Tirunesh Dibaba aguardó a los últimos 400 metros, cubiertos en 60.39, para dejar tirada a su rival y firmar la segunda mejor marca de la historia (29:54.68) en los 10.000 metros, por delante de Paula Radcliffe y sólo superada por la china Junxia Wang (29:31.98), un nuevo récord olímpico que devuelve a Etiopía la hegemonía del fondo olímpico tras perderlo en Atenas.
La etíope ya puede mirar de frente a su prima Derartu Tulu, doble campeona olímpica de la distancia, en Barcelona ’92 y Sydney ’00. A los 23 años, el imponente palmarés del último producto del país africano carecía de una medalla de oro en unos Juegos. Lo logró en Pekín tras manejar la carrera a su antojo, dejando hacer, a gusto con el ritmo marcado desde el inicio por la holandesa de adopción Lornah Kiplagat y después con el ataque progresivo de la turca Elvan Abeylegesse. Se quedaron solas
La turca, etíope de nacimiento, aceleró a falta de tres kilómetros para el final. Cubrió el octavo kilómetro en 2:54.94, consciente de su inferioridad en un mano a mano con su rival en los últimos metros. Dibaba resistió: “Ha sido una carrera terrible, rapidísima, pero gracias a dios lo conseguí”, declaró la campeona.
Dibaba y Abeylegesse (plata con 29:56.34, tercera mejor marca de todos los tiempos) se unen a Wang como únicas mujeres capaces de bajar de los 30 minutos en la prueba. Plusmarquista mundial de 5.000 m. desde la pasada primavera, ya se ve capaz de lograr el de los 10.000. “Lo conseguiré el año que viene”, aseguró.
Antes, en Pekín, se preparará para firmar un doblete sin precedentes. Acudirá a la cita con su gran rival en los últimos años, su compatriota, pero no amiga, Meseret Defar, en la final de los 5.000 m.
En tercera posición, tras el hundimiento de las kenianas y de Kiplagat, entró, incrédula por su hazaña, Shalane Flanagan (30:22.22), nueva plusmarquista americana, quien rebajó su tope en más de 12 segundos.
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