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Tras
un primer salto corto de 6,52 y un nulo en el segundo, Malaika Mihambo se la
jugaba en el tercero, con la presión de llegar más lejos para no quedarse fuera
de la mejora. La alemana voló hasta los 7,30, mejor marca de la temporada y
mejor registro desde 2016, y con eso, nada más y nada menos, le bastó para
llevarse el oro en los Mundiales de Doha. La alemana sube otro peldaño tras ser
cuarta en los Juegos de Río 2016 y campeona de Europa en Berlín 2018.
Con
ese brinco de más de siete metros mantuvo a una distancia prudencial a sus
rivales más cercanas, la ucraniana Maryna Bekh-Romanchuk (6,92), plata, y la
nigeriana Ese Brume (6,91), bronce. La velocista Tori Bowie no pudo mejorar sus
marcas y fue cuarta con 6,81, y la bielorrusa Natassia Mironchyk-Ivanova se
quedó corta, quinta con 6,76.
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