jueves, 7 de agosto de 2008

Mireia, a ritmo de reggaeton


A Mireia Belmonte, el nuevo rostro de la natación nacional, el primer prodigio de la piscina nacida, criada y educada profesionalmente en España, le encanta el Cubo de Agua de Beijing. "Me veo muy rápida", asegura, aunque aún lo dice con la boca pequeña, consciente de que su primer reto olímpico llega casi sin tiempo para asimilar todo lo que le ha sucedido en 2008.

Quizá por eso, Nina Zhivanevskaya, su compañera de cuarto en Pekín, la española de origen ruso que ya sabe lo que significa ganar una medalla olímpica -bronce en los 100 metros espalda en Sydney'00- y un título mundial -en los 50 metros espalda en Barcelona'03-, ofrece un consejo a esta novata que aprende rápido, muy rápido: "En la piscina no hay que decirle nada. Ella sabe cómo hacerlo. Lo único que hay que controlarle un poco es el descanso, las comidas y, sobre todo, cuidar su relación con la prensa, para que no se agobie".

Mireia trata de quitarse presión. Son sus primeros Juegos y, a pesar de su enorme talento, no se ve lista aún para subir a lo más alto del podio en ninguna de las pruebas de estilos, su especialidad, en las que se medirá a Katie Hoff, Stephanie Rice o Natalie Couhglin, ni en los 200 braza, ni en los 200 mariposa, prueba en la que aún no ha decidido su concurso. "En Londres 2012 es donde me gustaría hacer algo grande", se defiende.

Erika Villaécija, a caballo entre Nina y Mireia, disputa sus segundos JJOO con el objetivo de mejorar el quinto puesto conquistado en Atenas en los 800 metros libre. Con la ilusión de una debutante, pero con la experiencia acumulada en cuatro años, lanza su apuesta: "Me he propuesto nadar en 8:20 en la final". Erika deberá rebajar en cuatro segundos su registro personal, algo que ve al alcance de su mano. "No sé lo que valdrá esa marca. Una medalla, un cuarto o quinto puesto. Me quedaría satisfecha".

Lógico, sus rivales asustan: Katie Hoff -otra vez una española ante la versión femnina de Phelps-, Katie Ziegler, Rebeca Adlington y Alessia Filippi, parten, según Villaécija, como sus más feroces rivales. Para batirlas ha todas se ha machacado en la técnica de los virajes y ha mejorado su rendimiento en la primera mitad de la prueba, pero lo que de verdad trabaja es la concentración. "Ya no me pongo tan nerviosa en las salidas, he ganado en madurez en estos últimos años", asegura.

Antes de competir repasa mentalmente la táctica escogida, no escucha nada ni a nadie. Silencio total. Todo lo contrario que Mireia: "Yo estoy enganchada a la música desde que me pongo el bañador hasta que me lanzo al agua. Me relaja y me motiva a la vez, y así evito la tensión previa, las miradas de las otras y todo eso".

Mientras arranca la competición -debuta el sábado 9- alucina con su primera experiencia olímpica. Ya ha conocido, por ejemplo, a Kobe Bryant. "Nos hicimos fotos con él. Sabe un poco de español. Nos preguntó de qué deporte, le deseamos suerte y nos dijo: 'Igualmente'".

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