Dos horas antes de la gran final de baloncesto, Jaime Lissavetzky (Madrid, 1951) está relajado y satisfecho con el resultado del deporte español, aunque con algunos matices. En opinión del secretario de Estado para el Deporte, España, con una medalla menos que en Atenas, "ha progresado adecuadamente, pero aún debe dar el gran salto y tener mayor capacidad competitiva".
Pregunta. El día que se clausuraron los Juegos de Atenas, dijo en este periódico que el deporte español tenía que ser más ambicioso y estabilizarse por encima de las 22 medallas que se consiguieron en Barcelona. En Pekín se han logrado 18, luego no se ha cumplido su objetivo.
Respuesta. El reto de España, antes y después de Pekín, es mantener viva la ambición. Efectivamente, en un año que ha sido mágico, España puede estar más arriba. Los resultados de Pekín se pueden medir como queramos. Por ejemplo, si se mira el medallero, España ha quedado la 14ª y en Atenas fue la 20ª. Además, la calidad de las medallas es mayor, puesto que aquí se han sacado cinco oros y en Grecia tres. Italia ha logrado ocho y Francia siete. Estamos a cierta distancia de los países de nuestro entorno, pero asentándonos. No es menos cierto que no se ha dado el gran salto que nos habría gustado dar. Habrá que medir las cosas a medio plazo. Hay cosas positivas, como los deportes colectivos. En Atenas no tuvimos la capacidad de competir bien. Si hablamos del baloncesto, hablamos de un deporte que tiene desde hace tiempo un contrato psicológico con la sociedad. Se basa en sus grandes triunfos y en la buena predisposición de los jugadores. En el baloncesto femenino se ha alcanzado la clasificación más alta; en el balonmano, el bronce; en el hockey, la plata, y en el waterpolo hemos sido quintos.
P. En los deportes colectivos los resultados son algo aleatorios, puesto que todo depende del calendario.
R. Efectivamente, pero como es aleatorio que pierdas una medalla en ciclismo por ocho segundos como le ocurrió a Contador. Hemos tenido a cuatro números uno que, aunque han competido lo mejor que han podido, no han logrado medallas, como Javier Gómez Noya, Alberto Contador, Marina Alabau y Paquillo. En cualquier caso, en deportes colectivos ha habido un avance, hemos sabido competir. Donde hay que hacer una profunda reflexión es en la natación.
P. Como siempre se dice tras unos Juegos y luego nada. Hasta 22 países han ganado una medalla. España, un finalista.
R. Es una federación que tiene que cambiar. Hay una buena base, pero tenemos un problema de organización y de planificación. Hay gente con posibilidades como Erika Villaecija, Mireia Belmonte... Hay una luz de esperanza.
P. ¿Cómo valora que el atletismo se haya quedado en blanco?
R. Es evidente que no ha habido medallas.
P. El presidente de la federación, José María Odriozola, vaticinó ocho o nueve y dijo presentar al mejor equipo de la historia.
R. Eso habrá que preguntárselo al presidente. En cuanto a medallas, hay una sensación de mal resultado, pero, si se mira el número de finalistas, resulta que España, con once finalistas, es el cuarto país de la Unión Europea.
P. El mejor resultado lo ha registrado García Bragado con 38 años. ¿No hace falta una renovación?
R. Se puede ver el vaso medio lleno o medio vacío. Lo de la gente veterana no es sólo un fenómeno en España. Ocurre en todos los países. Ahora la vida deportiva se alarga más. Pero, claro, si Marta Domínguez se tropieza en una valla cuando está disputando una medalla; si a Paquillo, que no se había bajado del podio en muchos años, no le sale la carrera; si Mario Pestano lanza seis metros menos que en julio; si Ruth Beitia habría logrado el bronce con hacer el récord de España... La asignatura pendiente es intentar tener una capacidad competitiva mayor.
P. Al término de Atenas, usted también enfatizó que se habían conseguido más finalistas que en años anteriores. No es el caso de Pekín. ¿A qué lo atribuye?
R. En China hemos tenido 56 por 70 en Atenas. Hay menos diplomas, pero más conversión de diplomas en medallas. En Atenas, de 70 diplomas, 19 fueron medallas; aquí, 18 de 54. El deporte español ha progresado adecuadamente, pero no se ha producido el gran salto cualitativo. Si no llegan a fallar algunos números uno, estaríamos hablando de un momento histórico. El espíritu de España se ha reflejado en Pekín con iconos como Nadal, un deportista 10, el baloncesto... Nos queda mucho por hacer y la ambición tiene que ser nuestro objetivo.
