La penúltima final de una mañana de sobresaltos, de un nivel desconocido hasta hoy en el mundo de la natación, revolucionado por la marca Speedo, descubrió las carencias tácticas de Katie Hoff, el gran activo de la natación femenina estadounidense, quien, a sus 19 años, no demuestra la madurez esperada.
Si ante Stephanie Rice, en los 400 m estilos, pecó de conservadora y reaccionó demasiado tarde, consolándose con el bronce, en la final de los 400 m libre le sucedió lo contrario. Se cebó tras la espectacular salida de Laure Manaudou, obligada desde la calle ocho a marcar diferencias desde los primeros metros para no verse empotrada contra el muro.
La francesa no logró abrir hueco y se dejó ir en el último 400 de su vida para concluir última. El bajo estado de forma de la nadadora más mediática, defensora del título olímpico de la especialidad, prevé que tampoco destacará en las dos pruebas de espalda, al menos en la de 100 m, en la que también competirá desde la peor calle.
Decepcionó Manaudou, pero también Hoff, reventada en los últimos 50 metros, y sobre todo la italiana Francesca Pellegrini, plusmarquista mundial, líder del curso e incapaz de subir al podio. El gran duelo a tres bandas, en la que el objetivo consistía en bajar por primera vez de los cuatro minutos, la ganadora finalmente fue la cuarta candidata, la británica Rebecca Adlington, con un tiempo de 4:03.22, por encima de su marca personal. Hoff, aspirante a cinco oros individuales antes de llegar a Pekín, acumula de momento un bronce y una plata.
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