lunes, 28 de marzo de 2011
UN TÉCNICO REVOLUCIONARIO DE 89 AÑOS
CARLOS ARRIBAS El País.com
A veces, un paso atrás es revolucionario, y no hace falta ser Lenin para proclamarlo.
También lo anunció Emilio Campra, quien hace casi 40 años, en 1972, dio a conocer al mundo del atletismo una técnica de lanzamiento de peso nueva, que consistía precisamente en eso, en que el lanzador diera un paso atrás en su estrecho círculo antes de proceder al lanzamiento. Fue tan revolucionario el avance que nadie en España le hizo caso y solo ahora, 39 años después del Congreso Mundial de Atletismo en que lo dio a conocer Campra a sus pares, ha sido reivindicado. Y no por atletas españoles, sino por lanzadoras de países que, podría decirse, siempre han marcado el camino en asuntos de técnica. Una alemana, Petra Lammert, ganó el Europeo de Turín en pista cubierta usando la técnica Campra. Y hace un mes, en el Europeo de París, una rusa, Anna Avdeeva, la imitaba con el mismo estilo.
"La gente conoce mal mi técnica y los españoles la han dejado caer en el olvido. Las autoridades deportivas no la han difundido. Me prometieron que harían un estudio biomecánico para demostrar su validez y... ni eso", dice Campra, que el 14 de abril cumplirá 89 años y que sigue viviendo en Almería, donde el Ayuntamiento ya ha bautizado una calle con su nombre y de donde no se ha movido en toda su vida: "Solo me ha faltado poder entrenar a un atleta de 20 metros para que todo el mundo la hubiera copiado".
Ese es precisamente uno de los misterios. ¿Cómo han sabido los lanzadores que ahora la usan, incluido el joven decatleta estadounidense Ashton Eaton, una de las estrellas mundiales, del estilo Campra?
"En Estados Unidos podían conocerlo porque Art Venegas mostró mucha curiosidad por su técnica cuando estuvo en un congreso en Barcelona en 1990", dice Antonio Orta, otro técnico de atletismo almeriense que reivindica la figura de Campra. Art Venegas no es cualquier cosa. Es el entrenador de Randy Barnes, aún, desde 1990, plusmarquista mundial (23,12 metros) y uno de los dos únicos lanzadores de la historia que han pasado de los 23 metros. Aunque Barnes -no se puede olvidar que dio dos veces positivo por anabolizantes- utilizaba la técnica giratoria y con ella ganó los Juegos de Atlanta 1996, Venegas se enamoró del estilo Campra en Barcelona. "Obligó a Emilio a dar una lección magistral y él mismo declaró que había acudido a Barcelona a enseñar, pero que, al final, terminó aprendiendo algo más", recuerda Orta; "pero a las alemanas y las rusas seguramente les ha llegado porque una rusa afincada en Almería usó esta técnica en los Europeos de Madrid en 2005 y yo vi cómo la filmaban".
"Tuve la intuición 10 años antes de darlo a conocer. Me guié por la revolución finlandesa en el lanzamiento de jabalina, el cambio de peso de un pie a otro", dice Campra; "vi que el estilo lineal era como lanzar a la pata coja y que el mío es más equilibrado. Antes de sacar mi estilo y antes incluso de que se popularizara en Estados Unidos, ya probé con un lanzador de disco a hacer el estilo circular, pero ese estilo no es puro. El mío, el del paso atrás, es un recurso 100% técnico y eficaz".
Campra, autodidacta, fue buceador, campeón de España de piragüismo y atleta de mediofondo (bajó de 2 minutos en los 800 metros) antes que técnico, pero una enfermedad mal curada con penicilina le obligó a colgar los clavos. En 1950, cuando el italiano Gianni Mova puso en marcha la Escuela de Entrenadores, Campra se sacó el título y se convirtió en figura primordial del balbuceante atletismo español de entonces, un atletismo, como una sociedad, la española de los años sesenta, en la que el ingenio y la invención eran básicos para la supervivencia.
"Se me abrían las carnes viendo a Manolo Martínez, que no pudo pasar de 21,5 metros. Con mi estilo habría cogido medio metro más y llegado a los 22", dice Campra. "A veces, para animar los entrenamientos, Manolo usa la técnica Campra", dice su entrenador, Charly Burón, "pero nunca ha competido con ella. Y, sin embargo, creo que es más razonable, más real..."
A Campra solo le queda luchar por la memoria. Para que la gente, cuando la vea en acción, recuerde que nació de la intuición revolucionaria de un entrenador de Almería. Para que no sea inevitable que acabe extendiéndose el nombre con el que ya han bautizado su estilo algunos técnicos estadounidenses: los dos pasos rusos.
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