P. ¿No será que los éxitos en disciplinas de alto nivel profesional que se escapan a la Administración, como el fútbol, el tenis, el baloncesto o el ciclismo, enmascaren las deficiencias en deportes más necesitados que sí dependen de la gestión política?
R. ¡Si enmascarar es ir con la cabeza bien alta por todos los lados! Los milagros no se pueden producir. Es muy difícil que España pueda fabricar campeones de bádminton, tenis de mesa, lucha o halterofilia. Lo que hemos intentado es ayudar a los más débiles para sentar las bases del futuro. El Reino Unido ha tenido un gran comportamiento, pero sus medallas están ligadas a la hípica, el ciclismo en pista, el bádminton..., deportes que entran en su cultura. Nosotros tenemos mayor variedad polideportiva: piragüismo, ciclismo, baloncesto, vela... Es una cultura más sólida, pero hemos de intentar que España sea un país más polideportivo, pero es muy difícil. Los propios medios de comunicación no dedican una línea a ciertos deportes.
P. ¿Qué porcentaje de éxito o fracaso tiene la Administración en los grandes logros profesionales y en los deportes minoritarios?
R. El mismo. Si la Administración no se cuelga las medallas que se ganan, tampoco es responsable de las que se pierden. La Administración lo que tiene que hacer es crear las condiciones para el desarrollo del deporte y pensar en todas las federaciones. Como todo en la vida, el Estado es más necesario en tanto que el ciudadano es más débil. Se ha hecho un esfuerzo financiero y de planificación muy importante.
P. ¿No hace falta un mayor control de las federaciones?
R. Si hablamos de trabajar conjuntamente por objetivos, en ciertos casos hay que tomar medidas acordadas, pero de shock, como en la natación. No contra la federación, sino con la federación.
P. Hay algunos deportes que, tradicionalmente, se vuelcan en campeonatos precedentes a los Juegos para lograr las mínimas olímpicas y las becas y luego en los Juegos son un desastre.
R. Hay dos modelos: el norteamericano, en el que quien consigue la mínima va, y el europeo, en el que van los que tienen opciones de medalla. Si queremos aumentar la cultura competitiva, es bueno que todos participen en los Juegos. Yo estoy por el modelo norteamericano.
P. Hay federaciones cuyos gestores, pese a sus malos resultados, reciben premios en las altas instancias: usted tuvo a Rafael Blanco, ex presidente de natación, como director general; el presidente de tiro es vicepresidente del COE...
R. Depende del puesto que se ocupe. Uno puede ser muy bueno como periodista y muy malo como locutor. No seré mejor o peor secretario de Estado por no haber sido olímpico. Se me juzgará por mi gestión. Dijimos que íbamos a hacer un traje a la medida de cada federación y, en el ciclo anterior, cuando hubo mucho dinero, lo hicimos. La pareja del doble femenino de tenis la hicimos nosotros con una pequeña planificación y el K-2 también.
P. ¡Planificación! ¿El K-2, cuyo entrenador ha venido con una carta de despido en el bolsillo?
R. No sabía ese caso, pero, si el entrenador ha funcionado, se tomarán las medidas oportunas. Pero en piragüismo ha habido una planificación y tenemos los resultados. Hay deportes poco mediáticos, entre los cuales unos avanzan y otros no, como el yudo, en el que llevamos dos Juegos sin medalla. También hemos bajado en medallas en triatlón, taekwondo...
P. A nivel global, ¿tiene la sensación de que estos Juegos son míticos?
R. Londres tiene una papeleta muy complicada. Estos Juegos han tenido una grandiosidad difícil de igualar. Desde la inauguración, las instalaciones, Phelps, Bolt, los mejores baloncestistas, el mejor tenis del mundo...
P. Tampoco se han prodigado los casos de dopaje.
R. A nivel mundial, se ha avanzado muchísimo. La cultura en contra del dopaje está mucho más extendida. La sociedad no es perfecta y el deporte tampoco. Por eso tuvimos el caso de una española [la ciclista Maribel Moreno] que nos hizo un daño tremendo.
domingo, 24 de agosto de 2008
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