-, que corrió por la calle cuatro, la interior a Bolt. "Ese chico es realmente, realmente rápido, es alucinante". Fue lo más cerca que tuvo Bolt a un rival durante toda la carrera. "Una carrera", dijo Bolt, quien a lo largo de la semana, lleva todos los días del Mundial, salvo el lunes, bajando a la pista a correr, cuatro cienes y cuatro doscientos, mostró cierto cansancio y falta de sueño, "que mentalmente no ha sido más dura que la de Pekín, aunque sí físicamente".
"Pero yo no pensaba realmente en el récord mundial, pero luego me dije que no estaría mal probarlo y fui a tope. Fue muy duro. Estoy muerto. No fue una buena carrera, pero sí rápida", dijo Bolt, desmintiendo de palabra lo que su gestual, su fijación en el gran cronómetro del estadio, demostró de hecho. "Ya dije que tenía que trabajar mi salida y fue la clave en la final", dijo Bolt, que hizo la mejor salida de todas las de sus cinco récords, con un tiempo de reacción de 133 milésimas. "Pero gracias a estas dos finales de Berlín", añadió, como si alguien dudara de sus cualidades únicas, "he demostrado que mis récords de Pekín no fueron una broma. He enseñado lo que se puede conseguir con trabajo y dedicación".
Lo último que le pide Jamaica, la pequeña isla que va ganando 3-0 a Estados Unidos en las pruebas de velocidad, a su prodigioso hijo es que conduzca al relevo 4 x 100 a un nuevo oro, a un nuevo récord del mundo. "Yo estoy preparado para otro récord del mundo con el relevo", dijo Bolt. "Aunque no sé si mis compañeros lo están". De hecho, Asafa Powell, el número dos, ha anunciado que está tocado. Y el previsto como número tres, el joven Blake, está apartado por un problema de dopaje.

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