lunes, 22 de septiembre de 2008

Michael Burton, cuando el destino no puede eludirse



Nacido un 3 de julio de 1947 en Des Moines (capital del Estado de Iowa), Michael Jay Burton no parecía estar destinado a brillar en el agua. Amante del baloncesto, y del rugby (como cualquier “buen” norteamericano), no fue hasta los 13 años que, por un accidente de bicicleta en el que se rompió un buen puñado de huesos, y después de permanecer dos meses en la cama de un hospital, fue obligado a dirigirse a una piscina para conseguir la mejor recuperación posible.

Parece que aquello le gustó, y el joven Mike decidió quedarse, aunque sus medidas, 175 cm. por 69 kgr. (cuando terminó de crecer), no le predisponían, anatómicamente hablando, a ser una figura, eclipsado entre nadadores de más de 180 y 190 cm.

Pero Mike era perseverante, y teniendo en cuenta las medidas citadas, comprendió que, si quería ser alguien como nadador, tenia que dedicarse a las pruebas de fondo. Era la época en que los buenos resultados se lograban a base de aumentar el kilometraje hasta el máximo posible (entre 16 y 20 km. diarios de series siempre muy largas), y Mike nunca le hizo ascos al método, “tragándose” los kilómetros necesarios para ir progresando lenta pero inexorablemente. En 1964, ya con 17 años, da el salto a la escena internacional al entrar en el ranking mundial, 13o. en 1.500m., 17,24”4, y 16o. en 400m., 4,21”1. Sin ser espectacular, su progresión es constante, escalando posiciones regularmente. Un año después, 1965, se coloca ya como 4o.especialista de 800 y 1.500m., 9,01”8 y 17,03”8, y 9o. de los 400m., 4,18”3.

Pero es en 1966 cuando “explota” definitivamente. El 21 de agosto, en Lincoln, en el curso de los Campeonatos USA, consigue su primer récord mundial, al pulverizar el del quilómetro y medio con unos espectaculares 16,41”6, dieciocho segundos menos que el anterior de su compatriota Steve Krause (16,58”6 el año anterior), colocándose como tercero de los 800m., 8,48”8, nuevo récord USA, a segundo y medio del récord mundial del ruso Symeon Belits-Gejman, 8,47”4, mientras empieza a mejorar su velocidad, situándose en 5o. lugar de los 400m., 4,12”8, a poco más de segundo y medio del récord mundial del alemán oriental Frank Wiegand, 4,11”1 aquel mismo año. 1967 es el año de su definitiva consagración, al mantener el liderazgo del quilómetro y medio, superando su récord mundial por un buen margen de siete segundos y medio, 16,34”1, mientras se coloca como segundo de los 800m., 8,43”0, a solo un segundo del récord mundial del francés Francis Luyce (actual Presidente de la Federación Francesa de Natación), aunque “marca el paso” en los 400m., 6o. mundial, 4,12”3, consciente de que, sin olvidarse de ellos, ha de volcarse en las dos pruebas más largas.

Conquista su primer título internacional al imponerse en los 1.500m. de los Juegos Panamericanos que se disputan en la canadiense Winnipeg, con un tiempo de 16,44”4, por delante del local Ralph Hutton, 16,51”8, mientras es tercero en los 400m., 4,15”7, claramente sobrepasado por su compatriota Greg Charlton, 4,10”2, y el citado Hutton, 4,11”9.

Como recordista mundial, su objetivo para 1968 no puede ser otro que el título olímpico de los 1.500m., aunque no deje de pensar en el 400m., ahora que Don Schollander, el gran dominador de esta prueba, va a concentrarse únicamente en el doble hectómetro. La preparación olímpica bate su pleno, ofreciendo una temporada agitada para la tabla de récords mundiales. El 7 de julio, en el famoso festival de Santa Clara, el mexicano Guillermo “Memo” Echevarria le arrebata a Mike su más preciada joya, el récord de los 1.500m., dejándolo en 16,28”1, seis segundos menos que el anterior. Pero la réplica del norteamericano es fulminante y espectacular. El 3 de septiembre, en los “trials” disputados en la piscina cubierta de Belmont Plaza en Long Beach, Mike recupera “su” récord, señalando unos magníficos 16,08”5, casi 20 segundos menos que Echevarria.

Además, y con un excelente crono de 4,07”6 (muy cerca del récord mundial del canadiense Ralph Hutton, 4,06”5 ) se impone en los 400m., dejando bien claro que en Ciudad México va a optar a un doblete que, después de ser conseguido por tres de los “pioneros” de la natación de fondo, el británico Henry Taylor en 1908; el canadiense George Hodgson en 1912, y el norteamericano Norman Ross en 1920, no habia vuelto a repetirse hasta 1956, con el australiano Murray Rose, evidenciando que la natación, aunque lentamente, empezaba a especializarse.

