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Los
medios europeos, siempre sedientos de nuevos héroes blancos, esperaban con
expectación comprobar de qué era capaz Jakob Ingebrigtsen tras su sensacional
doblete (1.500-5.000) en el Europeo de Berlín del pasado año. Algunos pensaban
que era el elegido para poner fin a la 'tiranía' africana en las pruebas de
mediofondo pero a la hora de la verdad ha surgido la gigantesca figura de
Timothy Cheruiyot, plata hace dos años en Londres tras el hoy ausente por
lesión Elijah Manangoi.El keniano, que siempre corre a degüello, dejó en un
segundo plano la exhibición de ayer de Sifan Hassan en la misma prueba con un
triunfo que fue más una trituradora de rivales que una carrera.Cheruiyot, que
llegaba a Doha como el único hombre capaz de bajar de 3:30 este año, tomó la
cabeza de carrera desde la salida y fue incrementado la cadencia y amplitud de
su elegante zancada keniana hasta 'ganar' la prueba cuando aún faltaban casi
300 metros, porque el hueco que había abierto con sus rivales era de 30
metros.Al final, se impuso con una marca de 3:29.26 (en la segunda final más
rápida tras Sevilla 1999), con la mayor ventaja de la historia sobre el segundo
clasificado (dos segundos y 12 centésimas), el argelino Taoufik Makhloufi, que
con un crono de 3:31.38 ganó la 'otra' carrera de 1.500 aventajando por apenas
ocho centésimas a Marcin Lewandowski, que hizo récord de Polonia.La medalla de
chocolate fue para Jakob, con 3:31.70. El genial adolescente noruego, que
buscaba convertirse en el medallista más joven de la historia en el 'milqui' de
un Mundial (tiene 19 años y 17 días), se va de Doha además con un quinto puesto
en el 5.000. Sin duda una gran actuación, pero lejos de lo que soñaban ver
algunos.
Kenia,
en definitiva, sigue marcando el paso en el 1.500 con su quinta corona seguida.
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