miércoles, 2 de marzo de 2011

COMO DECÍAMOS AYER: ASÍ HABLABA HACE 23 AÑOS MANUES PASCUA PIQUERAS




JUAN MORA EL PAÍS.com

Manuel Pascua Piqueras es el entrenador de Cristina Pérez, la atleta que dio positivo este verano. La polémica que arrastra nace en las ayudas farmacológicas que reciben los atletas que él entrena. Se reafirma en ellas: "Por supuesto que siempre he buscado un médico que atienda a mi gente. Sería para meterme en la cárcel si no lo hiciera". Dice que el deportista realiza tal esfuerzo que quien no cuente con ayudas pone en peligro su salud. Y califica de hipócrita la actitud de aquellos dirigentes que las condenan. "Las ayudas farmacológicas son necesarias para la alta competición".

Pregunta. ¿Usted fue consciente de que la sustancia tomada por Cristina Pérez daba positivo?Respuesta. La posibilidad de que tomara anfetaminas es estúpida. Hay indicios de que esto pudiera ser el remate a una campana porque algunos de mis atletas, como Carreira, Lindoso, Nombela, Gregoria Ferrer, han recibido ofertas para que hablaran de doping. Cuando dijeron que yo no les dopaba, entonces no interesaban. En esos periodistas no había intención de decir la verdad, sino la de manipular la información. Y si hay personas capaces de pagar para que alguien diga lo que a uno le interesa, también lo son de hacer cualquier otra cosa.

P. ¿Quiere decir que hubo manipulaciones en el control de Cristina Pérez?

R. Hubo irregularidades manifiestas. Yo sólo quiero resaltar un ejemplo. Cuando Cristina hizo récord en Seúl la entrevistó la televisión. En las imágenes se puede ver a una persona que se acerca para ofrecerla una bebida. La rechaza, pero esa persona vuelve a insistir y Cristina la bebe. Y es que cuando el deportista se siente eufórico, y además tiene sed tras el esfuerzo, bebe inconscientemente lo primero que le ofrecen. Lo de Seúl pudo haber ocurrido primero en Barcelona y con una intención clara.

P. Si es realidad esa campaña, el Consejo Superior de Deportes se ha aliado al ordenar que se abra una investigación.

R. El CSD lo que ha hecho es no desaprovechar una ocasión para sensibilizar a la gente y que así apoye la ley contra el doping que se dispone a sacar. Los deportistas no se dopan ahora más que antes. Las cifras están ahí: en Los Ángeles hubo el doble de positivos que en Seúl. Ocurre que ahora interesa airear el escándalo porque los dirigentes están inmersos en una caza de brujas. El deporte olímpico necesita una bandera para autoafirmarse. Esta situación me recuerda a la de hace veinte años con el profesionalismo, cuando el deporte, sólo por eso, se consideró suelo.

P. ¿Quiere decir que está a favor del doping?

R. No estoy a favor del doping, estoy a favor de las ayudas farmacológicas porque son necesarias en la alta competición. El atleta para establecer récords ha de entrar, necesariamente, en el terreno de lo desconocido. Ya es un riesgo que se acepta. Entonces, para soportar los esfuerzos del entrenamiento ha de someterse a una recuperación que no se encuentra sólamente en los alimentos. Necesita un exhaustivo control médico, que desgraciadamente en España no tenernos. El CSD lleva años prometiendo centros de alto rendimiento y laboratorios, pero lo cierto es que seguimos como antes y el trabajo tenemos que realizarlo en plan de comando.

P. ¿Reconoce entonces las acusaciones de que usted siempre tiene un médico para proporcionar ayudas a los atletas?

R. Por supuesto que siempre he buscado un médico que atienda a mi gente. Sería para meterme en la cárcel si no lo hiciera. Cuando un atleta empieza a entrenarse tiene unos índices normales en su organismo, que van disminuyendo según aumenta el trabajo. El médico es entonces el encargado de ir advirtiéndolo y reponiendo todo aquello que el atleta pierda.

P. Pero sin administrar sustancias prohibidas.

R. Por eso es necesario cambiar la reglamentación antidoping. Resulta que un médico puede recertarme cualquier producto, pero no a un atleta. Oiga, si es malo para él, también lo será para mí. Que me expliquen esto..

P. Hay productos alternativos; que no dan positivo.

R. Pero no, son los mejores. Cuando un médico receta un producto es porque es el más rápido y efectivo. A nadie se le receta algo para que se recupere en dos meses en vez de en uno. Pues a los atletas sí.

Efectos secundarios

P. También hay productos prohibidos porque son nocivos.

R. Cualquier producto produce efectos secundarios. Por ejemplo, la simple aspirina ha producido perforaciones de estómago y problemas circulatorios. Por eso existen unos profesionales, los médicos, que son los únicos responsables de su aplicación en cada caso al paciente. Una medicina recetada por un médico y aplicada en las dosis terapéuticas normales, en ningún caso debe considerarse doping. La sociedad actual es hipócrita porque es posible que los propios parlamentarios que tienen que aprobar la nueva ley del doping, si los debates se prolongan hasta la madrugada, habrán tenido que tomarse más de cinco cafés, que automáticamente producirían un positivo en el atletismo.

P. El deporte, por su propia filosofía, tiene que dar ejemplo.

R. De acuerdo, pero entonces que no se haga apología del esfuerzo, porque competir a alto nivel no es sano. Si se prohíben las ayudas, el hombre no podrá correr los 100 metros en menos de 10 segundos o afrontar tres carreras de 5.000 metros consecutivas. Y entonces veremos los estadios vacíos y ese ejemplo de los mitos que buscan todos los niños desaparecerá. Ayuda artificial también es correr con zapatillas especiales, saltar con pértigas de fibras de carbono o entrenarse con máquinas de musculación. Esa filosofía es negarse al progreso.

P. Estas ayudas no tienen repercusión en el organismo.

R. Cualquier ayuda tiende a normalizar las pérdidas sufridas en el entrenamiento. Lo que produce alteraciones en el organismo es el entrenamiento, de ahí la necesidad de las ayudas.

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