Pero el desafío de Mike no va a ser fácil de llevarlo a la práctica. Sin contar con sus principales rivales (sus compatriotas John Kinsella y John Nelson, los australianos, siempre fuertes en esta prueba, pero sobre todo el mexicano, al estar más acostumbrado a la altura, puesto que vive y se entrena en la capital), Mike sabe que su rival más peligroso van a ser los 2.200 metros de altura de la capital olímpica, a pesar de que el equipo USA se aclimata en una altura muy parecida, antes de rendir viaje a Ciudad México.

Una vez allí, y pese a ciertos desarreglos intestinales (“fruta” bastante corriente en aquellos Juegos), sus dos victorias van a resultar bastante más fáciles de lo que él mismo podía imaginarse, dentro, evidentemente, de lo que puede significar la palabra “facilidad” para conseguir dos títulos olímpicos. En los 400m., y dejando que Hutton se sitúe en cabeza hasta los 150m., da un “tirón” poco después de los 200m., cogiendole un segundo de ventaja a los 300m., 3,07”4, por 3,08”3, para escaparse definitivamente en el último hectómetro, ganando su primer título olímpico, 4,09”0, nuevo récord olímpico pese a la altura, por 4,11”7 de Hutton.

Tres días más tarde, después de unas eliminatorias sin problemas, se nada la final del quilómetro y medio, que después de la mala actuación del mexicano Echevarria en los 400m., se convierte en una “cabalgada” en solitario del recordista mundial, que cogiendo el mando de la prueba hacia los 250m., va aumentando su ventaja progresivamente, hasta conseguir su segundo título con unos magníficos 16,38”9 (teniendo en cuenta la altura), cogiéndole más de media piscina de ventaja a su compatriota Kinsella, 16,57”3, y casi una al australiano Greg Brough, tercero en 17,04”7.

Pese a que dos títulos olímpicos dejarían más que satisfechos a una inmensa mayoría de nadadores, Mike se siente con fuerzas para continuar, ayudado, seguramente, por el hecho de no haber iniciado los duros y fuertes entrenamientos a las tempranas edades que lo habían hecho la inmensa mayoría de las grandes figuras de la natación de aquella época. El año post-olímpico de 1969 no es, al contrario de lo que pueden pensar algunos, un año “sabático”. Varios fondistas pretenden “descabalgar” a Mike de su trono, el más importante y peligroso de los cuales es su amigo Kinsella, uno más de la reputada “cuadra” de Jim “Doc” Counsilman, ante el cual el recordista mundial ha de defender su “status” si no quiere verse totalmente postergado.

El 17 de agosto de aquel 1969, en Louisville, se disputan los Campeonatos USA. Impresionante prueba de los 400m., en la que el alemán Hans Fassnacht se impone a Mike por solo cuatro décimas de segundo, 4,04”0, por 4,04”4, superando ambos ampliamente el récord mundial de Hutton (también lo supera Kinsella, 4,06”2, y lo iguala el propio Hutton, 4,06”5). Tres días después se disputa el quilómetro y medio, con amplia victoria de Mike, que vuelve a rebajar, y van cuatro, su récord mundial, dejándolo en 16,04”5, cuatro segundos menos que su anterior, ya a las puertas de bajar de los 16 minutos. Mike no se conforma solo con el récord de los 1.500m., sino que a su paso por los 800m. supera igualmente su récord mundial, los 8,34”3 del año anterior, dejándolo en 8,28”8.

Solo pasará poco más de un año, un año y seis días exactamente, para que esta “barrera” de los 16 minutos sea superada. El 23 de agosto de 1970, en Los Ángeles, en uno de los numerosos “meetings” USA, se enfrentan el ya consagrado, Burton, con el que aspira a “robarle” el lugar, Kinsella,en la final de los 1.500m. Lucha cerrada desde los primeros metros, 1,00”4 para ambos en el hectómetro; 2,03”9 por 2,04”0 en los 200m.; 4,12”9 por 4,13”0 en los 400m., siempre con Kinsella primero, que empieza a adelantarse a partir de los 700m., 8,29”0 por 8,31”1 en el 800m., y 9,33”6 por 9,35”4 en el siguiente hectómetro, donde su ventaja es máxima, para emparejarse nuevamente poco después, 10,38”0 por 10,39”3 en el quilómetro; 12,47”1 por 12,47”2 en los 1.200m., aunque siempre con Kinsella al mando, que llega al toque de campana con ventaja de cuatro décimas. Ambos rivales se enzarzan en un desenfrenado sprint final en el que Burton consigue arrebatarle dos décimas de su ventaja, aunque sin poder evitar perder por otras dos.

Los espectadores del intenso duelo giran sus ojos hacia el marcador electrónico para irrumpir en un gran aplauso: 15,57”1 para Kinsella; 15,57”3 para Burton, ¡la barrera de los 16 minutos acaba de caer!. Habian pasado poco menos de seis años, faltaban 10 días para cumplirlos, desde que Roy Saari había bajado por vez primera de los 17 minutos. ¡Así progresa la natación!.

