viernes, 19 de septiembre de 2008
Los cinco sentidos de Usain Bolt
Vista, oído, gusto, olfato y tacto son los cinco sentidos que configuran el cuerpo humano. Los que han convertido a Usain Bolt en el atleta más valioso de los últimos años -tres oros olímpicos, en los 100, 200 y 4x100 metros, con otros tantos récords del mundo, gesta que no había realizado ningún otro atleta hasta ahora- son otros. Algunos le son propios de su organismo y otros le han venido de fuera, como la aportación de su entrenador, el veterano Glen Mills. Pero todos han valido para hacer la mejor temporada que se recuerda nunca a un atleta.
Físico
Una envergadura impensable
Antes del 31 de mayo, cuando dejó el récord del mundo de los 100 metros en 9.72, ningún analista hubiese aventurado que un «gigante» como Usain Bolt (1,96 metros de altura, 88 kilos de peso) sería capaz de convertirse en el hombre más rápido del planeta. Demasiado alto para salir con rapidez de los tacos y demasiado pesado para catapultarse hacia adelante en el mismo instante de la salida como lo hacen el resto de los velocistas convencionales. Más que salir catapultado, Bolt se incorpora.
Y eso se paga con milésimas que pueden costar récords y victorias. Muchos analistas aseguran que los 100 metros se ganan en la salida, no en la meta.
Los tiempos de reacción de Usain Bolt ya han demostrado que la salida no es su fuerte. Sin embargo, su larga zancada le ha servido para superar con creces este handicap en la segunda y tercera fase de la carrera al llegar a «volar» hasta 2,70 metros por zancada cuando alcanza su velocidad crucero, lo que le ha hecho dar solamente 41 pasos para correr los 100 metros, mientras el resto de velocistas necesitan 45 por término medio. En estas cifras está la gran diferencia entre Usain Bolt y el resto de los velocistas.
Mente
Nula concentración
Se quedaron atrás los tiempos de la mirada al vacío de Carl Lewis en busca de su carril en la pista, o los movimientos bruscos, nerviosos, de Maurice Greene, que parecía un tigre enjaulado queriendo amedrentar al resto de sus rivales con los movimientos rápidos de su lengua.
Usain Bolt juega con la cámara, posa para los fotógrafos, hace el arquero... parece impermeable a la presión.
También lo ha demostrado en las carreras en las que tiene a rivales de enjundia. Al contrario de lo que le sucede a su compatriota y amigo Asafa Powell, que desaparece en la alta competición, Bolt se crece cuando se mide a los grandes. Así le sucedió el 31 de mayo en Nueva York, en su primer enfrentamiento en los 100 metros con Tyson Gay, doble campeón mundial, cuando consiguió su primer récord mundial (9.72). O en la final olímpica de los 100 metros, cuando rebajó su propio récord a 9.69 después de haberse dejado llevar en los últimos 20 metros. O días más tarde en la final de los 200 metros, donde acabó con el mítico crono de Michael Johnson (19.32, válido desde 1996), dejándolo en 19.30.
Dirección
Estrategia en los entrenamientos
Usain Bolt ha tenido la fortuna de contar con un entrenador veterano como Glen Mills (más de 30 años dedicado a esto), un hombre que ha sabido canalizar su ardor. Le cogió tras los Juegos Olímpicos de Atenas (2004) y desde entonces comenzó a pulir el cuerpo de este atleta hasta convertirlo en el arma mortífera que se ha visto en 2008. Y eso que su alumno ni es un enamorado de los entrenamientos ni es un adepto a la dietética. Pero tiene unas condiciones físicas insuperables y, lo más importante, no se ha lesionado, por lo que ha tenido una gran continuidad en el trabajo.
En principio, el técnico quería que corriese los 400 metros. Pero Bolt quería hacer 200. Ha sido el único punto de fricción entre ambos, que han sabido entenderse bien sin salir de Jamaica y emigrar a las universidades americanas, que tan buenas ofertas le habían hecho a Usain.
Gestión
Pocas carreras pero decisivas
Mills siempre había dudado de «doblar» en 100 y 200 metros y, si se decidió a correr los 100 metros, fue para mejorar la salida pensando siempre en los 200, donde Usain quería destacar siempre. Pero Bolt salió un alumno aventajado y llegó al récord de 9.72 después de haber hecho antes sólo una carrera, en ¡9.76!. En los 200 le pasó lo mismo. Había hecho antes tres carreras discretas a lo largo de la temporada para atacar con fuerza el récord de Michael Johnson. No necesita más.
Experiencia
Un «veterano» con 22 años
A pesar de su juventud (cumplió 22 años en plenos Juegos de Pekín), Bolt es ya un «viejo» corredor. No hay que olvidar que ganó su primer título mundial (júnior) a los 16 años, que disputó sus primeros Juegos a los 18 y que ha disputado dos finales mundiales de los 200 metros (octavo en 2005 y segundo en 2007) antes de llegar a Pekín. Ningún otro atleta tiene un bagaje semejante en la alta competición a esa temprana edad.
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