viernes, 31 de diciembre de 2010

¿Año dorado del deporte o del dopaje español?



ElImparcial deportes
Diego Garcia

El 2010 permanecerá en la memoria asociado a la consecución del primer Mundial de fútbol, la temporada más brillante de Rafa Nadal o el segundo anillo de Pau Gasol. Pero, lamentablemente, también será recordado por acoger dos operaciones antidopaje con ilustres implicados. El balance anual —adornado con innumerables éxitos individuales y colectivos- queda manchado de forma irremediable por las acusaciones de dopaje que han recaído sobre algunos pilares del deporte español: Alberto Contador y Marta Domínguez. La gravedad de la situación ha impuesto una sensación enrarecida que nubla el oro de las medallas conseguidas.
“España debe reconocer el problema que tiene con el dopaje. El cincuenta por ciento de nuestros casos de dopaje llegan procedentes de España y la voluntad de su Gobierno no parece ser la de erradicarlo”. Estas fueron las palabras que empleó el presidente de la Unión Ciclista Internacional, Patt McQuaid, para describir la situación del deporte español tras la publicación del presunto positivo por clenbuterol de Alberto Contador tras la conquista de su tercer Tour de Francia. Sin embargo, la dimensión de los deportistas relacionados no se ha limitado a los ciclistas, ya que el último puñal clavado al deporte patrio y a las federaciones que lo gestionan, da de lleno en el atletismo.
“Lo de Marta ha sido el mayor disgusto en veintitantos años de presidente y en muchos más años de atleta”. Así manifestaba su desazón el presidente de la Federación Española de Atletismo, José María Odriozola. El mandatario, que se declaró víctima de la trama y rehusó categóricamente la posibilidad de dimitir, expresó la sorpresa y la profunda decepción que la implicación de Marta Domínguez le había provocado. No en vano, la gravedad de la situación excede el mero éxito deportivo de la atleta, ya que también ejercía la función de vicepresidenta de la Federación. El dirigente retrató el sentimiento de los aficionados españoles al explicar que “es algo que no me podía ni imaginar” y concluyó con una descorazonadora declaración: “Parece que aquí había mucha gente que lo sabía todo durante años y nadie me ha dicho nada”.
El año 2010 ha conformado un paisaje deportivo sublime, plagado de éxitos que han situado a los deportistas españoles a la cabeza de una gran variedad de disciplinas. Sin embargo, el nubarrón del dopaje ha diluido la sensación de optimismo generalizado con un duro golpe de realidad. Mientras que el Comité Olímpico Español y la Real Federación Española de Fútbol construyeron un brillante proyecto de Mundial para la ciudad de Madrid, los casos de ciclistas y atletas nacionales acusados de realizar trampas se han multiplicado, definiendo el estado actual de nuestro deporte. A pesar de la espectacular materia prima y los logros cosechados, sistemáticamente recibe golpes en alguno de sus pilares y todo el sistema se desestabiliza.
Sin duda esta temporada deportiva quedará marcada por el nefasto protagonismo de dos de los deportistas más ilustres de la última década: Alberto Contador y Marta Domínguez. Ambos compiten en actividades que no gozan del seguimiento masivo del fútbol o el automovilismo, pero sí han generado una simpatía unánime provocada por la naturalidad con la que compiten y triunfan en sus disciplinas. El año se cerraba con el tercer Tour de Francia para el ciclista madrileño —que recortaba terreno a la aristocracia del deporte de la bicicleta- y una medalla de plata en el Campeonato de Europa de Barcelona —en los 3.000 obstáculos- para la palentina. Pero la publicación de las acusaciones de dopaje ensombreció la luz que reflejaron sus logros en la carretera y la pista de atletismo.