A sus 23 años, Mike empieza a considerarse demasiado “viejo” para nuestro deporte, y la fuerza de los jóvenes que vienen empujando le hace dudar sobre sus posibilidades de cara a los Juegos de 1972. En aquella época, la natación no daba para vivir, y Mike, tiene que ganarse su vida, además de que piensa también en casarse. Finalmente, decide intentarlo, concentrándose únicamente en los 1.500m., preparándolos de la mejor forma posible, por lo que 1971 representa un año en el que, falto de competiciones de alto nivel, se empeña más en el entrenamiento que en la competición, al mismo tiempo que trabaja para mantener a su familia.

Para no interferir en sus entrenos, ni siquiera intenta defender su título Panamericano de los 1.500m. que se disputan en Cali, aunque también influye en ello, tanto el hecho de trabajar como de un cierto temor a la altura de Calí, teniendo en cuenta su desagradable experiencia en Ciudad México dos años antes. El año le despide como 3o. del ranking de 1.500m., 16,09”7, y 7o. del de 400m., 4,06”1, una distancia de la que ya se ha despedido, abandonándola totalmente.

El año olímpico de 1972 no empieza excesivamente bien para Mike, que es doblegado en las 1.650 yardas de los Invernales USA, por Kinsella, 15,31”9, por 15,35”6, y la aparición de otro peligroso competidor, Rick Demont, tercero en 15,36”0, y que ya a principios de verano empieza a acercarse al récord mundial, 16,03”5. Pocas semanas después, en Portago Park, se disputan los “trials” USA. Afectado por una deficiencia vitamínica, y sin un gran volumen de metraje, participa primero en los 400m., solo para coger el ritmo de competición (octavo en 4,06”0), y aunque tiene algunos problemas para hacer frente a los más jóvenes en su prueba preferida, logra su clasificación “por los pelos” (octavo de las eliminatorias), y consigue su lugar en la selección, al ser tercero, 16,00”3, por detrás de Demont, 15,52”9, nuevo récord mundial, y Doug Northway, 15,57”7. Es consciente, pues, de que le va a ser difícil revalidar su título olímpico.

4 de septiembre de 1972 en la “Schwimhalle” de Munich. Mike Burton se alinea para la final de los 1.500m.crol. Falta a la cita el reciente recordista mundial de la prueba, que días antes se ha proclamado campeón de los 400m., pero que ha sido desposeído de él al hallársele restos de “efedrina” en su sangre (uno de los productos “dopantes”, prohibido por la FINA), por lo que ha sido descalificado, perdiendo el título, y se ha quedado sin poder nadar los 1.500m. Esto facilita los deseos de sus dos compatriotas, Northway y Burton, para llevarse el título, aunque también hay que contar, como siempre, con los australianos, siempre peligrosos en esta distancia (Graham Windeatt, Brad Cooper, y Graham White).

Son, pues, los 25 años y la experiencia de 12 años de natación de Mike, contra la juventud de sus rivales. Sin ningún complejo, Mike encabeza la prueba desde los primeros metros, llevándose tras él a Windeatt, sobre el que tiene un segundo de ventaja en el primer tercio, 5,14”8, por 5,15”8. Escapándose progresivamente de sus rivales, el australiano releva a Mike entre los 700 y los 1.100m. cogiendole una ligera ventaja (10,32”19, por 10,33”81 en el quilómetro), antes de que este la neutralice, y decidido a no dejar pasar la ocasión de revalidar su título, apriete los dientes para poder mantener su ritmo de 1,03”, cuando el australiano se muestra incapaz de seguirle. Después, la ventaja de Mike empieza a agrandarse: 0”56 en los 1.200m.; 2”14 en los 1.300m.; 4”02 al toque de campana, donde ya tiene prácticamente el título en el bolsillo. Terminando en 1,03”01 el último hectómetro, Mike Burton no solo retiene su título, sino que con un tiempo de 15,52”58 vuelve a recuperar el récord mundial.

Durante cinco minutos largos, el público que llena la piscina dedica al norteamericano un fuerte y prolongado aplauso, que pone el colofón a una magnífica carrera deportiva, mientras, uno a uno, sus rivales le felicitan deportivamente, rendidos ante el coraje y el empuje que ha demostrado en su última competición.

Tres títulos olímpicos (siendo el primer fondista que ha doblado el título de los 1.500m.); 7 récords mundiales, y 16 nacionales; 10 títulos de campeón absoluto USA, y 5 de la NCAA (militando en el equipo universitario de UCLA), y “Nadador del año” en 1968, son los títulos de que puede enorgullecerse Mike Burton cuando se retira de la natación. En 1977 fue entronizado en el “International Swimming Hall of Fame”.
Después, como otros muchos, iniciará su vida civil dentro del deporte, dedicándose a entrenar, recalando en el “Billings YMCA Seahawks Swim Team” de la población de Billings, en Montana, donde dirige su equipo de natación.

Guillem Alsina (NOTINAT)

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