jueves, 14 de agosto de 2008

A Powell no le llega la sangre al cuello


Usain Bolt llegó a Pekín, enseñó una zapatilla preciosa y habló de atletismo. "Para ganar los 100 habrá que hacer la carrera perfecta, esto es, si salgo bien, no habrá problemas", dijo el plusmarquista mundial de los 100 metros (9,72s), un especialista en los 200 metros que aspira a convertirse en el primer sprinter que logra el doblete desde Carl Lewis en Los Ángeles 1984.

Unos días después que el jamaicano, pasó por el escenario el estadounidense Tyson Gay que no presentó una zapatilla mágica, ni tampoco habló de atletismo. "Se me puso la piel de gallina cuando vi a Kobe Bryant en el desfile inaugural", dijo el campeón mundial de los 100 y los 200 metros. "Tanto que no desaproveché la oportunidad de ponerme a su lado para salir en las fotos. Pero luego me sorprendí más aún cuando me crucé con él en la Villa Olímpica y me preguntó por mi lesión. ¡Sabía que había estado lesionado! ¡No me lo podía creer! Inmediatamente mandé un SMS a mi madre para contárselo".

Ayer le tocó a Asafa Powell enseñar sus zapatillas y elaborar su discurso precompetitivo, pero el tercero en discordia en la que se anuncia como la gran final olímpica, ni lanzó un discurso rutinario ni uno anecdótico, sino uno airado sobre la temática de moda en Pekín. "Estoy harto y sorprendido", dijo el jamaicano, al que su compatriota más joven, Bolt, desposeyó del récord mundial el pasado mayo. "Desde que estoy en China, desde el 1 de agosto, habré pasado ya cuatro controles de sangre y orina. A este paso, voy a llegar a la carrera sin sangre en el cuerpo".

Un psiquiatra se frotaría las manos ante este abanico de declaraciones, que muestran la predisposición de cada uno, la forma en la que están negociando la presión, pero la Federación Internacional de Atletismo (IAFF), una sesuda federación llena de amantes de estadísticas y números, no entiende mucho de psiquiatría o vericuetos mentales y prefiere hacer un análisis directo.

Así, un portavoz federativo mostró su sorpresa por la queja de Powell. No lo entiendo, vino a decir, si Powell se apuntó voluntario a un programa para ser controlado las veces que fuera necesario para establecer su perfil sanguíneo y esteroideo... Y, además, Pekín es el paraíso de los análisis. El Comité Olímpico Internacional ha encargado a la AMA (Agencia Mundial Antidopaje) que organice 4.500: es lógico, pues, que los grandes favoritos sean los que pasen más controles.

Gay, como Michael Phelps, como Alyson Felix, como otro gran número de deportistas norteamericanos, se someten en Estados Unidos a un programa similar por parte de su agencia nacional antidopaje, pero tampoco han tenido tiempo de quejarse, ni ganas.

Gay, por ejemplo, ha dicho que ha pasado un control de sangre y otro de orina, y ha añadido: "Pero es lógico. Me someto por amor a mi deporte. Los controles forman parte de nuestras tareas diarias. Y son necesarios: los campeones tenemos que ser limpios, tenemos que poder demostrar que somos limpios". "Vale, vale, lo entiendo", concluyó Asafa Powell, que no quiere pasar por un sospechoso que teme los controles. "Tienen que hacer miles de controles, quieren hacer una campaña de limpieza, pero es tan difícil de aguantar..."

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