miércoles, 6 de agosto de 2008

En Beijing 2008 las noticias más importantes no serán necesariamente deportivas


Dado que las autoridades de Beijing siguen acorralando sistemáticamente a disidentes y miembros de grupos perseguidos con el fin de ocultarlos de la multitud de medios que están arribando ahora a Beijing, diferentes organizaciones coincidieron en que los derechos humanos en China están deteriorándose a medida que se acercan los Juegos Olímpicos. En respuesta, algunas agrupaciones están ofreciendo guías para ayudar a los periodistas a encontrar esas historias ocultas.

La Coalición para Investigar la Persecución a Falun Gong (CIPFG) ha realizado un mapa de los sitios olímpicos con direcciones de campos de trabajo en las cercanías de Beijing, Qindao, Shanghai, Tianjin, Qinhuangdao y Shenyang — ciudades donde los eventos deportivos se desarrollarán a finales de esta semana.

“Cuando descubres qué tan cerca de las instalaciones olímpicas están estos agujeros del infierno, es repugnante”, dice Clive Ansley, Monitor de China para Lawyers’ Rights Watch de Canadá y presidente de la CIPFG en Norteamérica.

La guía incluye siete mapas y fotos de la fachada externa de cada campo. Algunos parecen centros comerciales.

La guía también detalla los productos hechos por los internos que muestran no menos que resistencia olímpica, ya que trabajan de 16 a 18 horas por día empaquetando palillos chinos descartables, etiquetados como “higiénicos” en celdas superpobladas y sucias, sin el agua necesaria para lavarse las manos.

Se dice también que los prisioneros de otros campos de trabajo son presionados a apreciar la ironía de que se les niegue el derecho a bañarse por no cumplir la cuota de empaquetar 5.500 barras de jabón en un solo día.

El informe de la CIPFG, “Tortura fuera de la Villa Olímpica: Una guía a los campos de trabajo en China”, incluye números de teléfono de los campos de trabajo como también de las “oficinas de vigilancia” locales.

Según Human Rights Watch (HRW) entrar en contacto con su “oficina de vigilancia” local puede ser tan fácil como decir “Falun Gong” o “Tíbet libre” cerca de su teléfono celular. Esta organización también ha publicado una guía para ayudar a los periodistas que viajan a los Juegos.

HRW les dice a los periodistas que nunca se van a sentir solos: “Deberían dar por descontado que en la mayoría de los lugares públicos están siendo filmados a través de circuitos cerrados de televisión, que sus teléfonos celulares pueden enviar información sobre donde están, y que su correo electrónico y otras formas de comunicación están siendo vigilados”.

Un curso intensivo pragmático en engaños orwellianos, la guía de HRW, alienta a los periodistas a buscar “una mina de oro de historias de importancia crítica y excitantes”.

Ambas organizaciones se dan cuenta que las noticias más importantes que saldrán de China este mes de agosto tendrán poco que ver con los deportes. A veinticinco mil periodistas se les prometió acceso sin precedentes dentro de China. Los funcionarios de Beijing están más que concientes que esto podría probablemente convertir la campaña publicitaria de 40 mil millones de dólares para el régimen comunista en una desgracia sin precedentes.

Con esto en mente, no es sorprendente la aparición de informes sobre arrestos masivos de disidentes y practicantes de Falun Gong.

El Centro de Información de Falun Dafa informó que desde diciembre de 2007, 8.037 practicantes han sido arrestados. Amnistía Internacional también informa que la policía de Beijing “ha usado prácticas de detención abusivas tales como re-educación a través del trabajo para ‘limpiar’ la ciudad”.

Desde ciber-disidentes hasta ciudadanos que reclaman al gobierno por la incautación de tierras, los chinos están siendo empujados a los campos de trabajo sin mucho más que un juicio montado, todo para asegurar que nunca entren en contacto con los medios extranjeros.

Lo que la guía de la CIPFG pone al descubierto es qué tan infernales son los campos de trabajo forzado en China. Gente que se atreve a denunciar hechos, quienes serían considerados héroes en occidente son literalmente forzados a trabajar hasta la muerte. A cincuenta kilómetros de las ceremonias de apertura en Beijing, hay dos grandes campos de trabajo, a una corta distancia entre ellos. Ambos empaquetan los mencionados palillos chinos.

En el Campo Femenino de re-educación a través del Trabajo Municipal de Beijing, Jennifer Zeng revela que durante 15 horas “fue forzada a quedarse quieta en cuclillas continuamente bajo el sol ardiente”.

“Fui golpeada, arrastrada por el piso y electrocutada con dos bastones eléctricos hasta que perdí la conciencia”, dice Zeng. “Desde febrero de 2001, fui forzada a hacer 100.000 conejos de juguete de promoción para Nestlé donde 130 de nosotras trabajábamos hasta 22 horas al día para cumplir la cuota”.

Jennifer fue retenida en el campo junto con otras 1.000 mujeres, aproximadamente un 80 por ciento de las cuales eran practicantes de Falun Gong.

De acuerdo con la Fundación de Investigación de Laogai, un grupo de investigación en EEUU que se concentra en el sistema de campos de trabajo de China, existían 1.045 campos de trabajo en el país en 2006. Incluidos en su informe se encuentran detalles de los campos que albergan tanto como 40.000 prisioneros, uno de los cuales fue readaptado a una mina de carbón.

Con un historial como el de China y el volumen de los informes que aparecen, seguir con las Olimpiadas este año parece ser una oscura y horrible farsa.

Cualquiera que se sorprenda por cualquier locura que ocurra en lo venidero, ha vivido en la luna por varios años o está fingiendo inocencia.

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