AS.com
Los
Mundiales de Doha arrancaron con dudas en el atletismo. ¿Cómo responderían los
atletas a finales de octubre? ¿Serían capaces de llegar en forma? La respuesta
es un rotundo sí. En Doha se hicieron tres récords mundiales (Dalilah Muhammad
en 400 vallas y dos veces Estados Unidos en 4x400 mixto), uno sub-20 (Yaroslava
Mahuchikh en altura), seis plusmarcas de los Campeonatos, 21 topes
continentales y 87 nacionales.
Algunas
claves del aluvión de registros: el anillo del estadio Khalifa, el veloz
sintético, el microclima creado con el aire acondicionado (25 grados preparados
por 3.000 cañones), los nuevos calzados y las planificaciones de los
entrenadores. "Los que siguen este deporte saben que una buena forma de
medir el nivel es ver las marcas, y fueron fantásticas", dijo Coe,
presidente de la Federación Internacional (IAAF), con un ranking que valora este
campeonato como el mejor en ese aspecto.
Muy
pocas estrellas se vieron fuera de forma (a excepción del cuatrocentista
Norman) y hubo pruebas espectaculares como la final de peso masculino (con tres
hombres por encima de 22,90); los 400 femeninos (con Naser como tercera de la
historia); la presentación de Lyles en 200, Rojas acercándose al récord mundial
de triple (15,37); los 400 vallas con Muhammad y el noruego Warholm…
La
reina fue Sifan Hassan, aunque en entredicho, porque se entrenaba con Alberto
Salazar hasta el lunes 30, cuando la USADA decidió sancionar al director del
Nike Oregon Project con cuatro años de inhabilitación por dopaje. Un bombazo
que no impidió hacer el doblete a la holandesa en 10.000 y 1.500. Si un país tuvo
hegemonía fue Estados Unidos, que dominó con 29 medallas (14 oros, 11 platas y
cuatro bronces). "Mire la amplitud de nuestro deporte, 43 países en el
medallero", decía Coe.
El
público en Doha comenzó frío, pero se calentó hasta el éxtasis del viernes, con
las 42.180 personas que apoyaron al ídolo local, Barshim. En la Corniche, zona
marítima a orillas del Golfo Pérsico en la que se disputaron las pruebas de
fondo y la marcha a medianoche, se vivió otra historia. Las marcas estuvieron a
años luz de lo visto en el Khalifa, con 32 grados y hasta un 75% de humedad.
Ahora, más interrogantes siguen abiertas. ¿Hacia donde va el atletismo? ¿Han
nacido aquí verdaderos referentes? El año que viene en los Juegos de Tokio 2020
habrá respuestas.
Estrellas
del Mundial
Muhammad:
La neoyorquina ya había batido el récord mundial de 400 vallas en julio
(52.20). En una final brillante, corrió en 51.16, la única plusmarca individual
de los Mundiales.
Sifan
Hassan: Hizo un doblete inédito en Mundiales y Juegos Olímpicos. La holandesa
de origen etíope ganó primero en 10.000 y luego en 1.500 con 3:51.96, en
solitario.
Noah
Lyles: El estadounidense de 22 años no logró una marca estratosférica en 200
(19.83), pero se presentó como el nuevo rey de la velocidad mundial (fue oro
también en 4x100). Con el pelo teñido de gris por Dragon Ball Z y una imagen
simpática de danzarín.
Salwa
Naser: Nació en Nigeria y corre por Baráin. En la final de 400 marcó 48.14,
tercer registro de la historia tras Koch (47.60) y Kratochvilova (47.99), dos
sospechosas de dopaje.
Yulimar
Rojas: Ha amenazado dos veces el récord mundial de triple (15,50). Una hace un
mes en Andújar (15,41) y otra en Doha, donde se quedó a 13 centímetros de la
plusmarca.
Mutaz
Barshim: Su rendimiento en casa era una incógnita, porque había estado
lesionado y no mostró buena forma. "Me crezco ante la presión",
decía. Y eso hizo. Se fue a 2,37 en la altura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario