jueves, 31 de julio de 2008

EEUU apuesta por la discreción en los Juegos


Tantas veces criticado por arrogante y aislacionista, Estados Unidos promete comportarse con discreción en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, porque sus deportistas comerán lo mismo que los demás y no llevarán máscaras antipolución.

Lo de la comida puede sonar lógico, pero es noticia, porque en marzo de 2007 se difundió exactamente lo opuesto: que Estados Unidos desconfiaba de la alimentación destinada a los atletas en la villa olímpica y viajaría con sus propios productos a Pekín para evitar problemas.

"No crea todo lo que lee", dijo sonriente a la agencia dpa Steven Roush, jefe de rendimiento deportivo del Comité Olímpico Estadounidense (USOC).

"Aquella fue una historia que golpeó fuerte, pero era una historia absolutamente falsa. Nuestros atletas confían al cien por cien en el proveedor de comida de la villa, y van a comer allí como cualquier otro país".

La compañía encargada de alimentar a los deportistas en la villa es estadounidense, lo que haría más ilógico pensar en un boicot a sus servicios. "Llevan trabajando en muchos Juegos, tenemos mucha confianza en su experiencia", aseguró Roush.

En una de las muchas visitas a Pekín para preparar el desafío de agosto, uno de los técnicos de la delegación estadounidense compró un pollo en un mercado local. Analizado, el pollo reveló ser una pequeña bomba de esteroides, suficiente, dijeron, para que un deportista diera positivo en un control antidopaje.

Si se le cree a Roush, los estadounidenses confían en que esos pollos no crucen las puertas de la villa olímpica. Pero hay integrantes de la delegación que no comerán en la villa, y que se alimentarán con provisiones propias.

Por un lado, algunos deportistas que vivirán fuera de ella. Por el otro, entrenadores personales y trabajadores de apoyo. "Todos ellos no están acreditados, por lo que no tienen acceso a la villa", explicó Roush.

Tang Yunhua, portavoz del centro municipal de seguridad alimentaria de Pekín, asegura que no sería un problema insalvable que algunas delegaciones llevaran su propia comida a la capital china. "Pero, si lo hacen, debe ser de acuerdo a nuestras reglas y regulaciones".

Según Tang, las especialidades locales como el 'dim sum' o el pato podrán ser consumidas sin temores por los 10.500 atletas y los más de 500.000 visitantes que se esperan. Incluso en los puestos callejeros, en los que buena parte de los chinos se alimenta. "Comer en las calles es seguro", insiste la portavoz.

Las calles se perfilan como un problema en Pekín si la ciudad no controla sus altos niveles de contaminación, un asunto de compleja solución. Pese a ello, Roush volvió a reír con ganas cuando se le preguntó si sus deportistas incluirán máscaras en su equipaje.

"Leo muchas historias sobre eso, pero todavía tengo que encontrar una máscara que permita al atleta competir en su mejor nivel. Estamos convencidos de que la calidad del aire será suficientemente buena. No es necesario", sentenció.

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