sábado, 1 de agosto de 2009

RAFA MUÑOZ SE CUELA ENTRE PHELPS Y CAVIC



DIEGO TORRES El País.com

Rafa Muñoz, Milorad Cavic y Michael Phelps nadarán esta tarde (La 2 y Teledeporte, 18.49) la carrera más trascendental de los Mundiales de Roma. Los 100 metros mariposa sintetizan la confusión y la farsa de todo el campeonato. Se espera que, gracias a la tecnología de los bañadores, los finalistas toquen la última pared por debajo de 51 segundos. Tal vez algunos bajen de los 50 por primera vez en la historia. Pocas veces tan poco tiempo será capaz de concentrar más símbolos, más mentiras, más estafas. Que un español se vea envuelto en este embrollo agrega emoción al asunto. Ya es raro que un español nade una final. Pero que lo haga en ésta, precisamente, y que además tenga posibilidades de subirse al podio, e incluso de derrotar al mejor de todos los tiempos, es un hecho sin precedentes.
Carmesí, como una muleta, pero forrado en goma, iba Rafa Muñoz cuando se subió al poyete ayer, antes de la semifinal. Inmediatamente se persignó dos veces, como para invocar los poderes divinos que gobiernan las cosas de este mundo. A su izquierda, a unos dos metros, estaba Michael Phelps con la mirada clavada en el fondo de la piscina. Era la primera vez que Muñoz se bañaba en la misma charca que Phelps. El estadounidense y el español se prepararon para nadar la primera semifinal. La tarde se había inflamado. Milorad Cavic, el único hombre que estuvo a punto de arrebatarle a Phelps su octavo oro en Pekín, la había encendido por la mañana lanzando a Phelps el desafío más brutal que había recibido en muchos años. "Si él sigue nadando con Speedo me consta que es porque está muy agradecido a una marca que le paga muchísimo dinero", dijo; "yo le he ofrecido que se ponga un Arena como yo. Lo tendría en el plazo de una hora. Pero no quiere. Llega un punto en el que tienes que elegir: el dinero o las medallas. Si por mí fuera yo ofrezco a todos los finalistas nadar en taparrabos. No creo que acepten. La libre voluntad tiene un precio muy alto".
Tras esta provocación, Muñoz nadó junto a Phelps la primera semifinal comandando la prueba hasta los 75 metros. A ritmo de récord del mundo. Fue una gran noticia que el cordobés no se arrugase. Desde que entró en el agua, embutido en su Jaked, fue como una bala. Tocó la meta después que Phelps, que lo pasó al final, y batió el récord de España haciendo 50,59s -el estadounidense registró 50,48s-. Al salir de la piscina se posicionó en el grupo de los que usan bañadores impermeables: "Mi favorito para ganar la final es Cavic. Es europeo y yo tiro para mi continente. Sólo puedo decir que en Roma alguien bajará de 50 segundos".
Mientras Muñoz hacía estas declaraciones, Cavic nadó la segunda semifinal. Como para reafirmarse en el poder que le confiere su bañador de poliuretano, el serbio batió el récord del mundo que, hasta ayer, ostentaba Phelps. Nadó en 50,01s. Una marca sideral. Otra más en la cascada que día a día desacredita la legitimidad de estos Mundiales. El público asistió al acontecimiento haciendo mucho ruido. Pero hizo menos ruido que el jueves, y más que el que hará hoy. Esta reunión atufa. Cavic dijo algo al respecto, al salir del agua: "Definitivamente hay algo en el aire de Roma".
Muñoz explicó su táctica para hoy: "No tengo nada que perder, así que me pegaré a Cavic. Tendré que intentar llegar al primer 50 el primero. Eso te da vidilla para darlo todo en la vuelta. Lo malo es ir por detrás y tener que remontar". Mientras los nadadores hablaban, los ejecutivos de la federación internacional, FINA, anunciaban públicamente que a partir del 1 de enero de 2010 todos los bañadores que se usarán en la final de hoy estarán prohibidos. Cavic usa un Arena gris. Muñoz, un Jaked rojo. Su plan es aprovecharse de que son más potentes que Phelps y, ayudados por sus bañadores impermeables, ganar toda la distancia que les sea posible. Saben que Phelps, aunque lleve su viejo Speedo permeable, tiene una vuelta devastadora. "Michael irá con handicap", bromeó Bob Bowman, el entrenador del estadounidense. "Como los caballos de carreras".
Para Cavic y Muñoz, la clave estará en dar el golpe y huir rápido. La maniobra durará unos segundos. Mezclará intereses de industria, politiqueos de la FINA, rencores nacionalistas, honores mancillados y a un español.

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