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Yulimar
Rojas pide palmas al público, se coloca en el foso, corre… y comienza el
espectáculo. Tres saltos, más de 15 metros. Es la galaxia en la que vive,
separada del resto de las mortales. La venezolana, de 23 años, repitió en Doha
el oro mundial de triple con 15,37 en una final en la que la gallega Ana
Peleteiro fue sexta (14,47), segunda mejor española de los Mundiales tras
Ortega e igualada con Adri Ben (6º en 800). Yulimar y Ana han llegado a esto juntas,
de la mano de Iván Pedroso, el reservado cubano que las dirige con sabiduría y
sobriedad en las pistas Fuente de la Niña de Guadalajara. "Iván es el eje
de todo esto", coinciden la venezolana y la gallega.
El
de Rojas es el cuarto mejor salto de la historia tras el récord de Kravets
(15,50), los 15,41 de la propia Yuli y el 15,39 de la camerunesa Mbango. Que
Rojas bata el récord del mundo sólo es cuestión de tiempo, lo demostró en su
serie: 14,87, 15,37, nulo, 15,18, 14,77 y un nulo larguísimo. Todo exagerado en
relación a sus rivales, que se quedaron atónitas ante la exhibición. Ricketts,
la que le había batido en la Diamond League, fue plata en 14,92. La guerrera
Caterine Ibargüen se colgó el bronce (14,73), tirando de garra para compensar
los problemas físicos que le lastraron todo el año.
Cerca
de ellas, Peleteiro, con un buen sexto puesto que da crédito de su buena
capacidad competitiva tras un verano difícil, con pérdidas personales,
molestias físicas… Descubrió la resiliencia y se llevó un puesto de finalista,
pese a saltar con una bursitis. "No estoy satisfecha con el resultado,
pero pude hacer los seis saltos. Es el mejor concurso del año", decía. La
de Ribeira, con tres medallas internacionales (dos europeas y una mundial) a sus
23 años. Siempre cumple.
Peleteiro
era la única que sabía que Yulimar podría reventar el foso. “La veo cada día y
sé lo que es capaz de hacer”, decía Ana sobre Rojas, que lleva sólo cinco años
en el triple salto. Fue cuando desde Venezuela escribió por Facebook a Pedroso
para decirle que quería probar la disciplina. Pedroso la llevó a Guadalajara, a
entrenarse, “a pulir el diamante”. Y Yulimar pronto sacó su potencial con una
plata olímpica en Río 2016 tras Ibargüen, luego vino el oro de Londres 2017 y
ahora este en una versión mucho más mejorada. Con la técnica dominada y una
fuerza mucho mayor. El sabio Pedroso sabe lo que hace, tiene nueve títulos
Mundiales como atleta. “Yo quiero superar a Iván, es mi reto”, explica Yulimar,
que ya suma cuatro oros mundiales (dos indoor y dos al aire libre). "Esto
es muy importante para mí".
Rojas,
de 1,93 y un físico hecho para el triple salto, miraba de reojo al récord
mundial, pero la filosofía Pedroso es clara: “Primero gana el oro, luego ya
veremos”. Y eso es lo que hizo Yulimar, imponerse con un marcón, a 13
centímetros del tope de Kravets (15,50 en 1995). “Es algo que me quita el
sueño, pero lo dejaremos para 2020”, dice la venezolana que apunta más lejos
todavía: “Quiero ser la primera mujer que pase los 16 metros, mi objetivo es
que los 15 se queden en poco y en 2020 otra cosa: ¡olympic gold medal!".
Yulimar es de otra galaxia.
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