sábado, 5 de julio de 2008

UNA JOYA EN APUROS


Le descubrieron a los 15 años, arreando unos tirones espectaculares en un campeonato escolar de cross en Sudán. A los 16 ya corría los 800 metros en menos de 1'46", la marca que los españoles necesitan para acudir a los próximos Juegos, a los 18 era recordman mundial junior, líder del ránking de este año (1'42"69 en Oslo) y hoy, con 19 recién cumplidos, está en la primera fila de las quinielas para el oro olímpico. La carrera de Abubaker Kaki Khamis es un milagro, y no sólo por precocidad, sino porque procede de uno de los mayores focos de conflicto de África, Sudán, donde entrenaba en un estadio inacabado, entre pilones de ruinas, sin más luz que la del día y con bloques de cemento atados a una barra de hierro en lugar de pesas.

Ese milagro, talento para el mediofondo en estado puro, que participará en el próximo meeting de Barcelona, lleva varios días entrenando en el estadio Joan Serrahima, fortaleciéndose en el gimnasio de Nova Icària y descubriendo la comodidad de occidente en un bonito apartamento. Es así gracias a la labor de una fundación creada por José Luis López, periodista y auténtico romántico del atletismo, capaz de arriesgar su dinero para una obra con dos vertientes: el desarrollo científico de este deporte y la labor humanitaria, sin ánimo de lucro. CIDIDA (Centro Internacional de documentación e Investigación del Atletismo) trae a España a grupos de atletas de países del tercer mundo para ayudarles a progresar con los mejores medios técnicos. Le ayudan un par de sponsors, Prisaba y Lizán y Asociados. "El resto, un 40 por ciento, lo pongo de mi bolsillo", reconoce López, que ha reunido en Barcelona a nueve sudaneses y también traerá grupos de atletas de Ecuador y Egipto.

Lo que Kaki está descubriendo en Barcelona gracias al altruismo no tiene nada que ver con las condiciones del Sudán, un país que no pisa desde hace varios meses por su gira europea de meetings y porque "ahí hay muchos problemas. Mi familia está porsuerte en Khartoum, la capital, y las zonas de guerra quedan lejos". No regresará hasta después de los Juegos, y mientras tanto descubre aquí la cámara de alta velocidad, el muscle lab y otros milagros tecnológicos. "Con todo eso y pistas como el Serrahima, en Sudán saldrían cantidad de Kakis", suspira el seleccionador nacional.

Ahora, en la cabeza de Kaki sólo figura una cosa: el oro olímpico en Pekín, que le elevaría a la categoría de mito en su país. "Es el objetivo. El récord del mundo también es posible, pero no prioritario". Sí intentará en Estocolmo el de los mil metros, mientras sigue luchando por "cambiar la imagen de Sudán", dice el seleccionador, y no deja de agradecer lo que la fundación de López hace por él y sus compatriotas. "Entrenar en estas condiciones es un sueño para nosotros. Ya no queda gente así, que haga este tipo de cosas sin buscar nada a cambio"

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