La implicación de estas estrellas de nuestro deporte en casos de dopaje ha provocado un terremoto en la confianza de los organismos deportivos internacionales en los atletas nacionales. No en vano, si bien las acusaciones a Marta y Alberto representan el ojo del huracán, en 2010 se ha producido la caída deportiva de decenas de deportistas españoles que ya han recibido una sanción, se han autoinculpado o están siendo investigados en la actualidad, por temas relacionados con el dopaje.
El terrible panorama arrancó a comienzos de año con la confirmación del dopaje de uno de nuestros fijos en el podio de competiciones internacionales, el marchador Paquillo Fernández. El atleta granadino comunicó que había estado en posesión de sustancias prohibidas, aunque negó haberlas consumido. El corredor, tres veces subcampeón mundial de 20 kilómetros marcha, una vez subcampeón olímpico y dos veces campeón de Europa, se vio envuelto en la Operación Grial y en el curso de las investigaciones fueron hallados en su domicilio viales de EPO, la sustancia dopante por excelencia. La repercusión del caso se matizó debido a la actitud arrepentida de Paquillo, que vio reducida su sanción deportiva y podrá competir en 2012.
Sin embargo, fue el deporte con más trabas al dopaje el que asestó más golpes a la imagen nacional. A lo largo de la temporada sufrieron una sanción relacionada con el dopaje algunos de los ciclistas más importantes del panorama nacional actual y veterano. A la ya consabida bomba que recibió la base del ciclismo personificada en Alberto Contador, se sumó la confirmación de la caída de Alejandro Valverde. Si ya en abril en Comité Olímpico Italiano sancionó al corredor con dos años de inhabilitación, fue el TAS (Tribunal de Justicia Deportiva) el que confirmó el dopaje y la consecuente sanción al ganador de la Vuelta a España de 2009.
Tras Valverde fueron sancionados Oscar Sevilla —antigua promesa del Kelme Costa Blanca que compite en Colombia-, Igor Astarloa —campeón del mundo de ciclismo en ruta en 2003-, Ricardo Serrano —escalador escudero de Joseba Beloki-, Toni Tauler —plata en los JJOO de Pekín en la categoría de madison- y Marga Fullana —cinco veces campona del mundo de bicicleta de montaña-. Además se han confirmado los positivos de Ezequiel Mosquera —segundo en la Vuelta 2010-, Manuel Vázquez y Jesús Rosendo —ambos del Andalucía-Cajasur-, David García —compañero de Mosquera en el Xacobeo Galicia- y Mikel Astarloza —corredor del Euskaltel Euskadi-.
La tenebrosa sombra del dopaje también se ha extendido por el atletismo, al margen de Marta Domínguez y Paquillo Fernández. En las primeras investigaciones y registros de la trama investigada por la Operación Galgo se detuvieron a dos de los médicos y preparadores más veteranos y notorios, Manuel Pascua y Eufemiano Fuentes. El primero, ha expuesto a la Guardia Civil su presunto “calendario de dopaje”, en el que estaría implicados Reyes Estévez —bronce en 1500-, Nuria Fernández —oro en el Europeo de Barcelona en los 1500-, Bezabeh Alemayehu —la revelación africana de nuestro atletismo-, Digna Luz, Eugenio Barrios y Miguel Quesada. El segundo, el doctor Fuentes, estuvo acusado de suministrar sustancias dopantes como uno de los ideólogos de la trama descubierta en la Operación Puerto, que sacudió al ciclismo español.
Fuera de esta grotesca trama se encuentra el caso de José Luis Blanco. El medallista de bronce en los 3.000 obstáculos en los Europeos de Barcelona explicó que estaba siendo investigado por Federación Española de Atletismo en relación a un presunto positivo por EPO en una competición nacional.
En un año histórico para disciplinas como el fútbol, el baloncesto, el tenis o el automovilismo, la suciedad del dopaje cubre demasiada porción panorama deportivo español. La relación de esta lacra con nuestros representantes es minoritaria pero, desgraciadamente, sistemática. La autocrítica es necesaria para reconducir un problema que no permite gozar con los éxitos en plenitud, construye generalizaciones equivocadas sobre los deportistas nacionales y aleja a España cada vez más de la organización de eventos deportivos internacionales. Las luces en nuestro deporte, desgraciadamente, van casi siempre acompañadas de sombras.

No hay comentarios: