Kenenisa Bekele consiguió su doblete. Gobernó los 5.000 a su antojo, atacó en la última vuelta como de costumbre (53.87) y dejó a sus marcadores kenianos, Eliud Kipchoge (13:02.80) y Edwin Cheruiyot Soi (13:06.22) fuera de juego. Tras imponerse en el 10.000 y confirmar inmediatamente que le quedaban fuerzas para los cinco kilómetros, para los demás no quedó otra que luchar por la plata. Lo hace tan fácil Bekele.
Con su doble éxito en Pekín, el fondista se equipara al checo Emil Zatopek (Helsinki), al finlandés Lasse Viren (Melbourne), al etíope Miruts Yifter (Moscú), los únicos que habían logrado medalla olímpica en las dos distancias y en los mismos Juegos.
Los tres corredores etíopes lanzaron la carrera a un ritmo cómodo que permitió que los participantes estuvieran agrupados durante los tres primeros kilómetros, hasta que empezó la fiesta. Los ayudantes de Keneninsa se retiraron a sus cuarteles de invierno y fue el actual dios del fondo quien tomó el mando de las operaciones, Aceleró Bekele y sólo le acompañaron los kenianos, además del ugandés Moses Kipsiro, quien también fue perdiendo fuelle. Tariku Bekele y Abraham Cherkos, los etíopes, también.
Al sonido de la campana, cuando sólo le acompañaban Kipchoge y Soi, Kenenisa Bekele obró como siempre. Tiró más de la cuerda, acertó a enganchar la marcha demoledora. 30 metros al segundo, 50 al tercero y así hasta casi una vuelta completa al último, Jesús España. El último 400 del campeón, en 53:87. Sigue el reinado.
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