Lo hizo: 19.30 segundos. Por dos centésimas, Usain Bolt batió el récord mundial de 200 metros, en posesión del estadounidense Michael Johnson desde el 1 de agosto de 1996 en los Juegos Olímpicos de Atlanta. El jamaicano se marcó otra monumental carrera y esta vez no se dejó ir cuando se distanció lo suficiente para asegurar su corona olímpica, como hizo en los 100 metros. En la recta, alejado del pujante antillano holandés Churandy Martina, plata con 19.82, siguió aumentando la frecuencia de su potente zancada, el pecho recto hasta la línea de meta, en la que quiso arañar unas milésimas echándose hacia adelante.
El atleta más grande del siglo XXI y el más rápido de todos los tiempos se ha consagrado definitivamente en el 'Nido', el estadio de Pekín. Su tiempo de reacción fue el segundo más rápido (0.182), sólo superado por Martina. Bolt se incorporó con eficiencia para encontrar la posición en la que despliega su mejor tranco. Brazos y rodillas se acompasaron para regalar otra noche mágica a los Juegos.
Las muchas dudas de que bajara de los libros de records a Johnson en un duelo a través del tiempo se disiparon en 19.30 segundos. Por una parte, ésta era la distancia en la que había despuntado hasta que hace tres meses decidiera 'probar' el hectómetro y descubrirse como el sprinter definitivo, enorme y poderoso. Por otro, se valoraba la longevidad de la plusmarca de Atlanta, prueba de su dificultad extrema, y se le sospechaba, malignamente, una dejadez en la final, un interés por ponerle precio al récord mundial en los mítines venideros.
Pero da la sensación de que Bolt y sus entrenadores han descubierto un mundo en el que el cronómetro se para a su zancada, una nueva fórmula para extraer un rendimiento inusitado de un cuerpo considerado hasta ahora demasiado pesado y desproporcionadamente alto. Y en su estilo en el 200 se adivina una semejanza con la forma de correr de Johnson, que en su momento pareció también desgarbada y poco elegante, aunque efectiva cuando la cabeza y la mente se concentran en una pista y en una meta.
El estadio sí creía en Bolt. Y sobre todo quería que hiciera el récord. El jamaicano saludo con su gesto distendido el clamor de las gradas. Y de inmediato el silencio que anuncia los grandes momentos, la electricidad de un velocista en su descarga y la estática energía de los 90.000 que contemplan la gesta.
Nada pudieron hacer Martina, que mejoró su plusmarca personal y el récord de su país, ni tampoco el estadounidense Shawn Crawford, medallista de bronce con 19.96. También su compatriota Walter Dix bajó de 20 segundos (19.98) y la marca le valió sólo para ser cuarto. Sólo Bolt y Martina batieron sus registros. El jamaicano, en 37 centésimas bárbaras (la anterior, 19.67 era la quinta mejor de todos los tiempos) y el antillano holandés en 29, pues su mejor registro de siempre se situaba en 20.11, muy lejos de la clase alta en la que ha ingresado en esta final.
Los estadounidenses anduvieron por debajo de los tiempos que habían marcado en los 'trials' de Oregon. El tercer yanqui, Wallace Spearmon, fue descalificado.
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