martes, 8 de octubre de 2019

EL MICROCLIMA DEL KLALIFA REVELA UN NUEVO ATLETISMO

JUANMA BELLÓN
AS.com

Los Mundiales de Doha arrancaron con dudas en el atletismo. ¿Cómo responderían los atletas a finales de octubre? ¿Serían capaces de llegar en forma? La respuesta es un rotundo sí. En Doha se hicieron tres récords mundiales (Dalilah Muhammad en 400 vallas y dos veces Estados Unidos en 4x400 mixto), uno sub-20 (Yaroslava Mahuchikh en altura), seis plusmarcas de los Campeonatos, 21 topes continentales y 87 nacionales.
Algunas claves del aluvión de registros: el anillo del estadio Khalifa, el veloz sintético, el microclima creado con el aire acondicionado (25 grados preparados por 3.000 cañones), los nuevos calzados y las planificaciones de los entrenadores. "Los que siguen este deporte saben que una buena forma de medir el nivel es ver las marcas, y fueron fantásticas", dijo Coe, presidente de la Federación Internacional (IAAF), con un ranking que valora este campeonato como el mejor en ese aspecto.
Muy pocas estrellas se vieron fuera de forma (a excepción del cuatrocentista Norman) y hubo pruebas espectaculares como la final de peso masculino (con tres hombres por encima de 22,90); los 400 femeninos (con Naser como tercera de la historia); la presentación de Lyles en 200, Rojas acercándose al récord mundial de triple (15,37); los 400 vallas con Muhammad y el noruego Warholm…
La reina fue Sifan Hassan, aunque en entredicho, porque se entrenaba con Alberto Salazar hasta el lunes 30, cuando la USADA decidió sancionar al director del Nike Oregon Project con cuatro años de inhabilitación por dopaje. Un bombazo que no impidió hacer el doblete a la holandesa en 10.000 y 1.500. Si un país tuvo hegemonía fue Estados Unidos, que dominó con 29 medallas (14 oros, 11 platas y cuatro bronces). "Mire la amplitud de nuestro deporte, 43 países en el medallero", decía Coe.
El público en Doha comenzó frío, pero se calentó hasta el éxtasis del viernes, con las 42.180 personas que apoyaron al ídolo local, Barshim. En la Corniche, zona marítima a orillas del Golfo Pérsico en la que se disputaron las pruebas de fondo y la marcha a medianoche, se vivió otra historia. Las marcas estuvieron a años luz de lo visto en el Khalifa, con 32 grados y hasta un 75% de humedad. Ahora, más interrogantes siguen abiertas. ¿Hacia donde va el atletismo? ¿Han nacido aquí verdaderos referentes? El año que viene en los Juegos de Tokio 2020 habrá respuestas.

Estrellas del Mundial
Muhammad: La neoyorquina ya había batido el récord mundial de 400 vallas en julio (52.20). En una final brillante, corrió en 51.16, la única plusmarca individual de los Mundiales.
Sifan Hassan: Hizo un doblete inédito en Mundiales y Juegos Olímpicos. La holandesa de origen etíope ganó primero en 10.000 y luego en 1.500 con 3:51.96, en solitario.
Noah Lyles: El estadounidense de 22 años no logró una marca estratosférica en 200 (19.83), pero se presentó como el nuevo rey de la velocidad mundial (fue oro también en 4x100). Con el pelo teñido de gris por Dragon Ball Z y una imagen simpática de danzarín.
Salwa Naser: Nació en Nigeria y corre por Baráin. En la final de 400 marcó 48.14, tercer registro de la historia tras Koch (47.60) y Kratochvilova (47.99), dos sospechosas de dopaje.
Yulimar Rojas: Ha amenazado dos veces el récord mundial de triple (15,50). Una hace un mes en Andújar (15,41) y otra en Doha, donde se quedó a 13 centímetros de la plusmarca.
Mutaz Barshim: Su rendimiento en casa era una incógnita, porque había estado lesionado y no mostró buena forma. "Me crezco ante la presión", decía. Y eso hizo. Se fue a 2,37 en la altura.

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