Marta Domínguez y Zulema Fuenes-Pila estarán el domingo en la final olímpica de 3.000 metros obstáculos tras obtener, la primera con gran autoridad, su clasificación en la primera ronda, que dejó fuera a la barcelonesa Rosa Morató.
Novata en la prueba, pero "como si llevara toda la vida corriéndola". Así definió su adaptación a los 3.000 metros obstáculos Marta Domínguez, talento natural para cualquier prueba de fondo. Disputó los 1.500 m. en Atlanta y los 5.000 en Sydney, pero siempre le gustaron los obstáculos, y en cuanto se enteró de que se incluirían en el calendario olímpico, no dudó.
A Pekín ha llegado con una marca de 9:21.76, la décima mejor del curso. Y eso que aún le cuesta superar la ría. Al menos eso dicen los expertos. "Hablar es muy fácil", se defiende, "pero lo positivo es que sin saberla pasar bien corro en 9:21, cuando aprenda…". Entró sobrada en la final tras pegarse a la rusa Yekaterina Volkova, campeona del mundo y segunda mejor de la historia (9:06.57), a la que se permitió adelantar en la meta para parar el reloj en 9:22.11.
"Me he visto bien al final y podría haber batido el récord de España, pero no merecía la pena", aseguró después. Entró segunda tras la keniana Eunice Jepkorir, la mayor amenaza para las rusas. ¿Será capaz de correr en nueve minutos bajos en la final? "Si hace falta, sí", advierte la palentina.
Zulema Fuentes Pila también se clasificó directamente para la final tras concluir cuarta en su serie con un tiempo de 9:29.40, dos segundos y 13 centésimas más rápido que su anterior marca personal, lograda este mismo curso en la reunión de Atenas. Tras cumplir su objetivo, aún fatigada por el esfuerzo, se acordó de su compañera: "Marta nos va a regalar una medalla seguro". Sólo falló Rosa Morató (9:45.33), muy lejos de sus mejores registros
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